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La bella, el boletero y el aprendiz

PARA LEER EN PANTUFLAS 05/02/2023 Mariano Di Bártolo
hoy (2)

 Por Mariano Di Bártolo

Debo reconocer que al acomodarme frente al teclado esta vez, tuve la confluencia de varias sensaciones.

Debo reconocer que me proclamo renuente a las efemérides  que solo un día homenajean o recuerdan  a  personas o a hechos que marcaron a la gente. Desde los más complejo a los más sencillos.

Debo reconocer que acomodando objetos  queridos como lo es  un disco compacto ( -CD- con algo de polvillo) me movilizaron a recordar aquella historia que le ocurrió a un joven y ocasional “boletero” que empezaba a caminar su aprendizaje laboral.

Era septiembre 11 de 1991 cuando un programa de radio que se llamaba “La Discoteca Olvidada” cumplía 25 años. En aquel momento la desaparecida LV2- AM 970- de calle 25 de Mayo 424 de la ciudad de Córdoba  era su casa. Creador: Antonio Testa, continuador “Nito” Testa.  El festejo se hizo en un teatro que estaba ubicado en calle Rivera Indarte a metros de la avenida Colón. El evento se compondría por la transmisión radial en vivo a la vieja usanza, con figuras artísticas locales de todo nivel sobre el escenario.

El espectáculo fue con entrada gratuita pero no libre. Es decir que había que pasar por el teatro a retirar las entradas. Dos por persona. Como el “boletero” tenía multiplicidad de expectativas de crecimientos ofició también de una suerte de responsable para ir ordenando a los artistas que debía subir a las tablas. Todos querían hacer lo suyo primero. El joven de 21 años se hamacaba por hacer lo mejor posible su tarea. Horas intensas, pero con sabor a placer.

El responsable del programa le dio una serie de recomendaciones tras haber “cortado boletos durante dos días” y ya puesto en otro rol. Que no se dejara “apurar”, que empezara a hacer poner en fila a los artistas y pedirles prolijidad y puntualidad. No más de dos temas cada uno. La tercera y última recomendación fue contundente: “cuando La Elvirita Ceballos llegué prepárate porque vas a tener que ayudarla a subir al escenario y allí tendrá  su piano preparado.

El “boletero” devenido en  organizador, cada vez iba asumiendo más responsabilidades pero como relata el dicho; “ni al rayo se le hacía al lado” .  Ya el espectáculo en marcha y con puntualidad inglesa pero de barrio Alberdi llegó la artista Elvira Ceballos. Con naturalidad, ímpetu y respeto fue superando todos los obstáculos arquitectónico para una persona ciega, con problemas de movilidad los que de a ratos superaba con un par de muletas “Canadienses” y de a  ratos con silla de rueda.

La inexperiencia del “boletero” multifacético, reconoce, lo hizo entrar en crisis al no poder favorecerle rápidamente el acceso. No obstante la personalidad de esa pequeña mujer físicamente hablando contribuyeron para calmarlo y ella sola demostrar que era una “Titana” en todo aspecto.

No pasó mucho tiempo y con sencillez el conductor la presentó. El joven,  no podía creer que detrás de esos grandes marcos de anteojos negro donde se escondían sus ojos sin luz, estaba presente la sensibilidad de su espíritu y que en esa pequeña figura llena de problemas óseos se encerraban décadas de preparación académica musical, conciertos, una cantante lírica de fuste y docente. Su casa, forja de jóvenes y no tanto que llegaban por recomendación a prepararse y de algún músico que silenciosamente le pedía ayuda con algún arreglo.

Arrancó tras la presentación y terminando de acomodarse en un silloncito blindado por  almohadones con el tradicional valsecito de Ciriaco Ortiz… “Viaje a Arguello”. Cuanta magia brindaba. Esa plantilla sonora de teclas blancas y negras. Confiesa el joven “boletero” que en varias oportunidades y ante el desborde de gente se preguntaba con qué necesidad “Nito Testa” corría el riesgo de poner a esa enorme artista en un escenario tradicional que no estaba preparado. Hoy maduran las respuestas. Testa, la conocía desde jovencita, sabía de su desenfado frente a las dificultades y sabía también gracias a su “fino oído” quien era “La “ Elvira Ceballos. Claro está, que había una generosidad tácita de él tanto para sus oyentes y para los artistas. Y ella agradecida siempre por los espacios que en otros lugares no se le brindaban aceptó sin renegar ni un instante de la invitación.

Si bien la consigna como ya dije, era dos temas por artista. Elvira hizo viajar a la platea presente y a la “del aire” (por la transmisión radial) por toda Córdoba con sus temas: “Ciudad de Córdoba”, “La Jota Cordobesa” y así…  Reitero era un momento donde el medio artístico sabía de sus condiciones, pero el “Gran Público”  no. El primero tomaba algunas “precauciones”, intuyo.

Así como llegó al teatro y tras descollar, se fue con la misma persona que en avanzada le había preparado todo antes de actuar. El “boletero” aprendiz y organizador, la despidió como a todos sus colegas. Algunos se retiraban un poco decepcionados por el poco tiempo de actuación, otros por el contrario. Éste muchacho por años le perdió el rastro. Diría hasta se olvidó de ella, tan solo la tenía presente en el cuadro general de esa noche del 1991 que lo hizo terminar agotado.

Segunda parte...

