Colombia, selva de Nuquí

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Nuquí es una joya selvática: 886 kilómetros cuadrados de su territorio son rurales. Playas de agua cristalina, aguas termales, manglares o especies endémicas como la rana venenosa chocoana le otorgan al territorio una cualidad paradisíaca. En Nuquí (Chocó) pareciera que el mundo fuera otro: entre sus ocho corregimientos y su casco urbano se esconde un universo verde y profundo. Majestuoso, pero desconocido.
“Nuquí es un destino de biodiversidad en Colombia. Desde la administración municipal hemos estado trabajando fuertemente para posicionarlo como tal, mejorar los servicios y hacer de este lugar uno de los rincones que más enamoren al país y al mundo entero. Es un destino ideal para repetir”, afirmó Rubén Prado Asprilla, alcalde de Nuquí.

Los atractivos turísticos están descentralizados de la cabecera municipal y se distribuyen por los 956 kilómetros cuadrados que tiene el municipio. Por ejemplo, en los corregimientos de Termales y Jurubirá, las aguas termales son las protagonistas; en el casco urbano de Nuquí, el muralismo de artistas locales; en Guachalito, Joví y Morromico, playas paradisíacas, y en Arusí, el surf.

 “Años atrás la base de la economía del municipio era la pesca, la ganadería de menor escala y la agricultura. En 2024 cumplimos más de siete años impulsando el turismo como el principal sector económico del municipio. Ahora bien, pese a que estas actividades fueron reemplazadas en gran medida, todavía se mueven dependiendo de los niveles del turismo”, comentó Janice Murillo, secretaria de Desarrollo Económico de Nuquí.

 En 2023 el municipio registró la entrada de 3.531 turistas, según la Secretaría de Desarrollo Económico. Hasta junio de 2024, la cifra de visitantes ascendía a 2.664. “Esto quiere decir que, para octubre, ya duplicamos las cifras del año pasado. Realmente, ha sido un muy buen año para el turismo de naturaleza que ofrece Nuquí”, agregó Murillo.
Ecoturismo en la selva
Este territorio es un paraíso ecosistémico. Su selva húmeda tropical reúne a una multiplicidad de especies como la rana venenosa chocoana, el guaco manglero, la araña de seda dorada, el lagarto jesucristo de cabeza roja, el zarapito trinador o las ballenas jorobadas. En cualquier rincón de la selva o del mar, hay una especie nueva por descubrir.
  

En los meses de julio, agosto y septiembre, el avistamiento de ballenas es el plan predilecto. Cientos de turistas visitan el territorio para contemplar a los mamíferos marinos que llegan desde la Antártida a tener sus crías en las tibias aguas del Pacífico colombiano. Asimismo, el avistamiento de aves y anfibios es otro de los servicios que ofrecen los operadores turísticos en Nuquí.

“También tenemos la playa Olímpica. Cuando la marea está baja se puede llegar al corregimiento de Tribugá, que es un lugar donde la comunidad aprovecha los manglares para prestar un servicio de recorrido por los biomas a través de kayaks. Esa es otra de las experiencias que los visitantes desconocen, pero es muy bonita”, mencionó Murillo.
Otro de los atractivos del ecoturismo en el territorio es la liberación de tortugas marinas, especialmente de la Golfina, una especie de la familia Cheloniidae. Es la más pequeña de las tortugas marinas: mide 70 centímetros y pesa alrededor de 40 kilos. En Nuquí, los huevos se trasladan a viveros donde se protegen del tráfico ilegal hasta que eclosionan y las tortugas están listas para ser liberadas.
  

“En Nuquí, la protección y conservación de las tortugas marinas que arriban a las playas es nuestra prioridad. Su conservación es indispensable. Para la liberación de los neonatos, se trasladan del vivero hasta la playa, para que la recorran a su ritmo y lleguen al mar”, indicaron desde la Alcaldía de Nuquí.
No es exagerado afirmar que la biodiversidad del municipio se estampa hasta en las paredes de las casas, porque en realidad ocurre así. Desde hace un tiempo, artistas locales han impulsado una iniciativa de concientización: pintar su fauna en las fachadas del casco urbano. Además, algunas personas —sobre todo jóvenes— se han tatuado los paisajes variopintos del territorio a manera de apropiación.
  

Fuente; Semana

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