En la exégesis libertaria, el mensaje que Javier Milei ofreció este domingo, al presentar el Presupuesto 2025 ante la Asamblea Legislativa, tuvo tres destinatarios claros: los diputados y senadores, Mauricio Macri, y los gobernadores.
Bajo esta interpretación, el presidente le habló a los legisladores nacionales cuando destacó que el equilibrio fiscal sería, de aquí en más, un objetivo innegociable para el Gobierno, y que cualquier proyecto aprobado por el Congreso que dispusiera el incremento de un gasto sin determinar la correlativa reducción de otro sería vetado.
La otra parte de aquel mensaje; el reconocimiento a los diputados que respaldaron el veto a la movilidad jubilatoria. Para Milei, superar el piso de un tercio de cada cámara representa una doble garantía: la validez de sus vetos y el reaseguro de que no será alcanzado por el juicio político.
A Macri le habló, sin nombrarlo, cuando destacó los éxitos de la propia gestión. Tras los cuestionamientos del ex presidente hacia su entorno, el libertario hizo un pormenorizado repaso por los objetivos alcanzados durante los últimos nueve meses. La mayoría de ellos, designios que el electorado había encomendado, sin éxito, a Juntos por el Cambio. Léase, los logros que Macri no logró lograr (sic).
“Sanear el balance del BCRA (…) reducir el gasto público (…) aprobar la reforma legislativa (…) echar los 31.000 ñoquis que hemos echado (...) aprobar la boleta única de papel (…) eliminar los intermediarios que lucraban con la pobreza (...) eliminar los piquetes (…) reducir el 75 por ciento de los homicidios en Rosario (...) recuperar la confianza del sector privado (…) achicar el Estado”. Cuesta ver, en la enumeración de Milei, objetivos que no fueran parte de la primera plataforma electoral de Macri, en 2015.
Aunque el tercer apartado del mensaje fue, con distancia, el más contundente. Y estuvo dirigido a los gobernadores.
Milei los instó a reducir el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI, parafraseando el tercer punto del Pacto de Mayo, y les advirtió que hacerlo requerirá que las provincias hagan un ajuste adicional de 60.000 millones de dólares. “Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo, ahora faltan ustedes”, disparó.
Para los libertarios cordobeses, esto significó, por un lado, la lisa y llana transferencia del peso del ajuste del Gobierno Nacional a los gobernadores; pero también marcó una hoja de ruta para los propios: de aquí hacia las Legislativas -entienden- su rol será presionar al Gobierno Provincial y a los intendentes con la baja de impuestos y el achique del Estado.
Los libertarios ven una ventaja: Milei hizo el ajuste en un año no electoral, mientras que a los gobernadores les tocará hacerlo en la previa de las elecciones de medio término. Aunque esto, en rigor, dependerá de la destreza que muestren para hacer pagar altos costos políticos a los oficialismos que no se alineen con las metas del Gobierno Nacional.
En Córdoba, agregan, la oportunidad es mayor: el peronismo de Córdoba llegó al poder con una rebaja de impuestos. Pero de un tiempo a esta parte ha variado su naturaleza, haciendo del desarrollo de obra pública su principal atractivo. En tiempos de escasez, sostener esa impronta luce en extremo dificultoso. Y volver a la anterior pude terminar pareciendo apenas un remedo del espacio que en estos tiempos agita la bandera del “cepo” al Estado.
CON INFORMACION DE DIAIRO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.