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Libertarios y radicales celebran los efectos de la sesión Kueider

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Luis Juez supo administrar con gran destreza, a lo largo de todo el año, el delicado equilibrio que atraviesa la relación Javier Milei-Mauricio Macri. Mostró cercanía con el presidente, sin extremar las tensiones con el ex. Y supo tomar distancia del Gobierno Nacional en casos puntuales, sin desatar la furia de la guardia de hierro del “león”, que no suele conformarse con menos que una obsecuencia inquebrantable.

Sin embargo, la fortuna quiso que Edgardo Kueider y su equipaje pusieran a prueba la cintura del senador una vez más, y esta vez la encrucijada fue insuperable. Juez se acogió a la estrategia libertaria y terminó reclamando la expulsión del senador, contrariando la voluntad del calabrés y la letra del proyecto que él mismo había firmado horas atrás, como presidente de la bancada PRO. 

Esto habría acabado con la paciencia de Macri, que ya ve a Juez del otro lado de la línea se separa a libertarios de amarillos.

Para el radicalismo, el quiebre de la relación Juez-Macri es una buena noticia. De Loredo, mucho más que Juez, estuvo expuesto a un verdadero vendaval al frente del bloque radical en Diputados. Desde el tratamiento de la Ley Bases hasta la votación por el Presupuesto Universitario, pasando por el veto a la reforma jubilatoria, tuvo que timonear un trasatlántico en medio de la marejada, y cuando por fin llegó la ruptura del bloque, el deloredismo lo vivió casi con alivio.

El apartamiento de los doce diputados referenciados en Facundo Manes y Martín Lousteau marcó la ruptura del presidente del bloque radical con sus antiguos promotores nacionales, Lousteau-Yacobitti, y allanó el camino para profundizar el entendimiento con Macri. 

Después de un largo peregrinar en el desierto, De Loredo termina el año lanzando una candidatura a la Gobernación con un paso previo obligado por el 2025, y con la convicción de que el titular del PRO le ofrendará el respaldo de una marca que está lejos de atravesar su mejor momento, pero que ha completado grandes performances en Córdoba y a la que seguramente no le faltará financiación.

Ahora bien, nada de esto debería preocupar a Juez si tuviera algo parecido a una certeza en relación al respaldo del presidente para su cuarto ensayo a la Gobernación en 2027. El problema es que, más allá de una indudable química personal, no hay nada concreto.

Hábil, el senador no deja pasar oportunidad para destacar la buena sintonía que hay entre ambos. Pero libertarios y radicales concuerdan en algo: ambos entienden que esa buena relación está sobregirada por Juez. Los primeros, hasta recuerdan el caso de dirigentes que, aún sosteniendo una relación de amistad con el presidente, quedaron excluidos de su juego político. Por ejemplo, Agustín Spaccesi, fundador del Partido Libertario de Córdoba y organizador de la primera visita de Milei a la provincia.

La construcción política del presidente descansa sobre dos columnas: Santiago Caputo y Karina Milei. 

Karina tiene una buena relación con Juez. Pero está encargada de constituir y robustecer a La Libertad Avanza como partido político en todo el país, y a cada ocasión repite la importancia de ir al 2025 con candidatos puros.

Trascartón, la pelea Milei-Macri hace todavía más apremiante la necesidad de construir una estructura propia. Y comprometer voluntades y reclamar aportes para volcar a las Legislativas condiciona hacia adelante. Mientras más densidad adquiera La Libertad Avanza como armado autónomo, más difícil será echar por tierra las expectativas de los propios cuando llegue el momento de competir por el premio mayor, en 2027.

En cuanto a Caputo, el asesor estrella de Milei es todavía mucho más purista que Karina. Se recuesta, en Córdoba, sobre la figura de Agustín Laje, núcleo duro del pensamiento libertario. Y a través de la Fundación Faro, promueve que La Libertad Avanza se refuerce con cuadros técnicos propios, provenientes del sector privado y sin historial en la arena política.

Por último, en la larga carrera de fondo que conduce hacia el 2027, los deloredistas juran que, lejos de correr ocho kilómetros por detrás, De Loredo tiene mejores números que Juez, y en especial cuando se trata de potencial de crecimiento, donde el techo del radical ofrecería más margen.

CON INFORMACION DE DIAIRO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.

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