Así como pasaron los años para todos. Para el joven lógicamente no fue la excepción. Otros horizontes hicieron que se diera un re encuentro con “la” Elvira y el ex “boletero” devenido ahora como aprendiz de periodista. Es que esa bella persona había logrado trasladar al Sistema Braile” decena de partituras musicales de operas, folclore argentino, tango y creaciones propias. Alimento fundamental para su “cantera” de artista ciegos que alcanzaban gracias a su trabajo un nivel que perfilaba la excelencia. El joven la entrevistó y ella contó. Lo de aquella fiesta aniversario, un poco se había diluido pero si recordaba al dedillo al “Nito” Testa y sus brazos abiertos en cuanto espacio radial tenía para difundirla. Reitero, no todos los artistas y medios de comunicación prestaban atención a su ciclópea tarea.

 

Tercera parte…

Enorme y grata sorpresa le causo al joven de aquel momento que de a poco la palabra inclusión se empezó a entramar en la sociedad y que aquellos que contaban con capacidades diferentes las podían mostrar sin problemas. La genialidad de Elvira Ceballos, ya no se circunscribía para los ciegos, amigos o conocidos del arte. Empezó a ser Patrimonio de todos los Cordobeses que no lo sabían, no lo quería saber o no les interesaba; es la realidad.

A fuerza de ser sincero también y para ponerle nombre propio “el boletero, organizador, etc, de aquellos días. Fui yo.

Cuarta parte…

Ya con esta presentación que tuvo varios recodos, recovecos y túneles hay que reconocer que los propios artistas fueron encontrando en Elvira una magia inexplicable. Su oído, su voz, su história de vida, la convertirían por dos décadas y medias más (comenzando a contar desde los 90 aproximadamente) en una referente. Ella fue testigo del crecimiento de figuras emergentes que había formado o al menos en más de una oportunidad había “desburrado”. Pero como el rencor no figuraba en su diccionario ella se manejó con un silencio incólume frente a esto y aparecía las veces que se lo pedían.

Si Willinton (Ex jugador de futbol) en Córdoba es “el Daniel”, José Ademan Rodriguez (Periodista de este medio) es “el negro Ademan” Maradona es “el Diego”, porque nuestra Elvira Ceballos no puede ser “la Elvira”, como título de pertenencia de los mediterráneos.

Repasando entrevistas, actuaciones y homenajes evidentemente vivió como pudo, pero fundamentalmente como quiso. Contaba con extrema claridad el diagnostico que recibieron sus padres de parte del médico que atendía a su hermana y a ella. La enfermedad ósea sería progresiva, la ceguera total era inminente y por aquellos años no había demasiadas alternativas para mejorar la calidad de vida. Aunque el médico del diagnóstico no tuvo en cuenta el estímulo familiar que “la “  Elvira recibiría de sus padres. Poquitos años de vida y ya la empezaron a familiarizar con el estudio musical. Ambos conocían del tema. Por desgracia su hermana no pudo continuar. Su vida se apagó de chiquita.

Conservatorio, maestros particulares pero fundamentalmente su aguerrida decisión de ganarle a los obstáculos la convirtieron a los 15 años en profesor de guitarra. Aunque su carrera la hizo frente al piano. De ahí para adelante: pan comido.

Observando el panorama y luego que Jairo se hiciera acompañar por ella, Silvia Lallana otro tanto, León Gieco y muchos más, se advierte que la “química” epidérmica y musical con todos fue muy buena, pero el quiebre lo produce Raly  Barrionuevo. Fue tal vez la que terminó de formarlo en pleno escenario y ella lucirse como maestra. Barrionuevo, es sin dudas un juglar comprometido y tal vez esto fue lo que terminó de sellar esa relación hasta el día que falleció “la “ Elvira. La consternación del nacido en Frías, Santiago del Estero fue inconmensurable. Su reconocimiento interminable. Pero el lujo que se dio único. Grabar ese compacto del que les hablaba al comienzo y tenerla a Elvira Ceballos como factor desencadenante de esos “valsecitos” criollos que tanto le gustaban.  Aquí el hallazgo que genero este “bochinche interior”… “ Radio AM” El nombre del trabajo discográfico grabado en 2009 y del que dice Raly trató de sintetizar la música que escuchaba su padre y por ende él en su infancia a través de la “Radio A.M.” (Amplitud Modulada). Único medio eficaz para saber todo y disfrutar la música. Las radios F.M. (Frecuencia Modulada, no existían o estaban en ciernes)

Pedacito de Cielo, Zamba de Usted, Flor de Lino, La Pulpera de Santa Lucía, entre otros son algunos de los tema incorporados en ese delicado compacto. Para Tener en cuenta, en la foto de la  tapa, Raly le toma la mano derecha a Elvira. Muchos podrán decir una postura para la imagen, pero para aquel que le gusta leer completo los climas posturales, se percibe que en ese apretón de manos va el muchas gracias por estar aquí…

 

Quinta Parte…

Es menester hacer uso de las efemérides para estar informados. Pero que sean utilizadas estas líneas para ratificar que las personas que tenemos un destino finito (algún día llegará el final) se nos recuerde cualquier día si hemos dejado huellas que trascendieron. Claro ejemplo de Elvira.  Y si el recuerdo pretende ser completo a parte de recorrer su obra musical, no olvidemos que en diagonal a la entrada principal del Hospital Nacional de Clínicas sobre calle Santa Rosa, está La Plazoleta Elvira Ceballos mojón que sirve para recodar la comarca de la exquisita artista nacida en La Falda y ciudadana ésta capital desde la primera infancia hasta el 6 de septiembre de 2019 que falleció.

Cómo no recordarla con lo que fue su brillante presentación el Cosquín 2016 presentada por Suna Rocha y Claudio Juárez.

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