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Eduardo Accastello vende entradas en Villa María y se reposiciona en el festival del intendentismo

POLÍTICA 27/01/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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El intendente de Villa María, Eduardo Accastello, recorre Córdoba, publicita y vende entradas para su gran vidriera: el Festival Internacional de Peñas, que se celebrará entre el viernes 9 y el martes 13 de febrero. Así, mientras se enfoca en su trabajo al frente de la tercera ciudad más importante de la provincia, teje vínculos y fortalece las relaciones que lo ubican como uno de los hombres clave entre los intendentes alineados con el gobernador Martín Llaryora.

Como buen animal político, acostumbrado a lidiar con crisis de todo tipo, Accastello reconstruye su referencia provincial desde el territorio que lo vio desarrollar los aspectos más virtuosos de su carrera política. El último ministro de Industria de Juan Schiaretti nació en Embalse, pero inició su militancia en Villa María, ciudad que gobernó por primera vez en 1999. El 10 de diciembre inició su cuarto mandato no consecutivo.

Ese aspecto lo convierte en uno de los referentes más importantes del intendentismo mediterráneo, que luego de la limitación a las re-reelecciones impulsadas por la última gestión provincial se quedó prácticamente sin caciques al mando de los municipios.


Entre las ciudades más importantes, nadie con la trayectoria y la experiencia de Accastello se sienta en el sillón de mando. Él lo sabe y, sin hacer demasiado ruido, se proyecta desde allí.

La realización de la edición número 56 del Festival de Peñas fue confirmada en medio de una crisis económica local. El intendente se vio obligado a reconocer la situación para poder justificar una serie de medidas iniciales como, por ejemplo, subas de las tasas municipales, la poda del gabinete y la declaración de la emergencia económica.
Este último punto tuvo el acompañamiento de todo el peronismo, incluso de quienes se encolumnan en el sector interno que responde a Martín Gill, su antecesor al frente del municipio.

Esa necesidad de “acomodar las cuentas” llegó a poner en duda uno de los eventos culturales más importantes del verano cordobés, que Accastello terminó confirmando a partir de aportes privados y el respaldo de la Agencia Córdoba Turismo, que comanda otro villamariense, Darío Capitani.

Se garantizó, entonces, la autosustentabilidad del evento que, año a año, empuja uno de los movimientos económicos más importantes para el comercio local.

A partir de allí, Accastello se hizo cargo de una gira que lo llevó por Córdoba, Alta Gracia, Bell Ville, General Deheza y que este jueves llegó a Río Cuarto.

El objetivo primario es promocionar el festival y firmar convenios de colaboración intermunicipal para el fomento de políticas culturales. Aunque por lo bajo, la política en sentido proyectivo aparece irremediablemente.

“Por su experiencia, Eduardo es muy respetado por sus pares. Es un señor intendente, cuyas acciones despiertan una gran expectativa”, señalan en su entorno, mientras descartan que el villamariense busque conversar sobre cuestiones que exceden a las agendas de ocasión. “Hoy está enfocado en la gestión, para él es lo más importante”, advierten.

La casa en orden
En ese desafío territorial y electoral, Accastello logó contener a todos los sectores que integran el peronismo local que confluyeron detrás de su candidatura el año pasado. Además del ministro de Cooperativas y exintendente, allí también se cuentan el espacio que representa Marcos Bovo, a cargo de la Secretaría de Gobierno, Cultura y Relaciones Institucionales; y la exintendenta Nora Bedano.

“Hay que esforzarse demasiado para buscar diferencias en el gobierno”, señalan quienes conocen en día a día del peronismo villamariense, al que Javier Milei le terminó de acomodar el mapa.

“Si hubiese ganado Sergio Massa, es posible que algunos posicionamientos nacionales hubiesen complejizado las relaciones internas, pero eso no pasó”, aseguran.

Pero en la convivencia también influye el alineamiento de Accastello detrás de la figura de Llaryora, que también le permite embanderarse en el Partido Cordobés y abrir el juego a una sana convivencia con sus otrora contrincantes políticos. Aseguran las mismas fuentes que él se siente tan cómodo con el gobernador como se sentía con Schiaretti.

El sanfrancisqueño, que lo conoce desde sus primeros pasos por la intendencia de su ciudad natal, también lo respeta y reconoce su importancia en el esquema de poder territorial provincial.

En esa relación de mutuo respeto y confianza a dos bandas, Accastello descansa en los posicionamientos provinciales respecto al gobierno nacional. Tanto la intención de dotar de gobernabilidad al mandatario libertario, como los reclamos a favor de los desarrollos productivos y el cuidado de los intereses provinciales, son compartidos por el intendente.

Sin embargo, aún no hizo lugar en su agenda de gestión para advertir sobre los posibles coletazos de la crisis nacional en el departamento General San Martín.

Detrás de todo el cúmulo de razones que motorizan esa actitud, está el real desafío del hombre que se reposiciona provincialmente a partir de una gestión que quiere llevar a Villa María hacia "una nueva etapa".

Obras y más política
En la manga tiene preparado un plan de obras -que será anunciado en los próximos meses- y la finalización de una serie de proyectos que empuja con la ayuda provincial, esa que también le sirvió para plagar el verano de actividades y acciones de gobierno para revitalizar la actividad en el espacio público.

Cuando la temporada de los grandes festivales cordobeses esté llegando a su fin, coronará su primera etapa con las ya tradicionales visitas que engalanarán la segunda semana de febrero en la ciudad cabecera del departamento General San Martín.

Sabe que lo que viene tendrá características diferentes a aquellos años en la que el flujo de dinero que llegaban desde la Nación le permitieron proyectarse como un hacedor de grandes obras, pero confía en su capacidad de gestión y su experiencia acumulada para poder construir los puentes necesarios.

La coyuntura no debería interferir en sus planes futuros para demostrar que, incluso cuando no hay plata, siempre queda la política.

Con informacion de Letra P.

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