




La historia de la candidatura presidencial de Juan Schiaretti nació en Córdoba y, salvo un milagro electoral de difícil concreción, terminará en esa tierra suya que lo convirtió en gobernador en tres oportunidades no consecutivas. Casi sin aspirantes en carrera fuera de su provincia, el líder cordobesista apuesta todo a recuperar la fracción del electorado que le arrebató Javier Milei y ganar los comicios en el distrito mediterráneo para empujar a su lista para la Cámara de Diputados y llegar al 23 de octubre con la chance concreta de negociar, poniendo sus propias condiciones de cara a una eventual segunda vuelta, en pos de la construcción de su tanta veces proclamado gobierno de unidad nacional.
Su nombre casi no aparece en las discusiones de primera línea. Sin embargo, Schiaretti siempre está. Y estará. Porque al gobernador de Córdoba ni siquiera se le cruza por la cabeza dar un paso al costado para sumarse a alguno de los tres proyectos más votados en las primarias. No quiere saber nada con Sergio Massa y con Patricia Bullrich. Apenas si imagina un diálogo después de las elecciones generales. Siempre desde su postura antigireta que expresó en reiteradas oportunidades y que plasmó en las bases para el acuerdo nacional que, como dicen en su entorno, “ya todos conocen”.
Hacemos por Nuestro País sólo tendrá candidatos a la Cámara de Diputados en Córdoba y Santa Fe. Con la lista del Partido Socialista que comanda Mónica Fein y que lleva como primer candidato a Esteban Paulon, demasiado lejos en la pole position santafesina, toda la expectativa se concentra en la tierra santa del peronismo antikirchnerista. Desde allí quiere engrosar su languideciente bancada en la Cámara baja y dotarla de una potencia con la que espera convertirse en un actor de peso en el Congreso que viene.
En pos de ese crecimiento, el schiarettismo saldrá a competir contra el diputado libertario que resultó el candidato más votado el pasado domingo. Concentrado en el territorio donde ya consolidó al kirchnerismo como un invitado de piedra a la discusión electoral y en el que desplazó a Juntos por el Cambio a un tercer lugar, el líder cordobesista enfrentará el discurso de ultraderecha que propone su contrincante con su receta preferida: el modelo de gestión.
Esa estrategia quedó expuesta esta semana, con el gobernador recorriendo obras y defendiendo el papel que cumple el Estado en la vida cotidiana de los argentinos y las argentinas ante la avalancha de los discursos privatizadores que la inercia de la victoria libertaria empujó al centro de la agenda nacional.
Sólo esta semana, inauguró obras de mejoras urbanísticas en la ciudad de Córdoba y en el interior provincial, habilitó el acueducto Punilla Sur financiado con fondos de la provincia y el Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe, y supervisó las obras de la Autovía 38, sobre el Lago San Roque. Además, dejó en funciones un nuevo tramo pavimentado de la Ruta Provincial 23 y cortó cintas en una escuela ProA en la localidad de Deán Funes.
Mientras Milei se paseaba triunfal por radios, canales de televisión y programas emitidos desde las plataformas digitales defendiendo su modelo antiestado, Schiaretti se apoyaba en la obra pública y en su perfil de gestor para asegurar que la "Argentina tiene que cuidar y recuperar lo que perdió en educación". "La educación es un derecho humano y es una obligación del Estado proveer de educación a su sociedad. La educación fue la que permitió la movilidad social ascendente", sostuvo el gobernador, mientras el plan libertario discutía la aplicación del sistema de vouchers y proponía la eliminación del Conicet.
Si bien ese plan de Schiaretti ya mostró las limitaciones que expone la dificultad de mostrar el modelo de gestión por fuera de su provincia, la estrategia continuará incluyendo las recorridas por los medios nacionales que le permitan posicionarse en la discusión de cara al 22 de octubre y sostener los votos obtenidos en las primarias.
Con ese mismo objetivo habrá nuevos acercamientos con colegas de otras de otras provincias con los que intentará continuar la siembra para cosechar después del 10 de diciembre, donde en el peor de los casos se imagina impulsando estrategias desde el bloque que en la Cámara baja conduce Carlos Gutiérrez y que tiene a Alejandra Vigo como representante en el Senado.
A la vez, el peronismo provincial ya activó un operativo territorial para recuperar aquellos distritos en los que históricamente se apoyaron las victorias de Schiaretti y José Manuel de la Sota y que este año empujaron los triunfos de Martín Llaryora y Daniel Passerini. Como sea, y con la transición provincial y municipal de fondo, el triunfo de Schiaretti aparece como el objetivo más urgente de un cordobesismo que se juega su sobrevida en medio del cimbronazo que conmueve a la política nacional.
Con informacion de Letra P.



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