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El dólar barato y el precio de la soja en baja tensan otra vez el reclamo por las retenciones

ECONOMÍA Virginia PORCELLA
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Aunque el clima es más que propicio para los planes del equipo económico que conduce el ministro Luis Caputo, una nube volvió a instalarse en el brillante panorama que se le presenta por delante gracias a los efectos del blanqueo y la victoria electoral en Estados Unidos de Donald Trump. Ese resultado potenció la suba de los activos argentinos y contribuyó a la reducción de la brecha cambiaria y del riesgo país. Pero no todas son rosas. También acentuó la tendencia bajista de las commodities, una variable esencial para la economía argentina cuyo principal ingreso de divisas proviene de la exportación de soja. El precio del grano oscila hoy en los USD 370 la tonelada, bien lejos de los máximos que supo alcanzar en los últimos años.

Esa cotización, combinada con la política de un dólar real atrasado, con perspectiva de profundizar esa tendencia, inquieta al sector agropecuario y vuelve a tensionar el debate en torno a las retenciones.

 
Fue lo que quedó en evidencia tras el intercambio en redes sociales entre usuarios que aseguraron ser productores agropecuarios que se quejaron ante Caputo por el “robo vía retenciones” por parte del Estado y el ministro que respondió que las retenciones no son el único impuesto que hay que eliminar y que 10 meses de gestión resultan insuficientes para avanzar en ese frente más agresivamente. Más allá del ida y vuelta que tuvo un tono áspero, el diálogo volvió a poner en el centro de la agenda el malestar del campo por la alta presión impositiva.

En un contexto diferente, de dólar o precios elevados, el rechazo a las retenciones suele quedar mitigado dada la rentabilidad que de todos modos ofrece el negocio. Con esas variables en la dirección opuesta, la preocupación crece.

“Para que el impuesto a exportaciones sea sostenible deben darse al menos una de estas dos cosas: tipo de cambio alto o (en menor medida) precios de commodities muy altos. No están pasando ninguna de las dos cosas”, afirmó el economista Fausto Spotorno, director de la consultora OJF de Orlando Ferreres. “Esto es un problema -agregó. El Gobierno debe mantener el equilibrio fiscal pero la recaudación por retenciones puede ser 1,5% del PIB”, exactamente el costo fiscal que tendría la eliminación, a partir del próximo año, de la eliminación del impuesto PAIS.

Para peor, la principal variable que determina que las retenciones sean “pagables” según la definición de Spotorno, es decir, el dólar alto, va encaminada a sostener su tendencia a la baja en términos reales. De hecho, tras el dato de inflación de 2,7% en octubre, el presidente Javier Milei confirmó que el Banco Central podría desacelerar el ritmo de devaluación a la mitad si se sostiene en noviembre y diciembre el bajo índice de precios.

“Si le restamos la inflación inducida (devaluación prefijada + la inflación internacional), la inflación monetaria viene viajando al 0,2% mensual, esto es, 2,4% anual. De confirmarse dos meses más esta inflación se bajará la devaluación mensual al 1%”, dijo el mandatario en su cuenta de X. Desde la entidad monetaria, en tanto, el vicepresidente de la entidad, Vladimir Werning difundió horas antes una presentación en la que explicaba que el crawling peg de 2% (suba mensual del dólar) funcionó como ancla inflacionaria en los inicios de la gestión pero que, por el contrario, ahora la alimentaba.

“Ese crawl fue un ancla. Hoy, a medida que las expectativas inflacionarias convergen hacia él, actúa más como un factor de inercia”, afirmó Werning. Es decir que, en vez de contener la suba de precios, ese nivel de suba del dólar contribuye en sentido contrario.

Fuente: Infobae

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