River Plate golpeó primero en la serie tras su triunfo por 1 a 0 ante Talleres

Talleres es puro lamento. Pero ya no hay lugar para demasiadas explicaciones. Su identidad no ha podido ser recuperada aún, después del parate de la Copa América. Se vio en la Liga Profesional donde pasó del primer lugar al séptimo y se vio anoche ante un River que también anda en un camino similar y que lo tuvo de frente en el partido que abrió la serie de octavos de final.

El documento de Talleres volvió a ser el mismo. Hizo lo bueno y lo malo, pero el partido se lo llevó el equipo de Marcelo Gallardo al que le permitió dos licencias: una fue jugar la parte decisiva del complemento con uno menos por la expulsión de Lucas Suárez; la otra fue haber concedido esa pelota parada para que un especialista como Fernández la colocara en la cabeza de Paulo Díaz.

En los minutos que quedaron, como pasó antes, Talleres no tuvo profundidad ni la lucidez suficiente para dañar. Con ese 1-0, se abrió la serie de octavos de final ante un River al que deberá ganarle el miércoles a las 21.30 para pensar en pasar a cuartos de final. En la Liga, tendrá la chance de potenciarse el sábado a las 20, cuando reciba a Independiente Rivadavia.

Talleres no pudo hacer un partido más grande al inicio. Ambos rivales se quedaron en una planificación que quedó a medias ya que los mejores esfuerzos alcanzaron para el registro de una sola llegada en esa etapa inicial. Un remate de Marcos Portillo en la puerta del área que fue desviado por Franco Armani y una atajada de Guido Herrera ante un tiro de Franco Mastantuono en el único mano a mano que perdió Juan Carlos Portillo, quién volvió al lateral izquierdo, algo que no hacía desde la era Javier Gandolfi y que Walter Ribonetto había descartado. Al final, el empuje del “Sicario” tratando de romper a River como lateral, volante central y hasta en la zaga fue lo más destacado de un equipo que necesitaba respuestas de otro tipo y metros más arriba.

Fuente: la voz