La ciudad de Córdoba se encuentra conmocionada ante la desaparición del “Pistolero”, un adolescente de 15 años con un historial delictivo que ha desafiado al sistema judicial y de protección de menores. Tras una serie de robos violentos, la Justicia había optado por monitorear sus movimientos con una tobillera electrónica.
Sin embargo, el pasado jueves, M.S.M se esfumó, dejando tras de sí un dispositivo roto y un sinfín de interrogantes para las autoridades.
OTRA VEZ, ESCAPÓ EL “PISTOLERO”: SE QUITÓ LA TOBILLERA
El menor acumula 19 detenciones en lo que va del año 2024. Sus delitos, a menudo perpetrados con armas de fuego, lo convirtieron en un foco de preocupación para la comunidad. Los vecinos de barrio Marqués Anexo, su lugar de origen, aseguran haberlo visto merodeando la zona, a pesar de la orden judicial que le impedía acercarse.
La jueza a cargo del caso lo declaró inimputable, lo que complica aún más la situación. La Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf) luchó por encontrar un equilibrio entre la protección del menor y la seguridad de la sociedad. Inicialmente, M.S.M. fue alojado en residencias, pero escapó en varias ocasiones. La tobillera electrónica se presentaba como una alternativa para controlarlo, pero también falló.
Ante la nueva fuga, Julia Reartes, secretaria de la Senaf, solicitó a la Justicia Penal Juvenil que se autorice una “medida excepcionalísima”: internar a M.S.M. en un sector del Complejo Esperanza donde no tenga posibilidad de “externación voluntaria”. Sin embargo, la Justicia aún no se ha expedido al respecto, ya que primero es necesario localizar al joven.
CÓMO ES EL PERFIL PSIQUIÁTRICO DEL “PISTOLERO”
El informe psiquiátrico describe a un joven con un comportamiento compulsivo hacia el robo, impulsado por la adrenalina que le genera. Señala que M.S.M “no mide las consecuencias de sus actos, se rige bajo sus propias reglas, no acata la autoridad y la desafía”. Además, presenta consumos problemáticos de drogas, escasa tolerancia a la frustración, historial de autolesiones y “no problematiza el consumo de drogas, el cual es diario y constante”.
La Senaf argumenta que internar a M.S.M en el Complejo Esperanza le brindaría un marco de contención y orden necesario para abordar su problemática. “En los escasos días que estuvo institucionalizado en el Complejo Esperanza pareciera que fueron los únicos en que pudo desarrollarse alguna acción más efectiva”, señalan en su solicitud a la Justicia.
Fuente: Via Paiz