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Historia de la cordobesa que despechada destapó la “usina” de facturas truchas de su novio

JUDICIALES 15/12/2021 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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De novia a denunciante. La presentación judicial de una mujer de Córdoba que destapó una presunta “usina” de facturas falsas integrada por su entonces pareja, Ricardo “Stiven” Cupper, Raúl Horacio Molina y Rubén Daniel Sánchez encontró en los últimos días el aval de la Cámara Federal al procesamiento de uno de ellos.

Las operatorias bajo investigación les habrían permitido a los sospechosos haber emitido al menos 39 facturas falsas por más 3,2 millones de pesos que habrían sido vendidas a “clientes” -personas físicas y jurídicas- de la presunta banda, de acuerdo con la investigación del fiscal N° 1, Enrique Senestrari.

DEL NOVIAZGO A LA JUSTICIA
La relación amorosa de la mujer y Cupper se transformó con el correr del tiempo en un aparente negocio para “Stiven”, cuando la denunciante se presentó ante los Tribunales federales y advirtió un grave perjuicio tributario en su contra.

 
La mujer contó que en diciembre de 2018 conoció a su entonces pareja, quien, alegando ser dueño de un frigorífico y gestor de facturas, la convenció de generar una empresa a nombre de ella a cambio de la promesa de abonarle mil pesos por semana.

Así, en enero de 2019, Cupper y la mujer concurrieron a la sede de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) para realizar el blanqueo de la clave fiscal de ella. Ya con la clave en su poder, Cupper se la habría entregado a Molina y al contador Sánchez, los otros dos sospechosos de la causa.

Ambos la habrían dado de baja del Monotributo, inscripto como autónoma y anotado en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y en el Impuesto a las Ganancias, para luego cometer una serie de maniobras con sus datos.

De esta manera, pasó de tener declarada su actividad ante la Afip como cuidado de personas mayores (octubre-diciembre de 2018) a otras tres disímiles actividades: venta minorista de instrumental médico, odontológico y ortopédico; servicios empresariales, y también servicios de publicidad (enero de 2019).

 
 
 
Pero no sólo se registró esa modificación ante el fisco, sino que eso trajo aparejado un alto volumen de facturación que terminó por alcanzar cifras millonarias.

La hipótesis de la investigación es que, a pedido de “clientes” y desde la cuenta de la mujer ante la Afip, los imputados habrían emitido al menos 39 facturas falsas por más de 3,2 millones de pesos, que habrían luego comercializado a “clientes” (físicas y jurídicas) para que consumaran la evasión de impuestos.

 
Las operatorias habrían ocasionado el perjuicio a la Afip y a la propia pareja de Cupper, ya que fue dada de baja del Monotributo y perdió la posibilidad de librar facturas por sus servicios como cuidadora y de percibir un ingreso.

FACTURAS FALSAS: CÓMO ACTUABA LA BANDA
El accionar de la banda se habría estructurado sobre una división de funciones.

 
Cupper habría sido el encargado de reclutar a las víctimas –mayormente, extranjeros con poco conocimiento fiscal y personas de escasos recursos– para realizar un blanqueo de sus claves fiscales, mediante ardides, y apropiarse de ellas.

Luego, Molina y Sánchez, por sus conocimientos contables, habrían modificado las contraseñas y manipulado los datos y la actividad de los contribuyentes en una oficina sin identificación ubicada en calle Corro 185, en la zona céntrica de la capital cordobesa. La office, como la llamaban, fue allanada, y se secuestraron facturas en las que habrían estado “trabajando”.

De este modo, a partir del pedido de distintos “clientes” que pretendían evadir el total de impuestos, Molina y Sánchez (contador con la matrícula cancelada) habrían emitido las facturas apócrifas (digitales e impresas). Con ellas, los “clientes” habrían consignado en sus declaraciones juradas los créditos fiscales, reduciendo así el débito fiscal correspondiente.

Para evitar que el fisco detectara laS maniobras, Molina y Sánchez habrían equilibrado la relación entre el débito y el crédito fiscal de los contribuyentes apócrifos a través del registro de compras falsas, valiéndose de personas físicas o jurídicas que ellos mismos habría administrado.

Además, habrían utilizado a otras personas para el cobro de cheques, la realización de trámites y la generación de números de Cuit.

De esta manera, el perjuicio habría sido doble: la evasión fiscal cometida por los “clientes” y el daño infligido a los damnificados de la banda, porque perdieron el manejo de sus claves y se alteraron sus registros fiscales.

FACTURAS TRUCHAS: LOS PROCESAMIENTOS
En junio de 2020, Bustos Fierro los procesó –sin prisión preventiva– como supuestos autores de la asociación ilícita y adulteración dolosa de registros.

A partir de la serie de intervenciones a las líneas telefónicas de los imputados, surgieron comunicaciones entre Molina y Sánchez relacionadas con la utilización de las claves fiscales de diversos contribuyentes.

“Asimismo, de la triangulación de las conversaciones entre (…) Cupper, Sánchez y Molina, también se puede observar una elocuente complicidad entre ellos con relación a la generación de facturas apócrifas y de empresas aparentemente fantasma, sobre concepto de múltiples servicios presuntamente prestados a nombre de otras empresas, es decir, los verdaderos clientes”, señaló el camarista Ávalos al confirmar el procesamiento de Molina, el 7 de diciembre último.

En un diálogo ente Cupper y Molina sobre una mujer, el primero le dijo: “Cambiale la clave, cámbiasela, cosa que ella no pueda ingresar (…) La mina es piola; no nos va a hacer quilombo”. De las escuchas también se advirtieron, remarcó Ávalos, las constantes consultas por parte de presuntos “clientes” que llamaban a Molina y a Sánchez para requerir el servicio de emisión de facturas.

Un supuesto “cliente” de la ciudad de Rosario le preguntaba a Molina sobre la confección de facturas presumiblemente falsas: “¿Qué productos me podés elaborar? ¿Son relativamente buenas estas cosas?”. Molina le respondió: “Mirá, me cuido mucho. Las declaro, pago, hago citicompras. Trato de ser lo más pulcro posible en el tema”.

El camarista también destacó que si bien la por entonces novia de Cupper relató que su pareja le había dicho que él había sido estafado por Molina, las escuchas pudieron determinar que Cupper y Sánchez habrían participado de los hechos delictivos.

Sin embargo, y curiosamente, en la casa de Cupper, en barrio Parque Capital, hallaron una agenda con el apellido de la mujer. En ella se menciona un pago o un saldo en pesos de dos mil y 13 mil pesos. Para Ávalos, el cuadro probatorio apunta a que Cupper, Molina y Sánchez conformaban la asociación ilícita.

A pesar de los planteos de Benjamín Sonzini Astudillo, abogado de Molina, quien solicitó el sobreseimiento, los vocales Eduardo Ávalos, Graciela Montesi e Ignacio María Vélez Funes confirmaron el procesamiento de Molina.

Fuente: La Voz del Interior

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