Recursos de campaña

OPINIÓN Mónica Gutiérrez*
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Hasta dónde se sabe, Cristina Kirchner nunca fue montonera pero reivindica la lucha armada. Massa lanza su campaña con CFK frente a un avión de los siniestros vuelos de la muerte. Se regodea por los halagos que le prodigan los supervivientes de lo que CFK llama la “generación diezmada”. Designa a Wado de Pedro como su jefe de campaña. “Wadito” sí es hijo legítimo de la generación iluminada. Nadie puede negarle ese ADN.

Massa ejerce bullying electoral contra Patricia Bullrich por su pasado montonero. Desde la cartelería urbana una tal Carolina Serrano, candidata a una supuesta presidencia, reivindica su condición de tal con el puño alzado.

A Massa no tardan en revolearle el excitante paso por la violencia de los 70 de los Durrie-Galmarini. Los suegros del ahora candidato fueron también parte de la “juventud maravillosa”. Massa no es hijo de la generación diezmada, pero sí es parte de una generación desesperada.

El revoleo setentista los convoca a todos a jugar con fuego. En los tiempos digitales el archivo está a un toque de clic, pero al ministro candidato no le entran las balas.

Los magros números que arrojan las encuestas lo obligan a kirchnerizarse. Él va para adelante. Dispuesto a llegar no le hace ascos a nada. Está en su mindset. Se sube a la tabla de surf en un mar encrespado por las contradicciones.

La estética de los malditos setenta fascina a los escribas K. Los apellidos de la saga dan cuenta de un linaje épico que suma poesía.

En el territorio de lo Nac and Pop, Juan Grabois compone fórmula con Paula Abal Medina. La vida tempestuosa de los antepasados no es un bien ganancial, pero en el imaginario afiebrado de este tiempo sin ética ni épica, arrima un toque de glamour.

El dirigente social, fundador de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) ya avisó que después de las PASO seguirá a Sergio Massa. Tras señalar que lo suyo es buscar un “cauce de acompañamiento” para quienes quedaron decepcionados con la fórmula principal aclaró: “Yo voy en una coalición, si no apoyó a Massa sería una estafa. El que gana, gana y el que pierde acompaña”.

En las carpas bullrrichistas todo es entusiasmo. Los datos que manejan los ubican en el mejor de los mundos. Piensan y sienten que el caso está cerrado, que la diferencia de intención de voto que los separa del larretismo no admite vuelta atrás. Le están muy agradecidos a Sergio Massa.

El análisis que los anima es concluyente: “La fórmula Massa- Rossi lo seca a Larreta”. Parte del convencimiento de que ambos pescan en la misma pecera. Es solo una lectura posible.

La fórmula de “último minuto” que domina la propuesta de Unión por la Patria le quita aire a la moderación larretista. Massa le abre una alternativa al peronismo. Sergio es una expectativa que despabila las ilusiones de los que nunca quisieron bien a Cristina, La Cámpora y todos los suyos.

Los que rodean a la candidata de Juntos por el Cambio están tranquilos pero prefieren no hacer olas. No dudan que el 13, Patricia Bullrich se impondrá en las urnas y que quien gane las PASO tiene asegurado el camino a la presidencia. Con o sin balotaje.

Lo de Patricia es a todo o nada. “Si no es todo, es nada” reza su consigna de campaña. El oficialismo festeja el perfil extremo de la candidata. La prefieren ganadora. Juegan a confrontar con “derecha”. El regreso de la polarización del sienta bien.

Entre los radicales que rodean a Patricia, lo que pase en las provincia de Santa Fe este domingo les resulta irrelevante en términos de proyecciones electorales.

El sobreactuado apoyo de Bullrich a Carolina Losada, a quién soliviantó con arrumacos a hacerse cargo de una épica santafesina, no alcanzó para despegar de manera contundente a la rosarina de su contendiente Maximiliano Pullaro. Con toda la carne en asador, a día de las PASO, se habla de un electrizante empate técnico.

El crudo enfrentamiento entre dos candidatos de un mismo espacio replica la tensión del escenario nacional y expresa una guerra de modos y de estilos.

La rosarina dejó atrás el perfil angelado que le permitió llegar a la senaduría en 2021 y perfiló su campaña con posiciones de extrema dureza. Acusó a su contendiente de vinculaciones con el narcotráfico y también aseguró que en ningún caso jugará con Pullaro en el caso de no imponerse el domingo en las PASO.

Pullaro se mantuvo firme sin responder en un estilo que lo emparenta con el larretismo. Carolina Losada denunció ante la Justicia una campaña sucia en redes en su contra de la que hizo responsable a quienes compiten con ella.

Losada y Pullaro llegan al final de la campaña casi a la par. Quién se imponga tiene altísimas chances de ser el futuro gobernador. El sostenido apoyo de sus referentes nacionales no está siendo correlativo a los números que arrojan las encuestas en el nivel nacional para los precandidatos presidenciales que ya evidencian un tendencia que favorece a Bullrich.

Por eso interesa tanto saber quien terminará imponiendo su impronta si la disruptiva posición de Losada o el tono contemporizador de Pullaro. Bullrich y Larreta están ansiosos por conocer los resultados.

Unidos para Cambiar Santa Fe llega tan agrietado que permite alentar expectativas en el alicaído peronismo. También reaviva las chances del socialismo que lleva a gobernadora a la ex intendente de Rosario, Monica Fermin.

