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Julián Álvarez, la historia del pibe que le pedía fotos a Messi y en una noche mágica se vistió de Kempes

DEPORTES 14/12/2022 Omar EDEN
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Cuando tenía 10 años, Julián Álvarez, en Calchín, su pueblo de Córdoba, tenía un ídolo, una referencia ineludible por sobre todo: Lionel Messi. Y aunque lo veía inalcanzable, en cuanto tuvo la oportunidad de cruzarlo en un partido de la Selección, visitó el hotel donde estaba el equipo y cumplió lo que para aquel pibe era su gran sueño: pedirle una foto al rosarino.

 
Lo que Julián Álvarez no imaginó en aquel entonces era que en pocos años iba a cumplir otro sueño: jugar al fútbol, jugar bien y llegar a la Selección para compartir la cancha con su ídolo. Y que antes de llegar a los 23 años, aquel niño iba a estar jugando un Mundial con Messi y en medio de una noche mágica en la que se vistió de otro súper crack cordobés como él: Mario Alberto Kempes.

Porque el primer gol que Julián le hizo a Croacia fue activando el modo Kempes en aquella corajeada contra Países Bajos en la cancha de River del 25 de junio de 1978: encarando con decisión y cambio de ritmo, con habilidad y con la guapeza necesaria para en los metros finales, cuando la pelota le viboreaba y amenazaba con escapársele, metió a fondo y la punteó para poner el 2-0. El Araña, que se sonreía mientras llevaba la pelota, también fue el Matador.

 
Julián Álvarez: el pibe que ahora se saca otras fotos con Messi
El abrazo que Lionel Messi le dio a Julián supera, seguramente, cualquier foto, sin embargo aquella que se sacó cuando era apenas un niño está archivada en su memoria para siempre. Pero van surgiendo estas imágenes nuevas que lo ponen como el segundo goleador del equipo, justamente un gol debajo de Messi y con la ilusión de alcanzar la gloria máxima el domingo, cuando se juegue la final de Qatar 2022.

La llegada de Julián a la Selección se terminó de consolidar el año pasado, cuando el 24 de mayo debutó en las Eliminatorias para esta Copa del Mundo. Ahí revivieron aquellos recuerdos de la infancia de cuando conoció al ídolo. Pero las nuevas fotos ya eran diferentes, de “pares”, aunque claramente el Araña miraba a Messi desde abajo.

Su gran rendimiento en River, que ya había significado la compra de su pase por parte del Manchester City de Pep Guardiola, lo puso ya no en una simple convocatoria de Eliminatorias sino como parte del equipo que viajó a Brasil para jugar la Copa América. Y ahí, definitivamente, Julián Álvarez se consolidó como hombre de Selección: como hombre de esta Selección.

 
Y el ya ser parte integrante del grupo campeón de América le puso un pie en el Mundial y su rendimiento en este semestre en el City de la mano de Guardiola, aun no siendo titular, le puso el otro pie en Qatar.

Julián Álvarez: un doblete histórico con una apilada a lo Kempes
La de Kempes en la fría noche de Buenos Aires de 1978 fue una corajeada que pasó a la historia en la bitácora del fútbol argentino. Incluso, tal vez si había VAR le hubieran invalidado la acción porque el Matador metió la plancha en una de las disputas contra los defensores neerlandeses.

En uno de sus mil piques, Julián Álvarez ya había generado el penal que Messi cambió por gol en el 1-0. En el segundo pareció haberse impregnado con la estela que el Matador había dejado en el césped del Monumental que la Araña tantas veces pisó antes de partir a Europa: aunque nació el 31 de enero de 2000, 7.890 días después de aquella final del 78, se vistió de Matador.

 
El cordobés de Calchín vio el hueco y no dudó en mandarse por ahí. No le importó que por los costados iban compañeros con más peso (Rodrigo De Paul por la derecha, Nahuel Molina a su izquierda) y menos se puso a pensar en esperar a Messi. Como todo goleador, ajustó la mira y fue a fondo. Y el festejo que lo encontró abrazado con su ídolo y se duplicó en el segundo tiempo, cuando empujó de derecha un jugadón del capitán argentino.

Para ser más claros con este segundo gol: la jugada que hizo Messi fue soberbia y el centro atrás para que Julián tenga tiempo y espacio para meterla, también. Pero no hay que dejar de destacar el paso atrás que da el cordobés, porque con ese movimiento se despegó de la marca de los defensores que quería cruzar el pase de Messi, y le dio el ángulo justo al 10 para la asistencia.

Fue, sin dudas, su gran partido del Mundial, ya consolidado como un delantero titular, para orgullo del Club Atlético Calchín que lo formó y lo vio crecer, como su primer entrenador al que Julián le regaló una camioneta para que haga sus repartos con mayor comodidad y al quien aquel formador infantil le regaló el apodo: “Araña”, porque corría con tanta velocidad y movilidad que parecía que tenía más de dos pies.

Pero tiene solamente dos pies y ambos los tiene bien plantados sobre la tierra. No lo marearon siquiera los elogios de Guardiola. “Este chico tiene algo especial”, repite como un mantra el entrenador español cada vez que le preguntan por el cordobés que es de River -no quiso quedarse en Boca cuando fue a probarse-, se formó en River pero que en Qatar se convirtió en patrimonio futbolero de todos los hinchas, más allá de toda camiseta.

 
Con madurez y responsabilidad profesional, como con la sonrisa inocente con que se lo vio celebrar desde el banco de suplentes los últimos minutos del partido que puso a la Argentina en la final del Mundial. El partido en el que hizo un gol a lo Kempes y otro tras asistencia de ídolo, Lionel Messi.

 

 

Fuente: TN

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