Naranjitas: la brasa caliente que Hacemos le tiró a Passerini

Caliente. Así fue la última sesión en la Legislatura de Córdoba donde, entre otros proyectos que se trataron, el parlamentario Gregorio Hernández Maqueda (bloque unipersonal Mejor Futuro) logró poner en la agenda legislativa el tema de los naranjitas a través de una iniciativa. 

El debate fue áspero principalmente con el oficialismo que resistió con distintos argumentos el proyecto pues al final de la noche, finalmente quedó trunco. 

Hernández Maqueda perdió la votación, pero ganó políticamente. Pues, el legislador desde su monobloque logró azuzar socialmente un debate que siempre está latente y que, al parecer genera una particular indignación entre los cordobeses capitalinos. 

El ex lilito recogió todo ese enojo, bronca y sensación de inseguridad que muchos dicen sentir frente a la figura de un cuidacohe, y ofreció una salida: prohibir directamente su presencia en las calles y sancionar con duras penas a quienes cobren indebidamente por el estacionamiento en el espacio pública. 

Para Maqueda, el desorden que reina en ese sentido en las calles de la ciudad hace que el vecino no pueda distinguir un naranjita “habilitado” de uno ilegal, tampoco saber de cuánto es la tarifa que corresponde, ni si se debe pagar antes o después. “Esa situación se presta para una relación de violencia muy grande que es que el miedo que te genera que si no pagas, tu vehículo o vos vana a sufrir algún daño”, dijo al describir ese vínculo como “extorsivo”. Además, el legislador se refirió a “mafias” y a la necesidad de que el Estado recupere el espacio público. 

La realidad es que un ordenamiento real del sistema de cobro de estacionamiento en manos de los naranjitas en Córdoba es una deuda pendiente de prácticamente todas las administraciones municipales. En los últimos años, no hubo gestión que no tuviera en agenda ese asunto: a lo largo del tiempo se sancionaron y modificaron ordenanzas, y el “problema” sigue y sigue. 

Es sabido que cualquiera que hoy se coloque una pechera naranja y se pare en una esquina puede cobrarles a los automovilistas sin ningún tipo de restricción ni control. También es cierto que, en el marco de la fuerte crisis económica que atraviesa el país, cada vez son más las personas que salen a rebuscársela para juntar unos pesos. Es cierto que hay abusos y situaciones de violencia; pero también lo es que hay muchas personas (quizá las más) que viven de esa actividad y que desde hace años se desempeñan en las mismas zonas conviviendo de una manera respetuosa con los vecinos y automovilistas. 

El abordaje del tema demanda una solución integral, profunda y seria. Una discusión social y política a fondo que, por ahora, no asoma entre las prioridades que tienen el Palacio 6 de Julio. La Municipalidad se rige por el Código de Convivencia Ciudadana de Córdoba para estos casos y por el protocolo que diseñó la Justicia de Córdoba para estandarizar el abordaje que involucre el cobro indebido de estacionamiento en la vía pública, violaciones al Código de Convivencia y demás hechos violentos que puedan darse con naranjitas. 

Por eso, en el Palacio 6 de Julio no cayó del todo bien la estrategia implementada por el bloque de Hacemos Unidos por Córdoba en la Legislatura para sellar la discusión; pues uno de los principales argumentos con el que rebatieron el proyecto de Hernández Maqueda fue que la regulación de la actividad de los cuidacoches es potestad de cada municipio. Patearon la pelota a las jurisdicciones municipales. 

De hecho, así lo señaló el presidente provisorio de la Cámara, Facundo Torres, cuando en diálogo con distintos medios explicó que no se puede dictar una ley provincial que regule una actividad que debe ser regida por ordenanzas. Por eso, el oficialismo consideró que sería inconstitucional aprobar la iniciativa opositora. 

Así, esa semana se inscribió un nuevo capítulo de polémica en torno a los naranjitas mientras la solución de fondo, no llega. 

CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE SORIA YANINA