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Córdoba 2025: con Juan Schiaretti en el centro de las especulaciones, Mauricio Macri pide sostener JxC

POLÍTICA 27/04/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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¿Qué hará Juan Schiaretti en las elecciones legislativas de 2025 en las que Javier Milei intentará reclamar buena parte de la cosecha que obtuvo en el ballotage? El interrogante cruza todas las conversaciones de la política de Córdoba. El gobernador Martín Llaryora encabeza el operativo clamor para la postulación del exgobernador de los ocho puntos nacionales.

Sin embargo, esa certeza que tiene el nuevo jefe del PJ sobre la energía y las ganas de su promotor oscila entre la duda y la negación en el resto del elenco peronista. "Schiaretti no va a ser candidato", se escucha con más insistencia de las fuentes que están más alejadas del despacho central del Panal.

Schiaretti en la cúspide de la boleta de Hacemos Unidos por Córdoba -o su variante de ocasión- resolvería un problema crónico del cordobesismo en los comicios intermedios, siempre nacionales: aumentaría las posibilidades, no sin esfuerzo, de sostener las dos bancas que pondrá en juego.


Llaryora entiende que las opciones que tiene en el banco -Manuel Calvo, Miguel Siciliano, Laura Jure o la propia vicegobernadora Myrian Prunotto- no ofrecen grandes garantías con Milei enfrente.
Aquí no hay disensos. La especulación multipartidaria le augura una buena cosecha al Presidente. Nadie se anima a dar por cerrado un porcentaje en medio de la incertidumbre que no tiene fin, aunque algunas consultoras arriesgan que mantendrá unos 40 puntos, aún en el peor escenario.
El jefe del bloque de Milei en Diputados, Gabriel Bornoroni, quedó al mando del armado local que se pretende "depurado", pero aún no da señales de actividad. Lo cierto es que la apuesta es terminar con la anarquía interna para asegurarse a la tropa propia en el recinto.

Córdoba pondrá en juego nueve bancas en Diputados el año próximo. Tres pertenecen a la UCR (Rodrigo de Loredo, Soledad Carrizo y Gabriela Brouwer de Koning), dos al PRO (Héctor Baldassi y Laura Rodríguez Machado), una a Unión por la Patria (Pablo Carro) y tres a Hacemos Coalición Federal: Natalia de la Sota, Ignacio García Aresca y Oscar Agost Carreño, quien ingresó a la cámara baja por la boleta amarilla, pero se sumó a la bancada donde mora el cordobesismo.

El dilema de Unión por la Patria en Córdoba
Llaryora cree firmemente que Schiaretti podrá dar la pelea como nadie, llegar al Congreso y jugar el rol de la oposición friendly. La que se planta, pero que también negocia, con el argumento de que si La Libertad Avanza fracasa, vuelve el kirchnerismo.

El doble juego dividiría, a la vez, los objetivos. Si hay algo que no quiere la dirigencia política de Córdoba es terminar en el centro de la furia presidencial, menos con un electorado que sigue bancando los trapos violetas.

Con Schiaretti a la cabeza, la posibilidad de una unidad entre las dos corrientes del PJ provincial se hace cada vez más efímera. El legislador alineado con el justicialismo nacional, Federico Alesandri, mantiene diálogo con el Instituto Patria de Cristina Fernández de Kirchner, pero también con Sergio Massa. Imaginar una división de este frente significaría rifar la banca estable que, pese a las operaciones de toda previa, siempre logra el universo K en la provincia.

Si Schiaretti juega, si Unión por la Patria sintetiza sus heridas de 2023 y Milei sostiene un núcleo duro, el problema será para Juntos por el Cambio (JxC), cuya resistencia se sostiene en la Legislatura de Córdoba, en virtud del empate con el bloque llaryorista.

Para Mauricio Macri, Schiaretti se queda en la casa
Mauricio Macri ya opera en el terreno. El expresidente es uno de los que cree -como buena parte del PJ cordobés con excepción del núcleo chico del gobernador- que Schiaretti no será candidato.

El pálpito se lo compartió al jefe del bloque radical en Diputados, Rodrigo de Loredo, en el encuentro que mantuvieron a solas en la oficina del ingeniero en Olivos. El expresidente aplica sus categorías personales a la posible jugada política de su ¿ex? amigo “El Gringo”.

Al dirigente boinablanca le dijo que no imagina al tres veces gobernador en las fajinas legislativas. Para el fundador del PRO el Congreso es un bodrio. Quienes lo frecuentan saben que la definición no es exagerada y, para quienes están más lejos de esa esfera de intimidad, siempre quedará el archivo. En una entrevista a Clarín de 2006, Macri había dicho: “Si no te aburre una sesión del Congreso, sos un anormal”.

Para Macri, Schiaretti es el hombre más “normal” del mundo. De hecho, así se promocionó en la campaña que lo sorprendió con un baño de popularidad que ni el cordobés sospechó. No imagina al tres veces gobernador de Córdoba sometiéndose a semejante "desgaste".

El factor Luis Juez y el pedido a Rodrigo de Loredo
Sobre esa idea que supone que Schiaretti no se inmolará en un escenario electoral complejo, Macri pidió a De Loredo mantener la unidad de la alianza en Córdoba. La petición es llamativa y encierra varias preguntas. ¿No confluirá el PRO en un frente estratégico con La Libertad Avanza (LLA)? Hasta ahora no hay señales de fusión. ¿La política de alianzas se definirá en cada distrito sin margen para bajadas de línea? En Córdoba, es un clásico el reproche a la dedocracia porteña.

Si De Loredo logra encolumnar a la UCR y juntar los pedazos amarillos con Macri de aliado, este escenario condicionaría a Luis Juez, más cerca del ecosistema libertario que de las ruinas de JxC. Macri no lo ve encabezando la lista de LLA y, de hecho, el senador en privado admite que sería un delirio exponerse y hacer “la que hacen siempre los radicales”. Las piruetas políticas del jefe del Frente Cívico permiten el margen de duda.

La UCR, la más complicada por su grieta interna, sería la más beneficiada por la continuidad del espectro de la alianza. Si el PRO se desarma, si el Frente Cívico respalda a la lista libertaria o si la integra, el centenario partido correría riesgos de quedarse afuera del reparto.

En otros términos, De Loredo perdería su pase por cuatro años más en la cámara baja. Al menos con la marca JxC, el radicalismo podría garantizarse un piso electoral suficiente para sostener alguna de las tres bancas que pone en juego la excoalición en el bastión mediterráneo, pero por sobre todo mantenerse alejado de la oferta minarquista. Entanto, eel PRO no licuaría la identidad que Macri prometió rescatar cuando agarró la posta del partido recoleto.

En Córdoba, la tullida alianza seguiría siendo negocio. Quién la encabeza será otra discusión caliente.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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