
Viajaba en colectivo y se cruzó con el sospechoso del femicidio de su hermana: “Quise preguntarle qué hizo”
POLICIALES


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Agostina Jalabert tenía 31 años cuando la encontraron muerta en el departamento donde vivía con su novio, Juan Manuel Reverter, en México. En un principio, las autoridades consideraron que había sido un suicidio, pero la familia presionó -en base al resultado de la autopsia y los episodios violentos de la pareja- y logró que el caso se investigue como un femicidio.
A siete meses del trágico hecho, Camila, una de las hermanas de la víctima, se cruzó con el principal sospechoso del crimen cuando viajaba en micro. “Fue un momento muy angustiante, no podía ni respirar”.
Se trató de la primera vez que alguien de la familia lo ve desde la muerte de Agostina, ya que el joven se mantuvo con bajo perfil y decidió refugiarse en otros países. El fugaz encuentro en la terminal removió el dolor de no saber qué pasó esa noche del 17 de febrero: “Justo fui la primera en verlo después de lo que pasó, me quedé con bronca de no decirle nada”.
Camila vive en Carmen de Patagones y se había pedido unos días de vacaciones para viajar a La Plata a visitar a Candela, su hermana menor, que se mudó allí para estudiar.
El jueves 14 de septiembre al mediodía, mientras estaba en una reunión laboral, comenzó a recibir varios mensajes en el grupo de WhatsApp que tiene con sus primos: “Mandaban cosas contando que habían visto a Juan Manuel en el Consulado de España y yo no podía leer nada, quería saber qué pasaba”.
“Nosotras publicamos en las redes esas imágenes y por la tarde nos escribió un chico que trabaja en la empresa de viajes en Bahía Blanca. Nos contó que Reverter estaba ahí, enojado porque había perdido su micro para ir a Mar del Plata y que el siguiente que podía tomarse era el de 22.30″, precisó.
En ese momento, Camila pensó que podía llegar a cruzárselo: “Mis amigas me dijeron que no me hiciera la cabeza, que no diera vueltas, pero intuía que iba a pasar porque a veces el micro que me tomo tiene parada en Bahía Blanca . Dije ‘tengo tanta mala suerte que me lo voy a cruzar’”. Y pasó.
El colectivo arrancó el viaje y la joven siempre aprovecha para dormir, ya que son varias horas hasta llegar a La Plata. Sin embargo, tenía una sensación rara en el cuerpo que la mantuvo alerta hasta llegar al destino bahiense: “Me puse a mirar. Al principio no veía a nadie con la descripción que me había dado el chico -que tenía una campera roja y una tabla de surf en manos-, pero cuando estábamos por pasar con el colectivo por el anden lo vi hablar con un policía y me paralicé”.
“Se me caían las lágrimas. Me paraba y me sentaba, no sabía qué hacer. Fue horrible, no podía respirar. Fue un momento angustiante porque él estaba como si nada, me sorprendió verlo tan tranquilo”, expresó. Aunque cabía la posibilidad de que el encuentro pudiera darse, no estaba preparada para eso y ver su actitud tan pasiva la desconcertó.
“Fue muy fuerte, justo unos días antes de que se cumplieran los siete meses. Me quedé con ganas de preguntarle qué hizo o por qué no da la cara. Cuando le conté a mi hermana, estaba indignada. Ella hubiera reaccionado distinto porque tiene otro carácter. Pero lo pienso y me tiembla todo”, sostuvo.
El papá de la víctima explicó que su hija vivir esa situación “fue terrible”. “Él había estado bastante guardado, pero cuando lo vio andaba con un desparpajo”, agregó Edgardo.
Con informacion de Todo noticias.





