Ayer, apenas pasadas las 13, comenzó una reunión que tuvo por protagonistas, de un lado, al presidente Javier Milei, a su hermana Karina, a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y al presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem; y, por el otro, a trece de los veinte diputados del bloque radical que preside Rodrigo De Loredo.
Las ausencias, aclararon desde la UCR, no tuvieron la intención de marcar distancia con el Ejecutivo, sino que respondieron a estrictas cuestiones de agenda. Como prueba de esto, se reparó en que el mendocino Julio Cobos, que en su momento barajó la posibilidad de partir camino hacia el bloque que preside el bonaerense Juliano Pablo, y que integran los “doce apóstoles” de Martín Lousteau y Facundo Manes, “Democracia para Siempre”.
La presencia de Bullrich, en tanto, si tendría una explicación. La reunión con el bloque radical fue preludiada por otra a la que sólo asistieron los “radicales con peluca”, el grupo de correligionarios que apoyó a Milei en el veto a la Movilidad Jubilatoria y la ley de Financiamiento Universitario. Bullrich reclama la autoría intelectual del acercamiento de la UCR, y aunque la reunión con el bloque de De Loredo fue organizada por Martín Menem en la noche del miércoles, invitar a la ministra de Seguridad era conveniente para evitar un conflicto de egos.
Como ocurre casi siempre que el presidente toma parte de reuniones de contenido político, la charla empezó con un pormenorizado análisis de Milei de la situación económica y la perspectiva de crecimiento económico (del 4,5 por ciento del PBI) para el país durante 2025. No se habló de alianzas electorales, de sesiones extraordinarias, ni de derogación de las PASO. Pero si hubo espacio para que cada uno de los concurrentes tomara la palabra.
Milei agradeció a la UCR el respaldo ofrecido durante el año en el Congreso y, a su turno, De Loredo agradeció la invitación, a la vez que destacó que el bloque que preside es “noble”, cumple su palabra, y quiere lo mejor para la Argentina, sin mezquindades.
Durante el convite, que pactado por una hora terminó durando dos horas y cuarenta y cinco minutos, Milei se refirió de De Loredo como “Rodrigo”, y éste al presidente como “Javier”. Fue una reunión amistosa y distendida, y hubo foto final, ofrecida por Karina y aceptada por los radicales.
A pesar de que no se abordó la cuestión electoral, después de un año en que el presidente no perdió oportunidad de cargar contra la UCR, el achique fue bien recibido por los radicales, que bien pueden entender que el juego electoral conjunto sigue siendo una alternativa viva en la pizarra de los libertarios. En rigor, más allá de las tensiones que se ven desde la superficie, un acuerdo hacia el año próximo nunca dejó de estar presente en las conversaciones.
Para De Loredo, una foto con Milei es una gran manera de cerrar el año, atendiendo a la buena sintonía con el presidente de la que presume Luis Juez, su adversario “interno” hacia la Gobernación.
Pero quizá más importante aún es para el oficialismo. En medio de las ásperas tensiones que mantiene con Mauricio Macri, a quien retacea adelantar un acuerdo electoral, Milei invita a la UCR de De Loredo a la Casa Rosada mostrándole al PRO que hay canales de diálogo para ampliar el respaldo radical en Diputados, y que también hay sintonía con el dirigente cordobés más importante en el esquema que imagina el expresidente para el caso de que el acuerdo con LLA no llegue y deba parar candidatos propios en las provincias, entre ellas, en Córdoba, el “kilómetro cero del cambio”.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.