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La era del crecimiento de las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos puede haber terminado

INTERNACIONALES 08/08/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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En el mundo digital, el mero capricho de un programador puede suspender las leyes de la física. Del mismo modo, tal parece que, hasta ahora, los arquitectos corporativos de ese mundo han logrado desafiar la gravedad económica. Desde 2005, la porción digital del PIB de Estados Unidos ha subido un tercio, al 10 por ciento. El oligopolio tecnológico estadounidense -Meta, Alphabet, Amazon, Microsoft y Apple (que juntas podrían llamarse “MAAMA”)- ha superado incluso ese crecimiento vertiginoso.

En conjunto, los ingresos y las ganancias de MAAMA han aumentado en promedio casi un 20 por ciento al año en los últimos diez años, mientras que Estados Unidos a duras penas alcanzó un crecimiento anual del PIB nominal de menos del 4 por ciento. La pandemia quizá afectó las vidas físicas, pero enriqueció a las digitales, por lo que las grandes empresas tecnológicas también se enriquecieron como nunca antes.

Este año, la gravedad se ha hecho sentir una vez más. El índice Nasdaq, con gran presencia en el sector tecnológico, ha descendido una cuarta parte desde enero, de nuevo la mitad de lo que se contrajo el mercado accionario más amplio de Estados Unidos. Las empresas tecnológicas no tan grandes que no generan ganancias han sido arrastradas por un anémico crecimiento de ingresos y altas tasas de interés, que hacen que las ganancias remotas de firmas como Snap parezcan menos valiosas en la actualidad.

Lo que es más sorprendente es que, pese a los montones de dinero que aún generan, las gigantes también están sintiendo el tirón de la realidad. El 26 de julio, Alphabet reportó su crecimiento trimestral en ventas más lento desde los lúgubres primeros meses de la pandemia. El precio de sus acciones se recuperó, pero no lo suficiente como para compensar las recientes caídas y solo fue gracias a que las expectativas eran aún peores. Un día después, Meta declaró que sus ventas disminuyeron con respecto al ejercicio anterior, por primera vez en su historia.

De pronto, los titanes de la tecnología estadounidenses deben competir con fuerzas que desde hace mucho han asolado a los directores ejecutivos de la antigua economía: cadenas de suministro obstruidas, proteccionismo, escasez de mano de obra y competencia. Para MAAMA, estos límites son una especie de novedad. Más vale que sus jefes se acostumbren a ellos.

Uno de los límites es la geografía, que suele pasarse por alto en un mundo de cadenas de suministro global ininterrumpidas y un ciberespacio prácticamente sin fronteras. En la medida que las grandes empresas tecnológicas venden productos físicos y no bytes digitales, comparten el sufrimiento de las interrupciones de suministro.

En abril, Apple (cuya declaración de resultados estaba programada para después del cierre de esta edición, al igual que la de Amazon) advirtió que sus ingresos serían de 4000 a 8000 millones de dólares menores a los esperados para el segundo trimestre, sobre todo debido a los imprevistos de la cadena de suministro en China, donde las fábricas se cierran con una seriedad inquietante cada vez que surge un nuevo caso de COVID. Su ingenioso software de administración de inventario no ha librado de los costos extras a Amazon, que al igual que minoristas convencionales como Walmart se equivocó al momento de predecir lo que los compradores querían y cuándo.

También se están imponiendo barreras en internet, ya que lugares desde la Unión Europea hasta la India buscan proteger más los datos de sus ciudadanos y sus propios tesoros digitales. Esto les preocupa a Alphabet, Meta y Microsoft, que, a excepción de China y su seguridad de cortafuegos, enfrentan pocos obstáculos para vender sus servicios digitales.

Otro límite tiene que ver con el talento. Las firmas tecnológicas no están acosumbradas a pelearse por los mejores programadores. Sin embargo, ahora que han desplazado a los bancos y las consultorías como el trabajo de ensueño de los egresados universitarios, las gigantes tecnológicas está teniendo dificultades para reclutar empleados. Uno de los motivos es el tamaño de la fuerza laboral de MAAMA en su conjunto, la cual se ha multiplicado casi por siete en los últimos diez años, a 2,2 millones de trabajadores.

Cuanto más grande es la plantilla, más complicado es poblarla, mucho menos ampliarla. Las grandes empresas tecnológicas también enfrentan una competencia más feroz de otras industrias, las cuales ahora manifiestan un grado de aptitud tecnológica sin las controversias que han mancillado la reputación de las grandes empresas tecnológicas.

El último límite son los mercados de MAAMA. Ahora que los negocios como el comercio electrónico están recuperando las tasas de crecimiento que tenían antes de la COVID, la pandemia parece menos el comienzo de una era de digitalización interminable y más un cambio radical extraordinario. Conforme se vuelven más habituales, las ofertas tecnológicas se comportan como otros productos básicos. Como lo demuestran Alphabet y Meta, es posible que los anuncios digitales, que alguna vez se consideraron inmunes a los ciclos económicos, se vuelvan tan procíclicos como los que existen fuera del internet.

Ya sea que hablemos de publicidad o compras en línea, computación en la nube o teléfonos inteligentes, los mercados tecnológicos son más maduros y los mercados maduros crecen a un ritmo más lento, sobre todo cuando los reguladores ya no los ignoran. En muchas áreas, se están reduciendo los territorios que solían ser exclusivos de las grandes empresas tecnológicas. Por ejemplo, Amazon está invirtiendo a manos llenas en su negocio de publicidad, que es la especialidad de Alphabet; mientras tanto, Alphabet está destinando miles de millones de dólares a cimentar su presencia en la nube, el punto fuerte de Amazon.

MAAMA mía, ¿pueden volver a crecer?
Aún es posible que las grandes empresas tecnológicas recuperen esa magia para deformar la realidad. El acuerdo por 3900 millones de dólares que concretó Amazon este mes para comprar One Medical, un proveedor de servicios médicos en Estados Unidos, es tan solo el esfuerzo más reciente de MAAMA para conquistar uno de los últimos mercados que aún no se han digitalizado y que tiene el tamaño suficiente para hacer una diferencia en una empresa billonaria.

Puede que vuelvan a inventar un mercado totalmente nuevo, tal como lo hizo Apple con la economía de las aplicaciones del iPhone y espera repetirlo con la realidad aumentada. No obstante, en el ínterin, es posible que la era del excepcionalismo de las gigantes tecnológicas haya terminado.

Fuente: TN

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