El tiempo - Tutiempo.net

Natalia de la Sota desafía a Martín Llaryora y tiende puentes con la tropa refractaria al Partido Cordobés

POLÍTICAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
natalia-la-sota-armado-centrojpeg

Mientras amplía los márgenes de su juego propio en el Congreso, Natalia de la Sota tensa algunos vínculos que la amarran al peronismo de Córdoba. Aún por lo bajo, manifiesta su propia inquietud sobre las derivas del Partido Cordobés de Martín Llaryora.

Su diagnóstico arroja una conclusión que comparte con el núcleo íntimo: la ampliación de la alianza oficialista que dirige el gobernador saltea mojones sagrados para el PJ de la provincia.

La diputada no desconoce que la sucesión exitosa del peronismo provincial, iniciada por su padre en 1998, fue posible gracias a fusiones con históricos adversarios. Sólo así el mutante PJ pudo revertir la patente radical de la provincia. Sin embargo, desliza que las sucesivas evoluciones, incluyendo el cordobesismo, han profundizado un alejamiento con los principios básicos del partido.


Toma como referencia inmediata el ambiguo juego del gobierno provincial con la administración de Javier Milei. Según explican en su entorno, De la Sota no concibe otra postura que la oposición a un presidente que niega la justicia social y socava el entramado productivo y laboral, pilares de una identidad justicialista en pleno proceso de rediscusión.

Tal postura no sólo ampara recientes desmarques de la estrategia definida para el bloque de Hacemos Coalición Federal. Especialmente, las diferencias con aquellos diputados que adhieren férreamente a lo considerado conveniente para El Panal, como se llama a la casa de gobierno mediterránea. “Ni siquiera discuten, sólo levantan la mano”, apuntan desde su entorno.
La posición también conlleva un cáustico planteo al interior de los límites provinciales, en momentos en que emergen rispideces entre los socios del oficialismo: ¿cuánto peronismo queda en un cuerpo en que se superponen capas históricamente antiperonistas?

El experimento de Martín Llaryora
En la mesa chica de la diputada remarcan la necesidad de mantener al peronismo como factor predominante para un Partido Cordobés en el que ya burbujean las críticas por la incorporación de extrapartidarios que piden una tajada cada vez más grande.

La aseveración acompaña críticas por la remoción de la liturgia peronista en los actos del renovado cordobesismo, proceso que iniciara con Juan Schiaretti. “Parece desteñido el eje peronista. En cualquier momento parecerá mala palabra”, lamentan.

El apellido De la Sota otorga otra resonancia, se sabe. Su mano tendida puede ser interpretada como anzuelo para un creciente cardumen de disconformes.

La diputada reconoce que tiene que ganar volumen político en la antesala del año en que deberá renovar su banca. Desmarcarse de la disciplina llaryorista no será gratuito: Natalia no integra el lote de predilección del gobernador. Admisión de parta, sus voceros aseveran que le importa dar la discusión, no aferrarse a un escaño.

La fidelidad también opera como distingo ante otros dirigentes del menguante delasotismo. Particularmente Daniel Passerini, el otro notable de aquella corriente que a fines de la pasada década intentara plantarse a los designios de Schiaretti.

Un lustro después, voces de aquel coro miran con suspicacia los movimientos de pinza del intendente de la capital. Socio de Llaryora en el Partido Cordobés, en las últimas semanas profundizó vínculos con Schiaretti y, particularmente, con Alejandra Vigo. La necesidad atenúa convicciones: la senadora maneja resortes territoriales indispensables en la ciudad.

La encerrona que presenta peronismo nacional
De la Sota admite la existencia de contactos y llamados con dirigentes de variada extracción y geografía, a quienes adivina vocación de construcción a futuro. Muchos, y muchas, se acercan por las expectativas que promueve aquel juego propio que contrasta en su bancada.

Algunas de esas aproximaciones promueven armados divergentes a los sellos que hoy se disputan representaciones. Sin sacar los pies del tremedal sobre el que se asienta el peronismo, la diputada asegura estar “en el mismo lugar de siempre”.

Es decir, un punto equidistante de múltiples polos en tensión, con epicentro en Córdoba y siempre opuesto a las políticas “neoliberales”.

En esa dirección, enfría las expectativas puestas sobre ella por armadores de Sergio Massa y talladores de un kirchnerismo tardío. A todos les recuerda la distancia que media, similar a la que separa al Obelisco de la Cañada.

“Con Sergio la une un vínculo de años. Trabajó para el proyecto de UNA en 2015. Después él la acercó al Frente para la Victoria en 2019. Votó por Alberto Fernández, con convicción peronista, porque del otro lado estaba Macri. En 2023 votó por Schiaretti, que era el candidato que la representaba, hasta el balotaje. Ahí eligió a Massa, con Milei enfrente. Hoy los tiempos son otros”, destacan fuentes consultadas por Letra P.

Esos tiempos no sólo requieren una revisión de los liderazgos, consecuencia inevitable del rotundo fracaso del gobierno todista y de la sucesión de acusaciones contra el expresidente Fernández. También, entiende, es necesario cursar una discusión para actualizar la doctrina partidaria. Pragmática, admite que los modelos coalicionales rigen ya. Por ello, no descarta acuerdos con sectores que compartan críticas a Milei, como ya se han escenificado en la misma cámara baja “Pero sin diluir al peronismo”, advierten sus voceros.

El giro de Natalia de la Sota hacia Córdoba
Con los liderazgos nacionales severamente cuestionados, sin herederos que interpreten nuevas canciones, la posibilidad de explorar caminos alternativos parece acotada para dirigentes sin rodaje en Ejecutivos.

Tal puede ser también otra razón para poner en pausa las proyecciones hacia fuera del redil cordobesista. Las mismas voces aseguran que Natalia puede resaltar matices, afrontando las tensiones consecuentes, pero no romperá con el peronismo de Córdoba, “su casa”.

Aquellos matices tornan límites infranqueables ante ejes concretos: la sanción a los diputados que visitaron a genocidas, la ampliación de gastos para la Secretaría de Inteligencia y la quita de fondos a la educación pública, por ejemplo. Fuera de discusión queda la adhesión a proyectos que beneficien a la provincia.

Aún así, las fustigaciones prometen remezones. “Natalia quiere dar la discusión dentro del PJ de Córdoba. Ella siempre mantuvo una línea según sus convicciones. Son otros los que tienen que explicar por qué se corrieron, por qué avalan los ataques del gobierno nacional a la clase trabajadora”, sentencian allegados a la exconcejala.

CON INFORMACION DE LETRA P

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto