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Contraofensivas, desertores y amenazas: Vladimir Putin tuvo una semana caótica que derivó en medidas extremas

INTERNACIONALES 23/09/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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Vladimir Putin vive las horas más difíciles desde que lanzó la invasión rusa en Ucrania el 24 de febrero de este año. A las sanciones económicas que ahogan cada vez más la situación interna, se le sumaron las repetidas malas noticias que le llegan del frente de batalla y la impaciencia de los propios soldados del Kremlin que ven cómo los abastecimientos y relevos empiezan a fallar cada vez más.

En pocas palabras, muchos se animan a describir la situación interna del Gran Palacio del Kremlin como un “caos”. Al menos así lo catalogaron distintos suboficiales del Ministerio de Defensa británico y lo confirmaron en diálogo con TN tres periodistas y analistas que residen en Moscú, pero que prefirieron no identificarse para resguardar su integridad.

Según su lectura, esta desesperación está empezando a exceder las tenues fronteras de control interno y ya se está palpando en las calles. Ricardo Lagorio, el exembajador argentino en Rusia, lo llamó como “un cambio de dinámica en la guerra”, donde, con sus decisiones, Putin no sólo escaló el conflicto hacia afuera, sino que también lo hizo puertas adentro.

El reflejo es claro e incontrastable en las imágenes que dieron la vuelta al mundo: miles de personas manifestándose en al menos 38 ciudades de Rusia contra el reclutamiento de 300.000 reservistas y largas filas de autos en las fronteras para tratar de salir del país. A eso se le suman los pasajes agotados a los países limítrofes y el salto en el precio de los que todavía están a la venta.

Una contraofensiva rápida, eficaz e inesperada
El primer gran golpe que sufrió Putin en la última semana fue cuando las fuerzas militares de Ucrania obligaron a las rusas a retirarse de ciudades estratégicas de la región de Járkov y retroceder en otros puntos sensibles en el frente de batalla. Según Kiev, fueron casi 9.000 metros cuadrados los que lograron recuperar, un 10% de lo que había invadido Rusia.

El éxito de esta estrategia de los altos comandantes de Volodimir Zelenski responde, principalmente, a los refinados armamentos militares provistos por Occidente a Ucrania, que se contraponen con los cada vez más desgastados que están utilizando las tropas del Kremlin.

Uno de los pilares en los que se sostuvo esta avanzada fue la utilización de un sistema cohetes de artillería de alta movilidad llamado Himars, una pieza de alta tecnología de los Estados Unidos. Es un camión compacto con un lanzador de misiles guiados con GPS capaz de alcanzar objetivos precisos a una distancia de hasta 80 kilómetros.

Los sistemas de defensa antiaéreo bloquearon gran parte del espacio aéreo y las tropas de Rusia estaban casi a ciegas en el campo de batalla. También se le sumaron poderosos tanques de Polonia y el Reino Unido que circulan a una velocidad promedio mucho mayor a los convencionales, y permite una versatilidad superior en el terreno.

Sorpresivo referéndum para “validar” territorio
Los rumores sobre un fin de la guerra habían empezado a circular cada vez con más fuerza. El presidente turco Recep Tayyip ErdoÄŸan, cercano a Putin, había asegurado que el mandatario ruso quería terminar la guerra para antes de fin de año. El duro invierno también empezaba a ser un condicionante para el abastecimiento de las tropas.

Pero contra todos los pronósticos, cuatro regiones ocupadas por Moscú en Ucrania anunciaron que celebrarían un referéndum para votar una anexión total a Rusia. Allí están el Donbás, Jersón y Zaporiyia –foco de polémica en el último mes porque allí se enclava la central nuclear más grande de Europa, un foco de constantes enfrentamientos-.

Semejante decisión no podría haber ocurrido sin el aval del Kremlin. Es así que rápidamente el propio Vladimir Putin anunció en un discurso a todo el país que reconocería el resultado y lanzó nuevas amenazas nucleares a Occidente. Fue la segunda “cadena nacional” desde que empezó la guerra, la anterior fue el mismo 24 de febrero, día de la invasión.

 
La comparación con Crimea es inevitable. En 2014 Rusia ocupó la península y llamó a elecciones que la comunidad internacional no reconoce por “darse a la fuerza e involuntariamente”. Ahora, una diferencia sale a la luz. El Kremlin no tiene control total sobre estas cuatro regiones ocupadas en Ucrania, sino que hay grupos separatistas que lo hacen. Un movimiento de ajedrez riesgoso.

Intento por controlar las señales de debilitamiento
“Putin decidió escalar en la guerra porque no puede permitirse perderla”, le explicó a TN el embajador Ricardo Lagorio. Sucede que las especulaciones de una derrota son cada vez mayores e incluso ya empieza a impacientar hasta los propios aliados. En la cabeza de Putin, anunciar el reclutamiento de 300.000 personas y el reconocimiento de posible nuevo territorio ruso es sinónimo de fortaleza.

Entre los aliados que en la última semana se despegaron lentamente del líder ruso es posible ubicar, ni más ni menos, que a Xi Jinping –China- y Narendra Modi –India-. Durante una serie de reuniones presenciales en Uzbekistán, el líder del Partido Comunista chino le reconoció que Beijing tiene “preguntas y preocupaciones” sobre la guerra.

Al mismo tiempo, el primer ministro indio dijo públicamente que “la época actual no es de guerra” y reveló que esto mismo ya se lo había dicho a Putin en conversaciones privadas en los últimos meses. “Esto es como decir: ‘yo te avisé que estas no eran las formas’”, reflexiona el diplomático Lagorio para este artículo.

Descomposición de una maquinaria militar desmembrada
Entre tantas imágenes atroces y dolorosas de fosas comunes y torturas, los soldados ucranianos también se tomaron un tiempo para mostrar los equipamientos con los que Rusia trataba de mantener el frente de batalla. Había de alta tecnología, pero también tanques de la era soviética e incluso de la segunda guerra mundial.

Distintos relevamientos del prestigioso Instituto para el Estudio de la Guerra de los Estados Unidos indicaron que algunos soldados rusos empezaron a desertar y los suministros militares eran cada vez más arcaicos. La desesperación llegó a punto tal que Rusia lanzó un reclutamiento de presos a través del temible grupo Wagner y su líder Yevgeny Prigozhin, también conocido como el “chef de Putin”.

Por todo esto, también generan dudas con qué equipamiento contarán los 300.000 reservistas que el Kremlin planea reclutar en las próximas semanas. Ucrania estima que hay cerca de 120.000 soldados rusos en territorio ucraniano, dentro de un ejército de casi un millón de soldados. Rusia también tienen intereses militares en otros puntos, pero la formación y capacidad en el campo está ahora en duda.

Fuente: TN

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