Entre fullerías y traiciones

OPINIÓN Mónica Gutiérrez*
JPHGW4JVGFECHPFJJO4LQLS4YM

El elegido de CFK era Wado. No pudo ser. El niño índigo de la “generación diezmada” deberá esperar. Hoy por hoy con el ADN K no se llega ni a la esquina. Lo dijo ella: una cosa es el texto y otra el contexto. En la pulseada ganó el contexto, ahora a reacomodar el texto. Pragmatismo en estado puro.

Sergio Tomás Massa se salió con la suya. Entró de prepo en el camino de sus sueños. Con una manito de gobernadores e intendentes espantados y empresarios desesperados se puso en carrera. Cristina, acorralada, tuvo que ceder.

Si bien era difícil imaginar a Massa manejando la economía para una futura presidencia de De Pedro, mucho más difícil aún sería hacerse cargo del país si el ministro plantaba bandera.

El jefe de la cartera económica pasó buena parte de su gestión diciendo a propios y extraños que no iría por la candidatura. Nadie le creyó. También aseguró que no competiría en las PASO. Tampoco hubo quien tomara demasiado en serio su palabra. La fórmula de Unidad entró con fórceps y ahora, aunque nadie parece registrarlo, se medirá en la internas con otra dupla de último momento Grabois- Abal Medina. Hasta aquí llegamos.

Wado era el candidato de Cristina, Massa es el candidato de sí mismo. Sobre la recta final de las definiciones, a fuerza de rosca y presiones se impuso Massa. A Cristina le fracturaron el dedo. Si la feroz movida que sacó de juego la fórmula K supone el principio del fin del kirchnerismo está todavía por verse. En lo inmediato, Cristina parece haber optado por realinear a su tropa y hacer control de daños. Capacidad de resiliencia no le falta.

Cruda hasta lo inconveniente, el lunes dejó a la intemperie la profunda desconfianza que le inspira el flamante candidato de la unidad. Si el término “fullero” es parte su exuberante vocabulario o si lo buscó en el diccionario de la RAE para degradar a su designado no se sabe, pero imaginación para dañar con elegancia no le falta. Ambos conocen mucho de estrategias amañadas y fullerías. “Para ganar hay que apostar”. En algo se parecen. Los dos saben jugar fuerte. Al todo o nada.

Con Alberto y los suyos Cristina Fernández fue infinitamente más impiadosa. Les aplicó la cancelación. Daniel Scioli, en cambio, pasó de ser el gran retador al cordero de Dios sacrificado en el altar de los traidores.

Cristina también recibió al embajador dolorido tras la feroz golpiza del pasado viernes. La misma que tantas veces lo vapuleó con destratos y humillaciones esta vez se condolió de sus desventuras. La amorosísima puesta en escena le sirvió para contenerlo en el redil y regodearse con la exposición de la traición albertista. Para Cafierito ni olvido ni perdón. Cristina no da puntada sin hilo.

En un sobreactuado intento por hacer verosímil la idea de la unidad, que pretende ser el eje de campaña del oficialismo rumbo a las PASO, Sergio Massa también recibió el jueves en su despacho a Daniel Scioli. En un gesto inusual bajó la explanada del Ministerio de Economía para exponer el encuentro frente a periodistas y reporteros gráficos.

Ni Massa, ni Scioli, que esperó en el auto que llegara su anfitrión, muy retrasado en relación a la hora prevista, hicieron declaraciones. Eso sí: la foto está.

Scioli salió del Senado de la Nación diciendo que Cristina le acarició el alma. Nada dijo, en cambio, acerca de qué parte de su castigada humanidad le acarició Massa después de haberleo pisado. Soldado que calla sirve para otra guerra.

Alberto Fernández no quiso dejar ser parte del operativo de contención y convocó a Scioli sobre el filo del fin de semana. No se quería quedar sin su selfie de reconciliación.

El ex presidente y dos veces gobernador volvió a poner a prueba su resiliencia y capacidad de recuperación luego de la feroz revolcada que le pegaron y que ahora pretenden enmendar con un patético vía crucis por los despachos.

“A veces se elige qué comer y otras tantas se come lo que hay”, dijo asertivo Marcos Cleri, precandidato de La Cámpora a la gobernación de Santa Fe.

La mesa está servida. Es temporada de sapos crudos. Los no tan pibes para la liberación tendrán que esperar. En la militancia reinan el desencanto y la resignación, pero se subordinan.

