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¿Se puede?: El Gobierno quiere subir el tipo de cambio al exportador sin devaluar

ECONOMÍA 10/09/2022 Mariano BOETTNER
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La falta de divisas propias de libre disponibilidad en el Banco Central, en medio de un entramado de controles cambiarios estrictos, forzó al Gobierno a idear una serie de esquemas diferenciales para algunos sectores claves con fuerte peso en el sistema exportador como el agro y otros con potencial, como la minería, la economía del conocimiento y los hidrocarburos.

Se trata, de cierta forma, de una suerte de cepo cambiario “pinchado”, con condiciones y tipos de cambio más altos que impulsen la liquidación de ventas al exterior, que alimente las reservas del BCRA y que le permita al Poder Ejecutivo cumplir las metas de acumulación de dólares acordadas con el FMI.

El último paso que tomó el equipo económico en este sentido fue el dólar soja a $200 a plazo fijo -septiembre-. No fue la primera vez que ensayaba la Casa Rosada un esquema con este espíritu para que los productores vendan sus granos y que las cerealeras aceleren la exportación y liquidación de sus dólares. En términos prácticos, la idea fue mejorar la cotización del dólar al que los productores venden su stock a las cerealeras.

Ese sector terminó por cumplir en las primeras 72 horas de vigencia del esquema su compromiso para liquidar al menos USD 1.000 millones, que podrían ser al menos USD 5.000 milones a fines de septiembre. Había como idea preliminar en el equipo de Sergio Massa la posibilidad de sumar otros USD 1.000 millones de exportación de maíz -ya no con dólar más alto- por una cosecha que consideran fue más alta de lo previsto.

Según el diagnóstico oficial, los otros tres sectores que son potenciales aportantes de divisas -en lo inmediato pero sobre todo en el mediano y largo plazo- son la economía del conocimiento, la minería y los hidrocarburos. Hay una cálculo que sobrevuela los despachos oficiales: que esas tres “turbinas” podrían aportar en lo que reste del año unos USD 5.000 millones, aproximadamente.

Para el primer caso, el sector tecnológico espera la flexibilización de los controles cambiarios. Por lo pronto, cuando finalice el 2022 este rubro habrá exportado unos USD 7.000 millones, estiman funcionarios del área. En ese caso, considerando lo que ya se generó por la venta de servicios al exterior hasta el momento -los cálculos son muy preliminares- deja un margen de USD 2.300 millones de alimento para el tesoro del Central.

Pero el plan de Massa apunta también hacia un mediano plazo. Para eso, todavía están en preparación dos medidas: un decreto que flexibilice el cepo cambiario para grandes empresas del sector que sean exportadoras. A priori, el beneficio será la posibilidad de contar con la libre disponibilidad de un 30% de los dólares incrementales por sus operaciones con el exterior, según anticiparon desde despachos oficiales. La lógica del beneficio es similar al que el Poder Ejecutivo piensa para otro sector como el de la minería. Así, las firmas tecnológicas que registren una mejora en su volumen de exportaciones respecto a una línea de base dispondrán de una parte de esas divisas, que podrán utilizar para lo que requieran.

La segunda medida tiene que ver con un monotributo tech, para que pequeños exportadores de servicios puedan tener un régimen tributario que les permita facturar al exterior y contar con esas divisas.

La negociación con las mineras se demoró algunos días más de lo previsto. Si bien se especuló en un principio que el Gobierno podría tener preparado en ocasión del viaje de Sergio Massa las nuevas regulaciones cambiarias para el sector, según pudo saber Infobae el equipo económico todavía se encuentra en conversaciones empresa por empresa para terminar de perfilar el esquema renovado.

La idea que partió de los despachos oficiales es otorgar a las compañías un porcentaje (10%, 20% o 25%, según corresponda) de acceso a divisas sobre el monto de exportaciones que registren. El Poder Ejecutivo, de todas formas, reclamaría a las firmas que alcancen ciertos criterios, que forman parte del tira y afloje actual en las negociaciones con las partes.

La cuestión pasa por cómo debería ser ese plan de desarrollo de proveedores nacionales, provinciales y locales que el Gobierno puso sobre la mesa de debate y además un compromiso para el agregado de valor local. Fuentes oficiales tradujeron ese último elemento como la generación de “condiciones para la industrialización de los recursos”, mencionaron fuentes oficiales. Esto apuntaría principalmente al litio.

“A nivel exportaciones, la proyección oficial es llegar en 2022 a USD 3.900 millones, un aumento interanual de más del 20%”, explicaron desde el equipo económico como idea central del esquema cambiario que evalúan. De esta manera, la cuenta que hacen en el Gobierno es que hasta que termine el año a la minería todavía le restan aportar alrededor de 1.700 millones de dólares.

Un rubro que ya contaba con su propio cepo “light” es el de hidrocarburos. Es una idea que ya había sido puesta en marcha por Martín Guzmán y que encontró su oficialización y reglamentación en las últimas semanas con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. A grandes rasgos, ofrecerá beneficios adicionales para el sector en términos de disponibilidad de divisas en el caso en que incremente su producción.

Llevado a números: estimaciones privadas hablan de unos USD 4.000 millones de exportaciones de hidrocarburos para cuando haya finalizado 2022. En ese sentido, quedaría para la parte final del año liquidar unos USD 1.000 millones más para las necesitadas arcas del BCRA.

La situación crítica de las divisas no terminará, reconocen en el Poder Ejecutivo, con el ingreso de dólar soja y aportes de organismos de crédito internacionales que acelerarán desembolsos en las próximos meses. El Banco Central extendió hasta fin de año las restricciones para el pago al contado de compras al exterior y el secretario de Comercio Matías Tombolini ya avisó ante industriales que la administración de las divisas en lo que resta del 2022 será “austera”.

Hay un dato, en el medio, que enciende algún optimismo en el BCRA: se desplomaron las importaciones de energía casi USD 1.000 millones en agosto, por lo que la presión sobre las reservas por ese rubro será menor en los próximos meses, pero habrá que prepararse para el próximo invierno.

Fuente: Infobae

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