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Raúl Ceballos, "el pionero" del teatro cordobés

ESPECTÁCULO 12/07/2022 Daniela ZETA
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Raúl Ceballos, actor y director cordobés, es uno de los pioneros del teatro de Córdoba, uno de los artistas que se animaron a hacer Café Concert en nuestra ciudad, cuando aún no existían los teatros que hoy forman parte de la vida cultural y artística de la Villa.


 
Con su personaje de Doña Rosa, interpretaba a una mujer con nombre de santa y aspecto de casquivana, según el mismo Raúl.

“Ella me llevó varias veces al ascenso y otras al descenso. Nació un 5 de diciembre de 1969. Con Doña Rosa anduvimos en varias giras por el país y triunfamos principalmente en Córdoba, Buenos Aires, Madrid (España) y Rosario, mi segunda casa. Gracias al dinero que gané con ella viajé a París, Roma y Londres”; recordó Raúl con agradecimiento hacia su propia creación.

 
El tiempo pasó, instituyó los Premios Marlo (premios anti-farándula) para las temporadas carlospacenses en 1986, se divirtió y siguió cosechando éxitos y viviendo del teatro. En el 2013 se retiró de la actividad teatral cuando una ley provincial reconoció la trayectoria de los artistas.


Actualmente vive en Carlos Paz y en entrevista que tuviéramos antes del inicio de la Temporada teatral 2020, aseguró arrepentirse de casi todas las elecciones que hizo en su vida, sin embargo sigue recordando con nostalgia y memoria impoluta, aquel personaje que le dio tanto  y que trascendió fronteras.

 
 

¿Cómo surgió Doña Rosa, ese personaje mítico?

-Fue en un café Concert llamado “Bestiario” ubicado en la calle Vélez Sarsfield que unos jóvenes porteños alquilaban a Grimberg, el mismo que fue intendente de Carlos Paz. Fue en un año fausto para Córdoba, el año del Cordobazo ¡Todas las cosas que pasaron ese año! Yo hacía teatro en el Goethe con Cheté Cavagliatto, y vendía la Rifa de los torinos, estaba muerto de hambre en una pensión de la calle San Jerónimo de Córdoba. Ahí pasé todo el Cordobazo a mate y agua porque no podíamos salir, no teníamos qué comer. Luego surgió ella, Doña Rosa, como broma. Primero hacía la voz finita y después la perdí.

¿Cómo era Doña Rosa?

-Una señora de barrio que iba a ver los ensayos de teatro y no entendía nada de lo que estaba viendo. Nos reíamos mucho con eso entre los elencos teatrales, era motivo de reunión. Un día fuimos a tomar un vinito a Bestiario, hablábamos del proyecto con Pepe Lozano. Él me preguntaba por qué no lo hacía en teatro. Yo no quería, pero los dueños del Café Concert escucharon y ofrecieron su lugar para presentarla y lo hicimos. Jamás pensé que eso me iba a dar de comer tanto y me iba a hacer viajar tanto.

¿En España te tentaron para quedarte a trabajar?

-Sí, trabajé en un Café Concert, no me quedé mucho tiempo. La dueña del lugar era una mujer tan relacionada, que me dio permiso de trabajo y yo estaba muy bien. Tenía excelentes críticas en España y la gente me iba a ver mucho. Volví por esa nostalgia estúpida de los argentinos que necesitan volver siempre. Hasta ahora sigue sin gustarme la idea de ser extranjero.

¿Te arrepentiste de haber regresado a la Argentina?

 
-Sí, todos los días de mi vida. Yo me arrepiento de todo prácticamente. Volví porque estaba mi vieja en Argentina, ella tenía pareja. Con su pareja me peleé apenas llegué, con mi mamá a partir de ahí empecé a tener una relación tan difícil que hubiera sido mejor para todos que me quedara en España, para mí principalmente. En realidad nunca tomé buenas decisiones en mi vida, siempre hice las cosas al revés.