Daddy Brieva, fue de los primeros en alinearse. “Si el kirchnerismo molesta, nos corremos un rato”. Lo suyo es pura ubicuidad.

“Convocamos a votar la lista de Unión por la Patria”, expresó Andrés “Cuervo” Larroque en un gélido comunicado. El altísimo referente de La Cámpora, que supo funcionar como vocero oficioso de CFK se quedó fuera de todas las listas. Lo primero es la supervivencia. La ideología puede esperar.

Amado Boudou está contento. Dice que “la elección de Cristina” es acertada. El ex vice y ministro de Economía del kirchnerismo, otro Frankenstein de CFK, concluye en que ve semejanzas en Massa con el que fue el gobierno de Néstor Kirchner.

Si hay sobrevida para el kirchnerismo después de Massa es todavía una incógnita. Acerca de cómo se piensan hacia adelante en el espacio del cristicamporismo hay varias lecturas posibles.

Hay quienes creen ver en la forzada imposición del tigrense una astuta estrategia de Cristina. La perversa idea de tomar distancia y transferir el peso de la catástrofe electoral a Sergio, Alberto y los suyos. Atrincherarse en la provincia y desde allí resistir hasta que aclare.

Resta saber si CFK y los suyos pondrán el cuerpo a la campaña de su ministro o si tomarán distancia como lo hicieron con Alberto. En cualquier caso, la suerte los mantiene atados.

A la hora de los votos, la suerte de la fórmula Kicillof-Magario depende mucho del destino electoral de Massa. Nadie puede escapar del efecto arrastre. Están todos en una encerrona.

En cualquier caso, toda la historia de la fórmula de Unidad se apoya en una suerte de ficción. Hay PASO para el oficialismo. Los renegados pueden votar a Juan Grabois quién en abierta y declarada rebeldía cumplió con la palabra empeñada: “Si el candidato es Massa yo me presento”. Dicho y hecho.

Un hilo rojo de parecidos vincula curiosamente al líder del MTP con Carolina Losada. Los dos van a una interna declarando que si no se imponen en las PASO, no acompañarán a quienes, perteneciendo de su mismo espacio, los superen en votos en la interna abierta. Una posición absolutamente contranatura de las reglas del juego del sistema.

En el caso de la precandidata a la gobernación en el frente Unidos para cambiar Santa Fe, el enfrentamiento llegó a tal extremo que pone en riesgo todo el armado. Losada asegura tener con su contendiente también radical, Maximiliano Pullaro, diferencias éticas y morales absolutamente insalvables que hace extensivas a su referente a nivel nacional, Martín Lousteau. ¿Voy a estar con el creador de la 125?¿Con la persona que le quiso meter la mano en el bolsillo a la gente del campo?

Mauricio Macri bajó a Santa Fe a contener a Losada. En Venado Tuerto, intentó bajar un cambio a la recalentada interna contradiciendo a la muñeca brava. “El 17 todos ya saben que deben trabajar juntos”. Las PASO provinciales son el 16 de julio. Habrá que ver cómo se llega.

El cruce de misiles escaló esta semana entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. HRL dijo que Bullrich representa el proyecto de Macri que ya fracasó y ella no tardó en responder: ventajero, oportunista y capaz de cualquier bajeza moral para ganar.

La diferencia de fondo declarada entre ambos pasa por una cuestión de método. Mientras el jefe de Gobierno de la Ciudad quiere hacer acuerdos amplios con otras fuerzas políticas, incluído el peronismo, Bullrich sostiene que no se debe entregar parte del gobierno al a los del PJ.

“Hagas lo que hagas, seas tibio o vayas más a fondo, te voltean igual”.

Según Bullrich, lo que se está discutiendo es el cómo, si es con ellos o sin ellos. Para la candidata ellos, los peronistas, te someten, te destruyen e igual te voltean.

La tensión en Juntos por el Cambio también reconoce una pulseada por el liderazgo del PRO entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri. Ese mar de fondo solo suma agresividad al debate.

Los mastines de Macri muestran los dientes. Acicateados por el ego mauricista levantan el voltaje discursivo. Macri, que es Mauricio, tiene a quienes lo expresan a dieta de ácido líquido. Para el ex presidente Patricia Bullrich es quién más y mejor lo expresa. Ella hace honor a este convencimiento.

En un tuit que se viralizó Jorge Asís dijo que si Patricia Bullrich se impone en la interna, Sergio Massa gana en las generales. Ajena a todas estas cuestiones, la oposición sigue jugando con fuego.

 

 

* Para www.infobae.com

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto