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Schiaretti es el abanderado del ‘partido cordobés’ y con Llaryora ven una oportunidad con el Pacto de Mayo

POLÍTICA 04/07/2024 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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“‘El Gringo’ es el abanderado del ‘partido cordobés’ a nivel nacional. En Córdoba, este espacio multipartidario y de las organizaciones sociales ya es una realidad. Ahora hay que armar el ‘partido argentino’”, repite en privado el gobernador Martín Llaryora sobre el futuro inmediato de su antecesor, Juan Schiaretti, que este miércoles volvió a tener reuniones políticas en Capital Federal.

Envalentonado por el amplio triunfo en las elecciones en Río Cuarto, cuando la división del PJ auguraba un resultado ajustado y tal vez adverso, el gobernador busca fortalecer el armado del “partido cordobés”.

En este sentido, el resultado en Río Cuarto –según la lectura de los llaryoristas– fue importante por partida doble: derrotaron a una peronista disidente como Adriana Nazario y al joven opositor Gonzalo Parodi, que podría ser una pieza importante en la renovación del radicalismo.

Aunque, de manera subterránea, en el PJ provincial hay reclamos por la “desperonización” del oficialismo, con el objetivo inocultable de alimentar al “partido cordobés”.

 
En la campaña riocuartense, Nazario enarboló una impronta bien peronista, haciendo eje en el legado del fallecido exgobernador José Manuel de la Sota.

Llaryora –y Schiaretti, a la distancia– vivieron el traspié de la última pareja de De la Sota como una reivindicación a su estrategia de abrir las fronteras del peronismo.

“No hay que regalarles el radicalismo a (Luis) Juez ni a los libertarios. El partido vive una crisis profunda. Para muchos radicales, el ‘partido cordobés’ puede ser una opción. No digo que nos quedaremos con todo el radicalismo, pero para nosotros tener una porción ya es suficiente para mantener el poder en Córdoba”, razonó un funcionario provincial que conoce de primera mano la estrategia política de Llaryora y de Schiaretti, que en sus discursos evitan hablar del peronismo.

Al exgobernador no le quedó otra alternativa que hablar de Juan Domingo Perón, cuando el lunes pasado asistió a la misa por el 50° aniversario del fundador del PJ.

Sin embargo, Schiaretti sólo reivindicó la última etapa de la presidencia de Perón, cuando se mostró más dialoguista con los opositores.

Mientras que Llaryora, en un pronunciamiento consensuado con su antecesor, expuso su visión sobre el expresidente en las redes sociales, también reivindicando al Perón que se abrazó con el radical Ricardo Balbín.

El gobernador sólo cantó la Marcha peronista, luego de la misa, en una cena reservada para un centenar de funcionarios peronistas, que se sacaron las ganas de entonarla con fuerza en un reducto cargado de liturgia peronista: el restobar Perón-Perón, en el corazón de barrio Alta Córdoba.

El Pacto de Mayo en julio
Llaryora y Schiaretti tienen bien clara la estrategia del oficialismo en Córdoba para tratar de prolongar la estadía en el poder. Hasta ahora, la postura aperturista dio resultados: el 12 de julio, el PJ celebrará 25 años en el poder provincial, con estadía asegurada por tres años y medio más.

Esta mirada optimista del oficialismo. Para los principales opositores locales, como Luis Juez y Rodrigo de Loredo, que se volvieron a mostrar juntos esta semana con una foto, el pregonado “partido cordobés” es “una debilidad política” del PJ, de cara a las próximas elecciones provinciales, del lejano 2027.

Aunque el gobernador y su sucesor quieren afrontar otro desafío: romper las fronteras de Córdoba y hacer pie a nivel nacional, cosa que De la Sota nunca pudo conseguir. Schiaretti tampoco, en su primer intento del año pasado.

En este contexto, ambos referentes peronistas coinciden en que el Pacto de Mayo, que se firmará el próximo 9 de julio en la ciudad de San Miguel de Tucumán, puede ser una oportunidad para el espacio “moderado” que quieren armar a nivel nacional.

“La verdad que el Pacto de Mayo tendrá sólo un valor político. (Javier) Milei sólo quiere mostrar quiénes están en contra, que son los cristinistas. Para Martín (Llaryora) es importante porque está relacionado con otros gobernadores peronistas y de fuerzas provinciales, que están lejos del kirchnerismo y también de los libertarios. Puede ser una oportunidad a nivel nacional para el espacio moderado que representa el PJ cordobés”, razonó uno de los funcionarios que mejor conoce el pensamiento íntimo del gobernador.

Llaryora y Schiaretti hablan todas las semanas. A veces por teléfono, y otras de manera personal, sin que trasciendan esos encuentros.

Como ocurrió en etapas anteriores del PJ provincial, Llaryora y Schiaretti encontraron la fórmula para convivir sin roces: el gobernador priorizando la gestión provincial, y el exgobernador lanzado a nivel nacional para armar un nuevo espacio político moderado, de centro.

En esa sintonía fina, Llaryora está convencido de que puede llevar agua para su molino (y para el de Schiaretti) con su activa participación en el Pacto de Mayo, que extrañamente se firmará en julio.

Para escaparle a esta contradicción al calendario, en la Casa Rosada ya hablan del “acta de Tucumán”. No habría que sorprenderse que en los próximos días se convierta en el “pacto de Tucumán”.

Llaryora se mostró satisfecho luego de haber compartido con otros tres peronistas dialoguistas la reunión con el jefe del Gabinete, Guillermo Francos, este martes, en la Casa Rosada.

Junto con el mandatario cordobés estuvieron el salteño Gustavo Sáenz, el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil. Además de ser peronistas, los tres gobernadores tienen una característica que Llaryora y Schiaretti tienen en cuenta para su armado nacional: son anticristinistas.

El gobernador habla con colegas peronistas más de lo que trasciende. Antes de suceder a Schiaretti en el Centro Cívico, Llaryora dudaba de si una eventual proyección nacional debía ser dentro del PJ o por afuera.

Schiaretti lo convenció de que, mientras Cristina Kirchner tenga poder dentro del peronismo, y lo tiene, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, no había chances de competir dentro del peronismo.

Llaryora considera que la posible proyección del “partido cordobés” al “partido argentino” es el camino. Y Schiaretti será la carta de presentación a nivel nacional. Este miércoles volvió a mostrarse con el bonaerense Florencio Randazzo en Capital Federal.

Sin embargo, como lo susurran en privado los llaryoristas cruzados, en un escenario tan convulsionado, el gobernador nunca renunciará a una eventual proyección nacional. Y eso lo sabe hasta el propio Schiaretti.

El futuro, y sobre todo, la éxito o el fracaso de la gestión libertaria marcarán si el “partido cordobés” tiene proyección nacional o si se convierte en una fórmula para intentar seguir en el poder provincial.

Con información de La Vpz, sobre una nota de Julián Cañas

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