Pero sin embargo el teatro te dio mucho. Y Doña Rosa fue creciendo temporada tras temporada en popularidad, ¿cuántos temporadas hiciste con ella en Carlos Paz?

– Fui uno de los primeros que se instaló en el Café Concert “Clave”, que se encontraba cerca del Cu-Cú, fue en 1971. Ya se habían presentado otros espectáculos antes como la Carpa de Hugo del Carril, y otros que iban y venían. Hicieron “Boing Boing” en el teatro Yolanda, estuvo Darío Vittori, otro de los artistas pioneros en Carlos Paz. Cuántos años hice Doña Rosa, ya no me acuerdo.

¿Desde ese momento elegiste Carlos Paz para vivir?

-Sí, después me quedé a vivir en Carlos Paz porque es una de las ciudades más lindas que hay en la Argentina. No me muevo de acá, aparte no me gusta viajar más, soy fiaca con aeropuertos, organización de viaje y todo eso.

¿Era más fácil hacer teatro antes, dado la cantidad de propuestas teatrales que hay ahora?

 
-Antes no te tenías que matar haciendo publicidad para que te fueran a ver, ahora hay mucho artista a lo Tinelli y copan las pantallas. Antes se era artista con elección profunda y nos bastaba con un aviso en La Voz del Interior para que la gente nos fuera a ver. Ahora no alcanza nada y la gente que viene a Carlos Paz es absolutamente consumidora de los famosos de la televisión. Si van a ver al teatro personas conocidas pueden conversar con otros de eso. Pero si van a ver un producto muy bueno producido por locales, con desconocidos es diferente. Por eso es muy difícil imponer las producciones cordobesas.

Recordemos la fama y popularidad de La papa de Hortensia y las obras de teatro que surgieron a partir del humor de la revista de Alberto Cognigni desde de los 80’. Esas obras arrasaron con todo lo que venía de Buenos Aires.

-Pero no estaba tan polarizado el asunto, lo de acá y lo de allá, Hortensia era muy exitosa como revista y fue un fenómeno aparte.

 
¿Cómo fue hacer de una mujer en aquel momento?, ¿representaba un desafío para vos? Porque es cierto que era común que los actores hicieran de mujeres.

– Yo me lookeaba muy bien porque Doña Rosa era muy linda y se vestía re bien. No tomé conciencia de que era un precursor. Había un antecedente en Córdoba de una tal Fidela que era muy graciosa y que se hacía en un programa de radio que se llamaba “La gran Pía” escrito por Juan Carlos Mesa. Doña Jovita y los personajes de Gasalla vinieron después. Doña Rosa era un personaje, no un travesti como los de ahora, era un actor haciendo un personaje de mujer. Eso es muy viejo, viene del teatro shakespeariano. En ese momento no dejaban hacer teatro a las mujeres, por eso los hombres hacían los personajes femeninos.

Hoy hay muchas formas de representar a la mujer que no me entran tanto en la cabeza porque soy viejo. Lo que sí te puedo decir de este tema es solo que no creo en la heretosexualidad, sino en la bisexualidad.

¿Cómo surgieron los Premios Marlo?

-Eran los anti-premios de la farándula. Y los dejé de hacer porque se volvió muy grande Carlos Paz y no todos los artistas tenían el humor para entender lo que eran los Marlo. Los últimos años tenía que arreglar para darle un premio a una vedette con el productor y entonces eso no era el espíritu de Los Marlo. Se enojaban algunos que venían de Buenos Aires, venían mediáticos y no actores que entendían el juego de Los Marlo. Así que desistí.

¿Cómo es tu presente?

-No tengo (risas) tengo solo pasado. Vivo el día a día. La gente se acuerda de mí, mucho y eso es gratificante, es el único capital que me queda. Pero fue producto de tanto trabajo… “cuánto trabajo para una mujer saber quedarse sola y envejecer” como decía María Elena Walsh.  La prensa me olvidó en su mayoría, pero la gente por suerte, no.

Fuente: Carlos Paz Vivo

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