




Por Ramón Gómez
Muchas veces el fútbol argentino resulta difícil de adaptarse para aquellos que vienen del exterior. Las presiones que se exigen en la inmediatez de la llegada suelen perjudicar los pasos lógicos que requieren los futbolistas. Igualmente, en Córdoba hay uno que representa la excepción a la regla, Michael Santos.
"Uruguayo, Uruguayo", corearon los hinchas de Talleres en el estadio Mario Alberto Kempes en la segunda fecha de la Liga Profesional 2023 contra Boca y el pasado fin de semana se rompieron las manos en aplausos al despedir al goleador del partido contra Rosario Central. En ambas ocasiones, los elogios fueron para el delantero uruguayo que llegó a la T proveniente del Leganés y casi en forma instantánea mostró su estilo, el cual a sus 30 años le permitió transformarse en uno de los goleadores del campeonato (tiene 8, uno menos que Mateo Retegui).
Oriundo de Rosadilla, Uruguay. Un paso por el fútbol español y otro breve por Dinamarca le dieron la jerarquía necesaria a Santos para ser pieza clave en el equipo de Javier Gandolfi y ganarse el cariño de los cordobeses. Lleva 29 goles en 93 partidos vistiendo la camiseta cordobesa desde su llegada, en 2021: esa es la mejor carta de presentación del uruguayo, a quien no le gusta que pronuncien mal su nombre. "Soy Michael, no Michel", recuerda constantemente el goleador que se encuentra en su mejor momento desde su arribo a Argentina.
Una última actuación esplendida contra Central lo puso en el foco de las miradas de todos los análisis de la fecha: un hat-trick, con el plus de que cada gol resultó ser uno más bonito que el otro. El primero de volea, el segundo de fuera del área tras dejar en el camino a dos rivales y por último una definición exquisita en un mano a mano para lograr llevarse la pelota en lo que fue su primer triplete con la camiseta de Talleres.
Se fue feliz de la cancha, con la pelota bajo el brazo. A cada cronista que se cruzaba le comentaba y analizaba cómo habían sido cada uno de sus goles. Su felicidad era total, en especial por aquel tanto de zurda que clavó al lado del palo. Lógicamente, con su actuación estelar Clarín le puso un 10 como puntuación.
"Siempre confío en mí y trato de hacer lo mejor posible. También se lo quiero dedicar a los hinchas resultadistas esos, que andan hablando que se me terminó el ciclo acá en Talleres. Fue demostrarles una vez más que todavía sigo acá presente. El jugador que esté dentro del equipo lo vamos a defender a muerte", declaró "Pelo", posterior a ser nombrado la figura del partido.
Muchos uruguayos suelen ser adoptados por el fútbol argentino si es que demuestran sus cualidades con buenos desempeños. Manteca Martínez o Santiago Silva son ejemplos claros de que, cada uno con sus festejos alocados, garra y rendimiento, dejaron su huella en nuestro país. Y Santos parece que tiene todas las fichas para transformarse sumarse a ese club.
Su obsesión por el gol lo destaca. Pareciera que quiere ser el goleador del campeonato, ya que aquella vez en la que no pudo convertir en el empate 0-0 contra San Lorenzo en Córdoba, en donde falló un penal producto de una atajada de Augusto Batalla, Santos no pudo conciliar el sueño, según contaron sus compañeros. Se caracteriza por ser porfiado y esa noche se había encaprichado en hacerle un gol al Ciclón. No poder cumplir lo enojó completamente.
Córdoba no tiene pelos en la lengua. No resulta sencillo ganarse el cariño de la provincia del cuarteto, sino que hace falta demostrar de lo que uno esta hecho para ello. Y justamente no es casualidad el feeling que Santos mantiene con sus hinchas: cada vez que la pelota toca la red por obra suya, la interacción con los hinchas durante sus festejos de gol se muestra fervientemente. Él les hace señas y ellos le responden con ovaciones. Además, un detalle no menor es que los arcos del Kempes no se le dan para nada mal: 12 de sus goles con Talleres fueron en condición de local. Además, cada vez que convirtió, su equipo se quedó con la victoria.
Los goles no suceden por arte de magia. A pesar de ser la llave para abrir el marcador para el conjunto de Gandolfi, la química que existe entre el delantero centro uruguayo con el colombiano Diego Valoyes y Rodrigo Garrogenera un tridente de ataque fácil de temer para cualquier defensa. Igualmente, cuando ellos o cualquiera de sus compañeros no le pasan la pelota sus gestos de molestia los expresa sin pensar. Claras señales de que cuando alguien lleva el gol en la sangre, cosas que suelen distinguir a un goleador diferente, aquellos que ya no abundan en Argentina.
Su triplete en la última fecha permitió también sacarse un peso de encima, no desde lo futbolístico en donde pasa un gran momento, sino que desde lo emocional. En uno de sus festejos de gol se lo vio mostrar una camiseta que tenía una frase escrita en ella: "Por siempre en mi corazón, Tatín".
El rezo iba directamente dirigido al cielo, a un primo hermano que falleció a fines del año pasado y que recién esta vez encontró el momento de homenajearlo y sentirse completo con la despedida que le otorgó a su familiar. "Fueron días muy tristes, este gol se lo dediqué a él", relató el delantero al hablar sobre su beso al cielo.
