El cierre del primer año de gestión no es vivido por todos de la misma manera. Mientras algunos prefieren plantarse en la defensa de los objetivos alcanzados y destacan una infinidad de adversidades nacidas del nuevo rumbo político y económico elegido por Balcarce 50, otros no pueden disimular que su atención está puesta en las insistentes versiones de que el Ejecutivo avanza hacia una reconfiguración, cuyos alcances son todavía desconocidos.
Este segundo grupo atraviesa un estado de ánimo inestable, donde la ansiedad gana terreno conforme se acerca fin de año, y actualizaciones de estado se cruzan minuto a minuto, aunque las precisiones no abundan.
En principio, los cambios alcanzarían a distintos Centros de Participación Comunal, aunque aquí también conviven distintas versiones. Para algunas, sólo se designarán nuevas autoridades en los dos CPC más recientemente inaugurados, en Alta Córdoba y General Paz, y habrá apenas algún que otro cambio en los demás. Otros juran que ya hay insistentes conversaciones entre emisarios del Palacio Municipal y dirigentes de las distintas seccionales y que, muy por el contrario, la reconfiguración de la Secretaría de Participación Ciudadana será más integral. Aunque nadie duda de la permanencia del secretario, Juan Domingo Viola, y de sus colaboradores más estrechos.
Tampoco hay coincidencias en relación al tiempo. Algunos creen que el refresh del gabinete municipal es inminente. Otros, que Passerini abordará cualquier reordenamiento recién después de que termine el receso administrativo, que de ordinario dura todo el mes de enero.
Y el espacio que con más ansias aguarda novedades es el viguismo, un socio de importancia en el esquema que llevó a Passerini al poder, y un componente del oficialismo municipal que ha ganado peso relativo dentro del Palacio 6 de Julio, fundamentalmente, a partir de la distancia que casi desde el inicio de la gestión separa al gobernador del intendente, más allá de los reiterados esfuerzos por disimular las diferencias.
Entre las áreas que se mencionan como aquellas en las que habrá cambio de nombres, aparece también la cartera de Seguridad, donde el espacio que sigue administrando las estructuras del PJ en la ciudad se entusiasma con la designación de Natalia Quiñonez, una dirigente de la seccional 5ta, de estrecha confianza de Alejandra Vigo, y que actualmente se desempeña al frente de la Subsecretaría de Sistema Integrado de Seguridad Pública, dependiente del Ministerio de Seguridad de la Provincia.
Las versiones de cambios alcanzan a otras dos secretarías: Ambiente y Comunicación. Sin embargo, hasta ahora habría cambios en el funcionamiento y la composición de estas carteras, pero no en los nombres.
Para algunos de los peronistas que no suelen comulgar demasiado con la idea del partido cordobés, los secretarios que pertenecen al llaryorismo ya están “afuera” del gabinete, pero, aunque en términos materiales no tienen juego en las estructuras municipales, Passerini jamás “pagará el costo” de darles una amable despedida, ya es que eso podría perturbar (todavía más) la relación con el jefe del Centro Cívico.
Quienes sostienen esto último entienden que la reconfiguración del gabinete municipal no es inminente, o que al menos no lo es entre las primeras líneas. Ya que el intendente preferirá avanzar con pies de plomo y esperara a que sea la Provincia la que, llegado el caso, convoque a sus jugadores a asumir responsabilidades en el esquema provincial, cuando llegue el turno de Llaryora de llevar a boxes a su gabinete para relazar la gestión que puso a rodar el 10 de diciembre del año pasado, cuando el tándem Llaryora-Passerin era el peronismo “que venía”, y Hacemos Unidos acababa de perfeccionar una costosa sucesión.
CON INFORMACION DE DIAIRIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.