Instituto rescató un empate agónico ante Banfield

En Banfield ya empezaban a saborear lo que era un triunfo clave y extremadamente necesario. Parecía que no había manera de que se escapara ese 1-0, que era como un castillito que habían edificado ladrillo por ladrillo, a pesar de que cada minuto del segundo tiempo que pasaba, sus jugadores estaban más cerca de Cambeses. Pero se olvidaron de un pequeño y bastante particular detalle: en un domingo en el que todos los partidos anteriores a este se habían definido en la última jugada (San Lorenzo le ganó así a Platense y Boca se lo igualó a Rosario Central), el tercero no fue el vencido e Instituto, en un final con algo de polémica, le puso justicia al marcador.

Sí, el local no merecía irse con las manos vacías. Durante todo el complemento hizo los méritos para llegar al empate, pero la falta de efectividad y algunas malas resoluciones lo privaron de conseguirlo hasta el ¡octavo minuto de adición!. Un cabezazo salvador de Varela tras un tiro libre desde el costado desató un festejo agónico en un banco, y muchísima bronca en el otro: porque mientras en Instituto abrazaban al marcador central que había entrado 13’ antes, en Banfield se le fueron al humo a Baliño, quien había adicionado dos minutos más a los seis iniciales (correspondía uno, el tiempo que había estado Bertolo en el piso).

Toda esa emoción generada en el final fue la que le faltó a un primer tiempo chato, aburrido, prácticamente sin llegadas a los arcos. La posesión repartida y las fallas en los pases fueron constantes entre dos equipos que se preocuparon más por ganar a cualquier precio que por intentar elaborar fútbol. Se entiende: ambos están sumergidos en una importante irregularidad, siendo la del Taladro algo más preocupante dado que se encuentra 21°. Por eso, cuando consiguió ponerse en ventaja por intermedio de Bisanz de penal (desde el VAR tuvieron que llamar a Baliño para que fuera a revisar la jugada, dado que no había cobrado nada), se dedicó a defender y salir de contra.
 

El plan parecía salir casi a la perfección, con grandes partidos de Remedi en el medio, los centrales y los puntas, pero el castillito se desmoronó en el momento menos indicado. En el día de los goles agónicos, en Alta Córdoba también hubo un final apasionante...

Fuente: ole.com.ar