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El problema, entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, es que deben seguir juntos

OPINIÓN 26/05/2022 Alejandro Cancelare*
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El dicho es viejo, pero no por eso pierde actualidad. “El que trajo al borracho, que se lo lleve”, referenció Sergio Berni sobre el presidente Alberto Fernández y la responsabilidad de su vice, Cristina Fernández de Kirchner, por haberlo puesto en ese lugar, y dejó en claro que, para el peronismo, “los dos son el problema”, tal cual había informado, hace algunos días, MDZ. 

Sin embargo, la calificación que el ministro de Seguridad bonaerense dio sobre el presidente de la Nación y dejó atónitos a la mayoría de los dirigentes y periodistas que lo escucharon, no es muy diferente a lo que siempre expresa en privado y que, en varias oportunidades, en el pasado reciente, dijo con otras palabras.

Berni había anticipado, también, que tiene la intención de competir con una lista interna en la PASO del Frente de Todos, si el mismo sigue existiendo, o directamente llevará su Fuerza Buenos Aires, con la que también promociona el reclutamiento de nuevos policías para la bonaerense, para otro destino, ajeno al que representen Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y el resto que los acompañe. Nunca tomó en cuenta a Fernández.

En su cumpleaños, al que fueron solo sus amigos de siempre, Massa rescató a unos pocos dirigentes como los más confiables y con más palabra. Por supuesto la incluyó a la vicepresidenta, con la cual tuvo muchos contrapuntos, entre ese reducido grupo donde también aparece algún opositor.

Esa misma certeza tienen todos los que pasaron cerca de ella. Es siempre directa, no oculta sus posicionamientos ni ideas, aunque las mismas estén viejas, equivocadas y hasta choquen con lo que ella busca como solución. Hasta los funcionarios nacionales que siempre quisieron que Alberto Fernández se constituya como líder.

Las encuestas que manejan todos los intendentes y algunos gobernadores tampoco ayudan. Toman nota de la incidencia que ella tiene, aún, en el corazón o núcleo duro del Frente de Todos. A estos supuestos votantes del oficialismo no los contiene más nadie. Entonces, la paradoja nace en la obligación de tener que mantenerse unidos para no cumplir la profecía que todos recitan. “Si seguimos así, perdemos las elecciones”.

“Esta es la máxima preocupación que tienen… Las elecciones. No se dan cuenta lo que está pasando en la calle y lo que está viviendo la gente”, le confesó un activo operador oficialista que está cansado de escuchar este dicho. Lo que sí saben varios ministros políticos y territoriales es que no sirve de nada darle mayor poder a Martín Guzmán como si fuera Domingo Cavallo. "Hasta ahora, no dio ningún resultado para la gente", ya se empezaron a quejar. 

Entonces, lo que era la fortaleza, la unidad, ahora pasó a ser el mayor inconveniente porque ahora se mantiene solamente porque no se pueden separar ante un posible riesgo mayor, la desintegración total del peronismo y sus expresiones más o menos nuevas.

Este proceso se vivieron, de diferentes maneras, en la provincia de Buenos Aires durante la década de los ’90 con las candidaturas de Saúl Ubaldini, Aldo Rico o Luis Abelardo Patti. Más sofisticados, en el AMBA, del gen del Grupo de los 8 nació el Frepaso, con la mayoría del peronismo adentró.

En 1995, también había habido un modelo peronista alejado de lo que era la “derecha” menemista con José Octavio Bordón, que en PAIS, le ganó la interna a Carlos Chacho Álvarez, que aún no tenía compactado el Frepaso, con la Democracia Cristiana y otras corrientes progresistas.

¿Por qué sirve recordar todo esto? Porque en aquellas elecciones, todas las expresiones peronistas tomaban el 75% del padrón. En 2021, si se junta el Frente de Todos, con todos adentro de esta fuerza, más la competencia externa de Florencio Randazzo, sólo llegaron al 45%. No pueden darse el lujo de dejar a nadie más afuera.

Así, la fortaleza de la unidad se transformó en una tortuosa obligación. Y nadie puede sacar a nadie, a pesar del pedido directo de Berni para que el que “trajo al borracho, lo debe sacar”. Cristina Fernández de Kirchner es, también, parte del problema. Y hasta los gobernadores peronistas, que hicieron un documento con errores de ortografía, debieron retroceder sobre sus deseos de empoderar una Liga de Gobernadores porque, saben, que el destino podría ser peor.

 

 

* Para www.mdzol.com

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