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El Frente de Todos apura una estrategia electoral para evitar que sus diferencias internas aceleren la fuga de votos hacia la oposición

POLÍTICA 18/04/2023 Joaquín Mugica Díaz*
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¿Juega Cristina? ¿Cuándo bajará Alberto la idea de su reelección? ¿Y si no la baja? ¿Uno, dos o tres candidatos? ¿Cómo hacemos competitivas las PASO del peronismo? ¿Sergio todavía puede ser candidato pese a la inflación? ¿Quién es mejor que él? ¿Axel? ¿Wado? ¿Scioli? El Frente de Todos está sumergido en un sinfín de preguntas que aún no tienen respuestas, motivo que genera impaciencia y desconcierto

En el oficialismo solo hay claridad sobre lo que sucede en la vereda de enfrente. Pese a la crisis que desató la interna entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, en Juntos por el Cambio hay menos interrogantes por resolver, aunque los que faltan pueden ser determinantes en el armado final del escenario electoral. Los nombres propios y las ideas que expresan modifican la propuesta para el electorado en un eventual balotaje.

Las últimas encuestas que fueron consumidas en distintas oficinas oficialistas advirtieron sobre una consolidación del voto de Javier Milei y Patricia Bullrich. Dos exponentes de un discurso duro y ultra crítico que el Gobierno aún no encuentra como combatir con efectividad.

En el peronismo está latente también la idea de que las encuestas no acierten - como ha sucedido tantas veces - y que sea el Jefe de Gobierno porteño el que se quede con el lugar en la elección general. Para el peronismo no es lo mismo uno que otro porque el electorado que hay que ir a buscar es completamente distinto.

Lo que tienen en claro en varias terminales del oficialismo es que mientras las dos coaliciones más grandes del país están obnubiladas por sus internas, Milei no deja de crecer y de cautivar a un público que ya no solo es joven y de clase media. El libertario rompe barreras día a día.

La variación de nombres que caminan hacia la Casa Rosada tienen un impacto directo en la estrategia electoral del Gobierno. La decisión del perfil de los candidatos, el sector del electorado que hay que salir a buscar o la necesidad de generar una PASO con nombres potentes para tener cierto volumen, son parte de un cúmulo de decisiones que aún no se tomaron.

Faltan poco más de dos meses para que las listas de candidatos se cierren y en el peronismo lo único que hay es una pila enorme de dudas que, sumado a la falta de una mesa de negociación, ponen en jaque el rumbo del proyecto político. Al día de hoy cada sector juega por su lado esperando el movimiento de los tres socios más importantes de la alianza: Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa.

Ninguno de ellos definió su rol en las elecciones. No sería tan grave si no fuera porque el peronismo está agobiado por una crisis inflacionaria, una economía inestable y una grieta interna que impide generar mínimos acuerdos para resolver la estrategia electoral. El encono entre el Presidente y el kirchnerismo es tal que aún no pudieron coordinar una mesa de negociación. No avanzan ni retroceden.

En ambos sectores aseguran que más temprano que tarde se sentarán a acordar las reglas de juego para las PASO. Detrás de esa vocación existe una duda que va expandiéndose. ¿El Frente de Todos está en condiciones de tener una PASO competitiva o es mejor agruparse detrás de un solo candidato que contenga los votos del frente entero?

La duda pasa por si las elecciones primarias dan lugar a la presentación de candidatos con baja intención de voto, que terminen dando una imagen de mayor debilidad de cara a la sociedad. En el peronismo evalúan como rearmar el relato electoral ante el crecimiento incesante de la avanzada libertaria que lidera Javier Milei, pero tienen una línea definida para defenderse de los cuestionamientos del líder opositor. Se debe a que no hay una línea argumental que atraviese a toda la alianza política y sirva para defender la gestión.

Ningún dirigente le dio entidad al fenómeno Milei hasta que en los últimos dos meses los trabajos de consultoría lo mostraron firme en un piso de 20% de votos. Lejos de caerse de esa tarima, hay distritos en los que aumenta su caudal electoral y aparece como un fenómeno que no se puede decodificar con exactitud.

El voto joven que arrastra Milei no solo se le escapa a Juntos por el Cambio, sino también al peronismo. Así lo entienden en varias oficinas oficialistas, donde los más optimistas imaginan una elección de tercios y los más pesimistas advierten que, en este contexto económico y político que atraviesa al oficialismo, tendrán que hacer grandes esfuerzos para no salir terceros.

Ni el encadenamiento de los datos negativos de inflación, ni el aumento del caudal de votos de Milei, ni el estallido de la interna en Juntos por el Cambio, ni la proximidad del cierre de listas, lograron cambiar la dinámica espesa del Frente de Todos, donde siguen enfrascados en el operativo clamor y la guerra sin trincheras para debilitar a Alberto Fernández.

En el oficialismo hay quienes creen que necesitan definir un candidato cuanto antes para aglutinar toda la energía sobre ese proyecto político y esconder las internas bajo la alfombra. Sin tanta incertidumbre sobre el armado electoral, la posibilidad de bloquear la salida de votos del espacio sería mucho mayor.

El caos de este tiempo produce una filtración de votos constantes. Nadie se ocupa de retenerlos porque están enfocados en tensar la cuerda para ver cómo quedan parados después de lo que, según suponen, será una gran batalla de ideologías dentro de la coalición.

La derrota que el Movimiento Popular Neuquino (MPN) sufrió ayer en Neuquén se convirtió en una nueva señal de alerta para el Frente de Todos. El gobernador electo, Rolando Figueroa, fue respaldado por el PRO y la UCR en un acuerdo provincial que realizó luego de irse del MPN. El triunfo terminó con 60 años de hegemonía del partido provincial. Vientos de cambio que no dejan de hacer ruido dentro de la vida del peronismo.

 

 

* Para www.infobae.com

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