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Qué tiene en la cabeza Marcos Ferrer, el futuro jefe de la UCR de Córdoba

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Como la etiqueta de una solución antibacteriana, Marcos Ferrer tiene el 99,9% de probabilidades de matar la interna por la renovación de autoridades de la UCR de Córdoba. El intendente de Río Tercero hace tiempo que intenta recomponer la flora partidaria bajo su liderazgo.

En la cumbre de Villa Giardino habló con cada una de las referencias internas y esta semana que comienza retomará las citas cara a cara para evitar la atomización rumbo al próximo sábado, 20 de julio, fecha señalada para la presentación de alianzas.

El hombre que reporta directamente a las cabezas de Evolución, Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, está dispuesto a hacer concesiones. Ningún núcleo quiere la interna. Primero, porque saben que Ferrer, con el respaldo de Rodrigo de Loredo, la ganaría. Segundo, porque sería contraproducente exponer toxicidades cuando el partido tiene que mostrarse como un solo cuerpo.


El cronograma electoral empieza a apretar y la negociación por los cargos asoma en la superficie. ¿Quién se queda con el Comité Capital? Ramón Mestre lo quiere. Ferrer no tiene ningún problema en acordar.
Sin embargo, los reclamos que ese sector hace sobre los lugares que hoy mantiene en el Congreso del partido, el que define las políticas de alianzas, no sería tan sencillo y requerirá más rosca, porque esas mayorías se construyen por consenso.

Esta pausa es un guiño directo a De Loredo, una de las figuras que viene agitando una alianza con La Libertad Avanza en 2025, junto a un pelotón no menor de la dirigencia que incluye a Luis Picat y Soledad Carrizo.

El congreso partidario será la verdadera pelea. Pone sobre la mesa una discusión más profunda sobre la política de reconstrucción del partido y su esquema de alianzas. ¿Qué va a hacer Ferrer frente a esa bola de nieve que se le viene encima?

Ésa es la única pregunta que se hace por estas horas la UCR cordobesa.

La verdadera discusión que debe dar la UCR
Ferrer se correrá del eje “Javier Milei, sí o no”. La postura se funda en el conocimiento de las dinámicas propias del radicalismo. ¿Puede el riotercerense bajar línea en un partido que hace de la deliberación su deporte olímpico? No.

Si Ferrer salta las vallas en esta carrera, asumiría la conducción de la fuerza con una resignada aceptación: su liderazgo no será único. No va a decir lo que hay que hacer. El equilibrio seguirá siendo su carta para crecer en la política interna.

En su estrategia, Ferrer pateará el debate nacional. La zanahoria la pondrá en 2027. Endulzará los oídos de la dirigencia boinablanca con los acordes de una candidatura radical a la gobernación dentro de tres años.

Para Ferrer, la UCR tiene que encabezar una fórmula provincial. No supone, este punto, dejar en pampa y la vía a Luis Juez. La alianza puede seguir, si quiere acompañar.

El candidato a suceder al negrista Marcos Carasso –que llegó al poder partidario en el marco de un acuerdo entre Mario Negri y Mestre para ponerle un tapón a De Loredo- se propone como un administrador de los procesos internos.

Propone romper todo. ¿La cumbre de Villa Giardino? No va más. ¿La forma analógica de militar? No va más. Una anécdota que cuentan los interlocutores de ocasión de Ferrer es que se queja por las trabas burocráticas para las nuevas afiliaciones. “Un chico de 20 años que se quiere afiliar a la UCR no aparece todos los días y nosotros lo dejamos escapar”, dicen que dice.

Los escenarios que imagina Marcos Ferrer
¿Descarta un acuerdo con Milei? No, pero tampoco lo confirma. El radical tiene que ver qué pasa. En términos directos, cómo se acomodan las piezas en el tablero.

El dirigente da por descontado que Milei tendrá su oferta legislativa en Córdoba. La mira está puesta en el juego de Martín Llaryora. Si el cordobesismo juega con Juan Schiaretti a la cabeza, todas las fichas se acomodarían con el oficialismo nacional.

Sin embargo, el intendente de Tercero Arriba no cree que Schiaretti vaya a ser candidato. Si eso ocurre, la UCR considera que con un buen armado y un planteo sólido puede dar pelea por sí misma.

Con todo, el hombre de Evolución está al tanto de las conversaciones de Schiaretti con la dirigencia nacional de su partido. Este medio ya contó que el schiarettismo duro no descarta un frente de frentes con Lousteau.

El ida y vuelta con Martín Llaryora
El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, metió presión en el arranque del cronograma electoral de la UCR. Preparó el festejo por el 9 de Julio en Río Tercero y llegó con fondos frescos para educación.

Ferrer tiene diálogo directo con Llaryora. Es una relación desconocida, pero esto no significa que el radical vaya a ser funcional al Partido Cordobés que obsesiona al peronista open mind.

Su propuesta es regresar al bipartidismo que reinó en la provincia hasta la irrupción política de Juez. La existencia de un gobierno naturalmente implica la de la oposición. Ferrer no compra el esquema “hegemónico” de Llaryora y se lo habría manifestado en privado.

El radical no habría quedado conforme con la respuesta del jefe del Estado provincial, porque en toda su cadena argumentativa el ganador, siempre, es él.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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