Rubén Daniele se planta y rechaza una paritaria con Daniel Passerini en espejo con la provincia

El intendente de la ciudad de Córdoba, Daniel Passerini, inició de manera temprana el diálogo con la comisión salarial que encabeza el perenne referente del personal municipal, Rubén Daniele, para seguir el pulso de los ingresos antes de afinar el lápiz. Sin embargo, las partes aguardaban el desenlace de la negociación de Martín Llaryora con los gremios que dependen de la provincia para tener una referencia directa.

Históricamente, el Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (SUOEM) esperó los términos de la paritaria provincial para fijar el piso de su negociación, aunque el promedio salarial del municipio superaba la media de cualquier agente público de cualquier punto del país. En concreto, el promedio salarial bruto trepa hoy los $650.000.

Como era de esperarse, la tropa de Daniele empieza a abrir el paraguas con una advertencia. “Las bases no van a aceptar un arreglo que pierda contra la inflación y con sumas en negro; no vamos a poder evitar el choque”, filtraron altas fuentes gremiales a Letra P.

En otras palabras, el SUOEM quiere empezar a instalar que el cordobesismo capitalino podría tener su primera medida de fuerza si no se promedian las expectativas con los usos y costumbres de la comunidad municipal. En el Ejecutivo les recuerdan que cumplieron con todos los compromisos hasta ahora.
Oficialmente, la paritaria municipal no empezó. Passerini quiere que termine el receso administrativo para poner una oferta sobre la mesa. Desde el municipio bajan la ansiedad sindical al señalar que recién en febrero se comenzará la discusión oficial de la nueva escala salarial. Hay otras prioridades por atender, entre otras, las secuelas de las fuertes lluvias o el problema del transporte urbano y el cuadro tarifario amasado por la corrida inflacionaria.

Ahora bien, el gremio sospecha que Passerini aplicará el mismo método que su vecino del Panal. Y no se equivoca.

Como contó Letra P, en la víspera del paro general de la CGT contra las medidas de gobierno del presidente Javier Milei, Llaryora acordó con el Sindicato de Empleados Públicos (SEP) un reajuste de haberes por debajo de la inflación, reforzó la pauta con sumas fijas y aceptó la reincorporación de 800 contratos caídos el 31 de diciembre.

Copia fiel
En espejo, Passerini ya había anticipado en diciembre que las subas salariales se ajustarían a la recaudación. Ergo, se daba por finalizado un método que imperó durante muchos años y que indexó los incrementos a la evolución de un mix de cinco índices de precios.

El intendente, por lo tanto, espera replicar los términos de los estatales provinciales con el objetivo de mantener la incidencia del gasto corriente sobre los ingresos en niveles que no superen el 50%. También planifica un acuerdo corto y allí estará el gancho para no romper puentes con la dirigencia gremial.

Públicamente, Passerini ya avisó que los meses de verano serán los más complicados en términos inflacionarios, pero se mostró optimista más allá de ese plazo. Las paritarias cortas permiten un “tire y afloje” permanente, aunque signifiquen un mayor desgaste político.

El SUOEM tiene en carpeta otros reclamos que meterá en la bolsa, como los pases a planta permanente, y el solapamiento de actividades con los llamados chalecos celestes que dinamizaron la gestión de Llaryora cuando ocupó la intendencia. Se trata de personal contratado por cooperativas de trabajo que prestan servicio al municipio de manera indirecta.

“Perdimos horas extra de trabajo que queremos recuperar”, deslizan la otra pata de la agenda sindical. Concatenado con eso, seguirá vigente en el plan sectorial el recupero de la séptima hora que quitó Llaryora durante la pandemia y no se repuso.

Todo parece indicar que Passerini no volverá atrás con esa disposición que, incluso, el gobernador amagó con extender a la provincia. Incluso, avanza con un paquete de reformas que se conocerán en poco tiempo y se mantienen bajo siete llaves.

Con informacion de Letra P.