"Como gremio, a cualquier trabajador de cualquier ente, éste o el que fuere, nosotros no podemos representarlo. Escapa a la opinión o a la voluntad de los dirigentes del gremio". Esas fueron las palabras que eligió Rubén Daniele para transmitirle a los delegados de la ex secretaría de Fiscalización que el Suoem ya no los representará. Sin miedo al ridículo, después buscó parafrasear a Alfonsín para dejar en claro el concepto ante la insistencia de los presentes: “no podemos, no debemos y no queremos (representar a los empleados del ente)”.
El histórico cacique de los municipales explicó que el gremio no tiene jurisdicción sobre los entes descentralizados -una limitación impuesta por el artículo 2 del propio Estatuto Social del Suoem-, y, por anacrónico que suene, dijo además que la resistencia del gremio está dirigida en contra de la existencia misma del Ente de Fiscalización y Control, que fue creado por ordenanza hace casi un año, con mayoría agravada y doble lectura, en el Concejo Deliberante.
Los presentes en aquella reunión, que tuvo lugar la semana pasada, no salían de su estupor, y llegaron a preguntarle incluso si las reparticiones en las que teóricamente revistan siguen existiendo. Según ellos, una resolución aún no publicada eliminó la subsecretaría de Fiscalización y Control, cuyas funciones serán absorbidas por el Ente. Y en este momento se encuentran en un limbo que no ofrece garantías sobre la continuidad de sus responsabilidades.
La creación de este organismo no es menor. Concentrará las competencias de áreas históricamente sensibles del Ejecutivo para controlar la noche (Espectáculos Públicos) y, en general, el desarrollo y habilitación de cada actividad comercial que se lleve adelante en la ciudad.
El Suoem siempre hundió sus raíces en estas reparticiones, pero la onda expansiva de la causa que lleva adelante el fiscal Guillermo González por la expedición de certificados “truchos” ha movido sus cimientos, acelerando la creación y puesta en marcha de este ente descentralizado, y reconfigurando todo el entramado de poder que subyace a sus funciones.
La advertencia de Daniele, adelantando que el Suoem no puede/debe/quiere mantener la representatividad sobre los agentes del ente representa lisa y llanamente una fractura del sindicato. Y no una menor.
Todavía no hay garantías respecto de cómo se dará el traspaso de personal. El Estatuto del Empleado Municipal (Ordenanza 7.244) establece que los agentes deben prestar su conformidad para ser trasladados. Sin embargo, el ente tiene una personalidad jurídica (e incluso una naturaleza) diferente de la Municipalidad. Ese escenario no hace más que potenciar la incertidumbre entre los empleados de las reparticiones que conforman (o conformaban) la subsecretaría de Fiscalización y Control.
Esto, unido a la certeza de que el Suoem no representará a quienes migren al ente, ha desatado una verdadera psicosis entre los municipales aludidos, que no quieren quedarse de brazos cruzados mientras sus funciones son asumidas por los becarios que empiezan a llegar a aquél organismo, pero tampoco quedar sin el paraguas del Suoem si aceptan recalar en él.
Premeditada o no, la jugada es redonda para el Ejecutivo, que no solo conseguirá con la puesta en marcha del ente limitar la responsabilidad política que pudiera emanar de las controvertidas áreas de fiscalización y control, sino que además cortará de un solo tirón los vínculos que existen entre ellas y el Suoem.
En paralelo a todo este proceso, el sindicato mantiene una discusión paritaria abierta con el Ejecutivo, que incluye un cronograma de pases a contrato y el permanente análisis de sumarios administrativos paralizados por el Ejecutivo que penden como una espada sobre la cabeza de su conducción. Y, trascartón, un proceso electoral abierto para que Daniele siga ampliando su record y alcance su 13er mandato al frente de un Suoem que, todo indica, será un poco más chico que el que recibió de manos de Biolatto.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE ROLDAN DANIELA.