Empieza el juicio contra dos hombres acusados de matar a disparos a un monaguillo y a su tía en Lanús

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Germán Zuccarelli era monaguillo, tenía 46 años y acompañaba casi todas las noches a su tía Ana Russo, de 77, de regreso a su casa. Ella era conocida en el barrio. Los dos fueron asesinados a balazos el 2 de febrero del 2024, a dos cuadras de su domicilio, sin tener posibilidades de defenderse.


A casi dos años de aquel ataque, empieza este lunes el juicio por jurados que buscará esclarecer quiénes planearon y ejecutaron el doble crimen que conmocionó a Lanús.

El juicio tendrá lugar en el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de Avellaneda-Lanús y serán 12 ciudadanos quienes deberán escuchar a las partes, analizar las pruebas y decidir la culpabilidad de los acusados. El tribunal luego será el encargado de fijar la pena.

Los imputados son dos hombres con vínculos muy distintos con las víctimas, pero unidos -según la acusación- por un plan criminal. Uno es Adrián Brulc, ex comisario mayor de la Policía Bonaerense, señalado como el autor material de los disparos. El otro es Camilo Baliño, cuñado de Zuccarelli, acusado como partícipe necesario del doble crimen.

Así fue el crimen atroz del monaguillo y su tía en Lanús
Todo ocurrió el viernes 2 de febrero de 2024 por la noche. Zucarrelli y Russo caminaban por la calle Pico al 1400, en la zona de Villa Obrera, cuando fueron sorprendidos por un auto desde el que salieron los disparos. Él recibió siete tiros y murió en el lugar. Russo fue alcanzada por dos balas y falleció 48 horas después luego de permanecer internada.

El auto utilizado fue un Volkswagen Cross Fox que había sido robado días antes y que apareció abandonado poco después en Villa Fiorito. Para los investigadores, ese vehículo fue una de las claves que permitió reconstruir el recorrido del asesino y vincularlo con Brulc.

Desde el inicio, la fiscalía sostuvo que no era un ataque al voleo ni de un intento de robo. La hipótesis señala que hubo inteligencia previa, seguimiento y un dato preciso sobre el horario y el recorrido de las víctimas. Esa información, según la acusación, solo podía provenir de alguien del entorno familiar.

En ese punto aparece la figura de Baliño. De 46 años, ex gendarme y empleado de compañías de seguros, fue detenido semanas después del crimen.

En su indagatoria ante la fiscal María Silvia Bussano, titular de la UFI N°7 de Avellaneda-Lanús, contó que conocía a Brulc desde 2018, cuando sus hijos comenzaron a compartir actividades deportivas. Admitió que tenían encuentros con amigos, asados y compartían charlas íntimas. También dijo que hablaban muy seguido, incluso lo hicieron la misma noche del crimen.

Lo que Baliño no contó es que existía un conflicto económico de fondo. Era una deuda de 15 mil dólares que mantenía con la víctima relacionada con la compra de un auto. Ese dato aparece como uno de los posibles móviles del crimen y será uno de los ejes del debate durante el juicio.

Para la acusación, Baliño fue quien le brindo los datos al ex comisario sobre los movimientos de su cuñado. Sabía que Zucarrelli acompañaba todas las noches a su tía y conocía con precisión el horario y el trayecto. Con esa información, sostiene el expediente, Brulc pudo sorprenderlos y ejecutar el plan que habrían acordado.

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Baliño, en cambio, se declaró inocente. Aseguró que la noche del crimen cenaba con su familia y que, al regresar a su casa y ver el movimiento policial, intentó comunicarse con Brulc para preguntarle cuándo iban a comer asado. Dijo que en ese momento no sabía que la víctima de ese hecho era su cuñado, pero cuando se enteró lo volvió a llamar y no obtuvo respuesta. Horas más tarde, el excomisario le devolvió el llamado para ofrecerle ayuda.

