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La fallida predicción de Martín Guzmán: Argentina pierde con la importación de gas los dólares extras que ingresan por el boom de la soja

ECONOMÍA 13/06/2022 Fernando Meaños*
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En las primeras 8 jornadas cambiarias de junio, los exportadores del agro liquidaron más de USD 1.300 millones en el mercado mayorista de cambios. De ellos, el Banco Central pudo quedarse con apenas USD 25 millones, pese a que todavía está atravesando el segundo trimestre del año, el más favorable en términos estacionales para acumular reservas. Los dólares que ingresan por la liquidación récord del agro no pueden ser retenidos por el BCRA, ni siquiera con el riguroso esquema del cepo cambiario vigente tanto para particulares como para empresas.

Esas divisas se usan a pagar las importaciones de energía. En la última semana, se estima que por lo menos USD 500 millones se destinaron a ese fin. Los números del BCRA se replican en lo que va de 2022: compró USD 900 millones en el mercado de cambios a pesar de que el campo liquidó USD 15.329 millones, un 15% más que en el mismo período de 2021.

La Argentina sigue sintiendo el impacto de la invasión rusa a Ucrania y el salto en los precios de las materias primas, tanto en las que exporta (granos) como en las que importa (gas). El 21 de marzo último, durante una presentación en la exposición Argentina Oil & Gas, Martín Guzmán había anticipado que ambos platos de la balanza quedarían en equilibrio: el impacto negativo de pagar más por la energía se compensaría por una mejor performance de la exportación de granos. Pero la predicción del ministro de Economía cada vez está más en duda. La guerra está complicando la acumulación de reservas, que además es uno de los compromisos asumidos con el FMI.

“Para la Argentina, esto implica un shock multidimensional; desde el punto de vista de la balanza de pagos, a los precios de hoy, nosotros vemos que el efecto es neutral. Se compensa el impacto que tiene el shock en las commodities (tanto en granos como en el oro, en los productos de la minería en general) con el shock en la energía, dadas las necesidades de importación para la Argentina”, había dicho Guzmán en marzo. A la vez, había advertido que “la situación cambia todo el tiempo porque hay muchísima volatilidad en todos los frentes; en el frente de energía y en las otras commodities”.

Pese al precio récord de la soja, que esta semana cruzó los USD 650 por tonelada en el mercado de Chicago, su mayor precio en 10 años, el peso de no tener autoabastecimiento de energético en tiempos de precios igualmente desmesurados, tiene más influencia. Y en el día a día del mercado cambiario, el BCRA no consiguió acumular divisas.

Para Claudio Caprarulo, director de Ecolatina, el prónostico de Guzmán “no ocurrió” por motivos que “no están relacionados con la producción sino con el consumo de los argentinos”. El economista considera que “si hablamos de energía versus alimentos, el saldo es favorable. Pero son los otros componentes los que están haciendo que los dólares no alcancen.”

Más allá de cómo “nos pega la importación de energía, cuyo déficit aumentó los primeros cuatro meses del año en USD 1.100 millones respecto del año pasado”, en Ecolatina detectaron los habituales comportamientos argentinos frente al dólar. “Estamos en un período de alta inflación con unas expectativas muy desancladas, la incertidumbre hoy en día es muy grande, y todo lo que hacemos es tratar de acceder a los dólares de cualquier manera posible. Si tenemos un excedente en pesos, por ahí es momento de cambiar algún electrodoméstico que es importado, los que tienen mayor capacidad de ahorro piensan en cambiar el auto”, explicó el economista.

Pese al saldo comercial favorable y al compromiso asumido con el FMI, sumar reservas se vuelve cada vez más difícil. “Con una brecha cambiaria de esta magnitud, es muy difícil acumular reservas, aunque se tenga superávit comercial importante. Con una brecha promedio del 80% en los últimos tres años, tiene que haber sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones, y no ha habido ningún caso, lo que demuestra que los controles no están funcionando”, dijo Javier Timerman, socio de AdCap.

Las reservas son “la variable a mirar” por parte de los inversores externos y según Timerman, su acumulación es esencial: “Claramente, algo hay que hacer. No se pueden perseguir dos gallinas al mismo tiempo porque se escapan las dos. Hay que buscar una prioridad, y creo que debería ser la acumulación de reservas. Para eso se necesitan tasas reales positivas y, por ende, más credibilidad”.

Más allá de estas dificultades, la semana tuvo un dato positivo en cuanto a la acumulación de reservas. El FMI confirmó que si bien no serán modificadas las metas anuales del acuerdo, si se ajustarán las trimestrales. Eso resulta un alivio para el Gobierno ya que el compromiso del segundo trimestre se había vuelto incumplible. Exigía reunir USD 4.100 millones y al 6 de junio se había llegado a menos de USD 3.000, según datos de LCG.

Junto con el anuncio formal de que la Argentina cumplió las metas del primer trimestre, el Fondo advirtió que se podrán “modificar las metas trimestrales interanuales del déficit fiscal primario y de acumulación de reservas, manteniendo sin cambios los objetivos anuales del programa”.

El FMI destacó que el Gobierno argentino tiene el compromiso de “continuar aplicando el marco de política monetaria y cambiaria para lograr tasas de interés de política real positivas, asegurar la competitividad del tipo de cambio y respaldar la acumulación de reservas de USD 5.800 millones para todo el año”.

 

 

* Para www.infobae.com

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