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Los vericuetos de una política que está en una sintonía diferente a la del común de la gente

POLÍTICA 05/11/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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El cemento nunca puede tapar a la política”, solía decir José Manuel de la Sota en charlas privadas, en tiempos de caminar en el llano después de dejar el poder. Sin nombrarlo, era una crítica sutil a su sucesor, Juan Schiaretti, quien consolidó su liderazgo desde la gestión.

En otro contexto, y por otras cuestiones, aquella definición delasotista le cae como anillo al dedo al escenario complicado que enfrenta el PJ, en el arranque de la campaña. No pocos peronistas se preguntan si alcanzará con mostrar obras para retener el poder provincial por séptimo mandato consecutivo.

Schiaretti y Martín Llaryora planificaron un arranque adelantado de la etapa electoral mostrando los logros de las administraciones provincial y de la Capital.

A ese eje central lo dejó claro el intendente capitalino en el discurso con el cual debutó como candidato oficialista a suceder a Schiaretti. Llaryora le apuntó al opositor Luis Juez al calificarlo de ser “lo peor del pasado”, con el argumento de que ni siquiera cumplió dos períodos como intendente de Córdoba.

Posdata: en realidad, Llaryora tampoco cumplirá dos mandatos como intendente. Al igual que el fundador del Frente Cívico, buscará ser gobernador, después de cuatro años de gobernar la Capital.

El plan del gobernador y el intendente sigue siendo contraponer gestión a las críticas de los opositores. El impacto generado por el tremendo choque que protagonizó el presidente provisorio de la Legislatura, Oscar González –primero en lo humano, por las víctimas, y luego en lo social y en lo político–, sembró algunas dudas sobre si al PJ le alcanzará con mostrar obras, que para De la Sota eran sólo “cemento”.

La respuesta a ese interrogante estará en las urnas, el año próximo. Por ahora, lo único concreto es que el suceso que involucra a González, un referente histórico del PJ provincial, impactó en el arranque de la campaña del oficialismo.

Es probable que no haya una contramarcha en el plan de largar anticipadamente. De hecho, este viernes Llaryora estuvo en Río Cuarto. Aunque la mirada del PJ se vuelve a posar en la oposición.

El caso González, que se sumó a la tragedia del Neonatal unos meses atrás, convenció a muchos peronistas de que para asegurar la permanencia en el poder sería necesario enfrentar a una oposición debilitada por sus diferencias.

DESCONFIANZA
La creciente desconfianza entre Luis Juez y el radical Rodrigo de Loredo alienta la ilusión peronista de confrontar con rivales divididos, o al menos no tan unidos.

 
El “espalda con espalda” que recitaban Juez y De Loredo en todos los medios luego del rotundo triunfo en las elecciones legislativas nacionales del año pasado cada vez se parece más a un “frente a frente”.

Las intrigas mutuas parecen haberse apoderado de ambos referentes opositores, aunque aún no está dicha la última palabra y no hay que descartar un acuerdo.

Los deloredistas argumentan que es “natural” que su jefe político aspire a liderar al radicalismo y, por ende, a Juntos por el Cambio, ya que la UCR es el partido de la alianza con mayor historia y poder territorial.

Los juecistas son más duros. En privado, aseguran que De Loredo se acercó al expresidente Mauricio Macri para potenciar sus chances en la interna cordobesa.

Propenso a ver aguas turbias en el fondo del vaso, a veces con razón y otras no, Juez cree ver a Schiaretti detrás de Macri. La inquietud no es política; es más profunda: un supuesto financiamiento a De Loredo para dividir a la oposición. Los recursos son siempre indispensables para una interna partidaria.

Las suspicacias juecistas se alimentaron cuando se enteraron de que De Loredo y Llaryora coincidirán la semana que viene en un congreso en la ciudad de Yale, en los Estados Unidos.

De Loredo también se puede preguntar quién financiará a Juez en una eventual disputa en las urnas por la principal candidatura opositora. En este caso, la respuesta parece más visible: el precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta, aparentemente hoy distanciado de Macri.

Es una verdad de Perogrullo en la política: los fondos públicos siempre aparecen en las campañas, para los oficialismos y también para la oposición.

Más allá de las sospechas que comenzaron a cruzarse juecistas y deloredistas para alivio del PJ, sigue la incertidumbre sobre cómo resolverá Juntos por el Cambio la principal candidatura si De Loredo insiste en ir a una interna abierta y Juez se niega.

Los juecistas creen tener la fórmula para resolver esta encrucijada, en la cual los egos personales no están ajenos: que haya una pulseada mano a mano entre Juez y De Loredo por la principal candidatura. Que el que gane encabece la fórmula para gobernador y el que pierda acompañe en el segundo escalón. Los otros lugares en las listas surgirían de un consenso entre los partidos.

Según la lectura de los juecistas, esta disputa mano a mano evitaría una supuesta injerencia del Gobierno provincial con recursos. Porque al PJ le dejaría de convenir una fórmula, cualquiera sea quien la encabece, con los dos opositores que más miden en las encuestas.

Elucubraciones que terminarán más pronto que tarde. Las repercusiones del caso González y la casi certeza de que habrá Paso nacionales son dos factores que impulsan un debate en el PJ para un posible adelantamiento de las elecciones provinciales para marzo o para abril.

No falta mucho para esta definición. El hipotético adelantamiento de la fecha de votación se confirmará o no en la primera quincena de diciembre, en la etapa decisiva del Mundial de Qatar, como para que no se note tanto un cuestionable cambio de la ley electoral provincial.

Fuente: La Voz del Interior, sobre una nota de Julián Cañas

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