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Con el acompañamiento de mujeres víctimas y familiares, se presentaron dos proyectos de ley contra la violencia de género digital

SOCIEDAD 16/07/2022 María Fernández Camacho*
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La diputada Mónica Macha, junto a la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta; el espacio de víctimas de violencia digital “Ley Olimpia Argentina”, la activista mexicana que dio nombre a la ley, Olimpia Coral Melo; y la organización Género y TIC (GENTIC) presentaron este lunes una propuesta legislativa contra la violencia digital.

El proyecto Ley Belén busca la incorporación al Código Penal Argentino de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo y/o de desnudez, de los “porn deep fake” (montaje digital en videos de pornografía) y de la sextorsión. Se detallan agravantes por casos de violencia de género y cuando se agrede por orientación sexual e identidad de género. La segunda iniciativa plantea incorporar la violencia digital como otra forma violencia contra las mujeres en el marco de la Ley 26.485, e impulsa la creación de medidas de protección para las sobrevivientes y políticas públicas de educación digital y de prevención.

“Hay una concepción machista de creer que se puede hacer con la imagen lo que se puede hacer con el cuerpo. Y situar este tipo de violencia en su virtualidad no la hace menos grave, porque termina generando un daño real, algo que puede significar distintas instancias de padecimiento en quienes atraviesan estas situaciones”, señaló Macha para dar inicio a un acto a sala llena.

Es que desde mucho antes de la hora convocada, decenas de personas esperaron en la puerta del Anexo C de la Cámara de Diputados del Congreso para estar presente, para acompañar. Especialmente mujeres, jóvenes, que empuñaban pañuelos violetas. Los lucían, los mostraban para las fotos, debajo de sus camperas. Grupos de mujeres esperando abrazadas, presentándose con otras, armando red. Quizás para contrarrestar la soledad de los primeros momentos de violencia. Esos que llegaron imparables, amplificados con cada envío.

Así vivió y contó Eliana Sotelo su historia como pareja de un exnovio que compartió fotos íntimas por Telegram. “Cuando fui a denunciar nadie me tomó en serio. Me dijeron que no era un delito. Hace dos años que mi cuerpo no es mío. Buscan humillarte de esta forma porque lo que quieren es que te aísles, que te abandones, que no tengas vida. Y lo consiguen”.

A su turno, Gómez Alcorta resaltó que la violencia por motivos de género en entornos digitales es uno de los grandes temas de la época: “Para ciertas franjas etarias la vida en el entorno digital se desarrolla de un modo muy potente, por eso es imprescindible pensar la afectación de la violencia. Llegamos tarde porque el Estado, además de todo, es un estado adultocéntrico, entonces cuesta escuchar. Si en las bancas y en los Ministerios estuviese sentada gente de entre 20 y 30 años, este tema no sería una vacancia”.

Lo virtual es real

Con los proyectos Ley Belén y Ley Olimpia Argentina, la diputada Macha pone el foco tanto en quien toma la decisión de publicar contenidos de desnudez o sexuales sin autorización, como en todos y todas las que difunden: “Hay ahí responsabilidades compartidas y lo que resulta es un avasallamiento de la subjetividad, el no poder salir de una situación que afecta la salud psíquica de las víctimas”.

En honor a la memoria de su hija, Marcelo San Román también estuvo en el Congreso. Es el papá de Belén, una agente del Comando de Patrullas Rurales de Bragado que en diciembre de 2020 se quitó la vida cansada del acoso, de la exposición y la vergüenza que le provocó la difusión sin su consentimiento de fotografías íntimas y de un video sexual en las redes sociales. Tenía 25 años y era mamá de dos chicos.

“Es muy difícil hablar desde el dolor y es todavía más fuerte que una ley lleve el nombre de mi hija. Lo que pido siempre es tener empatía. No pueden naturalizarse ciertas cosas. La viralización causa mucho daño. Mi hija no soportó ver expuesta su intimidad en toda una ciudad. Porque a su vez es cierto el refrán `Pueblo chico, infierno grande´. Allá te juzgan, te condenan. Y Belén no lo pudo soportar”.

En la misma línea marcó su discurso Olimpia Coral Melo: “Lo virtual es real, existe y daña. A mí me daba miedo todo. Hasta llamarme Olimpia, porque lo primero que aparecía en los buscadores era el video sexual del que fui víctima y que llegó a tener más de 15 mil reproducciones, incluso de otros países. Intenté suicidarme tres veces. Por eso digo que soy una sobreviviente de la violencia digital”.

Olimpia viajó para el acto directo de México. Allí logró que más de 20 estados aprueben la Ley Olimpia y castiguen el acoso digital. Además, lleva rato colaborando en la adecuación del marco legislativo argentino.

“De nada sirve que se apruebe la Ley Olimpia en Argentina si no se entiende que cada vez que difunden una fotografía de nosotras o le dan likes al pack de fotos que pasaron unos amigos por WhatsApp están violando nuestros cuerpos. No necesitan tener nuestro cuerpo físico presente para violarnos, nos violan cuando difunden contenidos íntimos, sexuales de nosotras a través de internet. ¿Quieren ser aliados? Corten la cadena de acoso”, destacó la activista considerada por la revista Time como una de las 100 personalidades más influyentes de 2021 a partir de su lucha contra la violencia digital.

Finalmente, sobre la necesidad de impulsar un cambio cultural basó su intervención la abogada Florencia Zerda, integrante de GENTIC y del equipo Ley Olimpia Argentina: “Cómo puede ser que existan grupos de cientos de personas intercambiándose cuerpos desnudos de mujeres sin detenerse ni un segundo a pensar si esa mujer consintió o no ser viralizada. Muchos saben que no consintió y lo hacen adrede, pero hay otro montón que ni siquiera se lo pregunta. Ahí es donde tenemos que empezar a trabajar para conquistar un cambio cultural. Tomar consciencia de que se arruinan vidas. Porque aunque le demos forma a las mejores leyes del mundo una vez que el contenido está en Internet es eterno y masivo”.

Para Zerda, otra intención de la matriz cultural machista detrás de estas acciones es acaparar el poder sobre los cuerpos de las mujeres: “Se mantiene el statu quo de lo que se espera de una buena mujer. La buena mujer no se filma, no se graba y si vos lo haces y después te viralizan el mensaje que queda es `¿ves lo que les pasa a las pibas que se filman?´”.

 

 

* Para www.infobae.com

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