


Caminar se ha consolidado como un ejercicio accesible y efectivo para mejorar la salud física y mental. Tanto quienes prefieren hacerlo en ayunas como después de las comidas encuentran beneficios en esta práctica, respaldada por especialistas y estudios científicos.
Caminar en ayunas vs. después de comer
Los expertos indican que caminar en ayunas permite al organismo utilizar grasas como fuente de energía, favoreciendo la flexibilidad metabólica y potencialmente ayudando a reducir la grasa corporal. Sin embargo, Harvard Health advierte que esta práctica puede incrementar el riesgo de pérdida de masa muscular y provocar fatiga.
Por otro lado, un estudio en Sports Medicine sugiere que caminar después de las comidas mejora el control glucémico y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas. Este tipo de caminata también estimula el movimiento intestinal y facilita la digestión, lo que contribuye a reducir la sensación de pesadez y el riesgo de estreñimiento.
Ventajas de cada enfoque
Caminar en ayunas ofrece beneficios de actividad física sin un estrés físico excesivo, mientras que caminar tras la ingesta de alimentos ayuda a regular la glucosa en sangre, lo que puede ser clave para prevenir la diabetes tipo 2. Además, esta última práctica mejora la circulación y contribuye a la relajación antes del sueño.
Constancia y adaptación
Los especialistas coinciden en que no hay un horario ideal para caminar, ya que esto depende de la disponibilidad de tiempo y los objetivos personales. Se recomienda repartir el ejercicio en pequeños trayectos a lo largo del día, buscando alcanzar entre 8,000 y 10,000 pasos diarios.
Incorporar caminatas tanto por la mañana como después de las comidas puede ser una estrategia eficaz para aumentar el nivel de actividad física y mejorar el bienestar general.



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