La madre de todas las batallas sigue siendo la provincia de Buenos Aires. Ahí todos se juegan la vida. La oposición sabe que si se pierde la provincia de Buenos Aires va a ser imposible ir adelante con los cambios que se proponen. Y, lejos de todo optimismo, se admite que ese riesgo está. En la Provincia no hay balotaje, se gana o se pierde por un voto.

El peronismo no come vidrio. La Cámpora dice estar ordenada atrás de Massa, los gobernadores también. La CGT acompaña. Al menos eso aseguran algunos.

Otros sostienen que el “kichnerismo loco” no tiene química alguna con Sergio Massa y que es impredecible saber cómo reaccionarán.

“La Cámpora odia a Massa”, afirman los menos componedores. Algo que se expresa en una de las recurrentes consignas de la agrupación: “No pasa nada si todos los traidores se van con Massa”

El distrito de Hurlingham es el único en el que un intendente peronista se enfrenta al candidato de La Cámpora. Juan Zavaleta se tiene fe y confía en sacarlos de su territorio. Lo suyo es, también, a todo o nada

Entre los intendentes del peronismo, empieza a manifestarse un malestar, un creciente escozor. Controlan minuto a minuto cuanto mide Massa. Si se estancó en torno de los 20 puntos, donde estaría boyando hoy, los arrastra.

En algo todos coinciden, en la Provincia las que traccionan son las dos puntas de la boleta. Muchos ya están pensando en salir a repartir tijeras. Dispuestos a dar tiempo al tiempo, esperarán el resultado de las PASO. No quieren quedar como los malos de la película. Después del 13 llegará para todos el momento de barajar y dar de nuevo.

Para Massa, ya se sabe, la campaña es la gestión. Esta semana dio cuenta de ello, crédito blando para jubilados e incremento de los montos del plan progresar. Massa enfrenta, no obstante, una curiosa paradoja. Casi todos los analistas coinciden en que si se produjera en las PASO una fuerte diferencia a favor de Juntos por el Cambio, Sergio Massa llegaría, en su carácter de ministro, en mejor situación a las elecciones de octubre.

Un eventual triunfo del oficialismo generaría sobresalto en los mercados con el correspondiente impacto negativo en las variables económicas. En el análisis cuenta la consideración de que el kirchnerismo mantendrá una fuerte participación en ambas cámaras, complicando las iniciativas promercado.

El kirchnerismo pretende hacerse fuerte en el territorio bonaerense. Kicillof mide bien pero su suerte está atada a la fórmula de la Unidad. Es clave lo que ocurra en los grandes distritos del conurbano. Con Massa estancado y Javier Milei cayendo no la tienen fácil.

Milei también existe. El derrumbe en las encuestas del libertario no es tan dramático como se pretende presentarlo. Se estaría sosteniendo en los 20 puntos a nivel nacional.

La desesperación es hereje. En orden a supervivir en el poder se recurre a lo que se tiene a mano. Los recursos de campaña son infinitos.

No se trata solo de recursos económicos. Si por eso fuera Horacio Rodríguez Larreta picaría en punta. Un alto referente de Juntos de larga y encumbrada historia política comentó impactado que el jefe de Gobierno de la Ciudad dispone del “más fenomenal aparato de financiamiento económico de campaña electoral desde el comienzo de la democracia”. Al parecer no le estaría alcanzando.

Fake news, carpetazos, revoleo de archivos, ataque de trolls en jauría. Todo vale.

Franco Rinaldi acusa a las huestes de Lousteau de haber exhumado los horrorosos videos en los que exponen sin pudor alguno sus más oscuras creencias o convicciones. No hay por qué no creerle. Eso no significa hacer lugar a que lo suyo es puro stand up. Entretenimiento low cost para quienes pretenden confirmar sus rasgos xenófobos, antisemitas y homofóbicos. Rinaldi renuncia para no dañar a Jorge Macri. El candidato más PRO a la jefatura de gobierno queda, sobre la hora, chapaleando en el barro. Todo muy feo.

Agitar el fantasma del miedo es más barato y, en un contexto de tanta vulnerabilidad, siempre garpa. No a todos les sale fácil.

Axel Kicillof tropieza siempre con una dificultad insalvable, su escaso dominio del lenguaje hablado. La pobreza semántica del gobernador de la Provincia lo lleva a cometer exabruptos irremontables. Una cosa es decir que “el ajuste no cierra sin represión” y otra muy distinta es hablar de que “la derecha” saldrá a “asesinar”.

La precariedad discursiva y el léxico escaso le juegan en contra al gobernador que va por su reelección. En cualquier caso la banalización de la violencia que los lleva decir que correrá sangre no hace más que evocar en la conciencia colectiva el avance de la delincuencia y el narco que hoy, ya, está regando de sangre los barrios más precarios del conurbano.

Cristina recibió, por su parte, un tremendo golpazo esta semana. Se enfrentó a la pérdida de su poder en su forma más explícita. No logró conformar el quórum en la Cámara Alta que dirige. Pretendía aprobar el pliego para que la jueza Ana María Figueroa permanezca en su cargo más allá de los 75 años que cumple en agosto. La magistrada es estratégica en la causa Hotesur. No pudo ser. Se le resfriaron dos senadores.

Es mucho lo que se juega en las próximas elecciones. Las PASO marcarán un punto de inflexión. Del 14 en adelante habrá que barajar y dar de nuevo.

 

 

* Para www.infobae.com

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