Los celulares y las cámaras de seguridad serán piezas centrales del juicio, así como también las comunicaciones entre ambos imputados antes y después del crimen, los registros de llamadas y los movimientos del auto utilizado en el ataque, que forman parte de la prueba que intentará sostener la acusación.

El oscuro pasado de los acusados
El excomisario mayor de la Policía Bonaerense fue apartado de la fuerza luego de ser procesado en una causa por lavado de activos, expediente que está en pleno trámite de juicio. De acuerdo a la fiscalía general N° 2 de La Plata, Brulc habría participado de casos de narcotráfico, piratería del asfalto, entre otros hechos, para lavar dinero y hacerse de ingresos económicos ilícitos, mientras trabajaba como vigilante privado en una feria.

En aquella investigación por lavado iniciada por la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad, a mediados de 2017, establecieron “incompatibilidades” entre los ingresos reportados por el Brulc y los bienes que había adquirido, como un departamento en Caballito, una casa en Lanús, dos autos, dos camionetas 4×4 y cinco terrenos en la localidad de Esteban Echeverría valuados en ese entonces en 250 mil dólares. Él ganaba 40 mil pesos por mes de aquel entonces.

De acuerdo a la denuncia, “Brulc sería un narcotraficante que utilizaría camiones para transportar drogas, cubriría a los narcotraficantes de la zona a cambio de una suma de dinero semanal y que lavaría dinero producto de dicha actividad ilícita. Añadía que las ganancias ilícitas las ingresaría al mercado legal, adquiriendo vehículos y propiedades que pondría a nombre de sus testaferros”.

Luego, la imputación fue impulsada por el juez Federico Villena, que le dictó la prisión preventiva y lo elevó a juicio. Todos los coimputados en la causa recibieron una probation, solo queda él. El inicio del proceso, por lo pronto, no tiene fecha.

Otro elemento que salió a la luz durante la investigación fue el pasado de Baliño en la Gendarmería. Él mismo reconoció ante la fiscal que en 1999, durante un accidente con un arma reglamentaria, causó la muerte de un camarada. Aseguró que fue un hecho culposo y que la causa habría prescripto, sin condena.

“Un pelado bonachón”
Zuccarelli era hincha de Boca, soltero, sin hijos y participaba como monaguillo en la Parroquia Santuario San Cayetano, donde todos los años organizaba reuniones con fieles, participaba de las celebraciones religiosas y hasta actuaba de Jesús en los actos en la previa de la Navidad.

Por su asesinato, la comunidad cristiana salió a manifestarse en las redes y a expresar sus condolencias. “Era un hombre solidario, con virtudes y defectos, pero con una profunda fe en Cristo y María. Era un pelado bonachón”, escribieron en uno de los tantos mensajes que dejaron en Facebook.

Pero, mientras el expediente avanzaba, la familia de Zuccarelli y Russo eligió el silencio, ya que uno de los involucrados eran nada más y nada menos que su cuñado, el marido de su hermana Lorena.

En la previa del juicio, sus amigos difundieron un mensaje en el que pidieron justicia sin hacer acusaciones apresuradas. “Todos los días le pedimos a Dios que todo lo que vio sea él quien se encargue de que Ana y Germán tengan justicia terrenal y divina. Que no haya personas inocentes detenidas ni escrachadas, que los que realmente hayan sido sean los que tengan que rendir cuentas a Dios y a la sociedad”, expresaron.

“Nosotros no vimos nada, Dios sí. Hasta que haya una sentencia y se compruebe quiénes terminaron con sus vidas, esperaremos pacientemente”, agregaron.

Desde este lunes y durante al menos tres audiencias, el jurado deberá escuchar testimonios, pericias, reconstrucciones y versiones contrapuestas de una historia marcada por vínculos familiares rotos y un crimen que todavía conmueve a Lanús.

CON INFORMACION DE TODONOTICIAS.
 
 

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