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Existe un repliegue táctico kirchnerista, no un triunfo de Alberto Fernández y Martín Guzmán

OPINIÓN 25/05/2022 Eduardo van der Kooy*
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Es la primera vez en dos años del gobierno del Frente de Todos que el fiel de la balanza de la disputa política interna no aparece con indiscutida claridad inclinada en favor de Cristina Fernández. ¿Podría decirse, entonces, que Alberto Fernández ha pasado a prevalecer en la pulseada del poder? Podría valer, tal vez, esa mirada. Con un imprescindible resguardo: la aparente afirmación del Presidente y sus hombres se estaría constatando antes por un repliegue táctico del kirchnerismo que por una avanzada propia. 

Siempre la interpretación política habilita las dos caras de una moneda. La renuncia de Ricardo Feletti fortalece, objetivamente, al ministro de Economía, Martín Guzmán. Ese fortalecimiento provino de un apartamiento voluntario del ex Secretario de Comercio. Un gesto que consultó, antes de hacerlo, en el Instituto Patria. No debió irse ni corrido por Alberto, ni corrido por Guzmán. De hecho, elevó su dimisión a la Casa Rosada. Sorteando el escalón de dependencia política que representa la cartera de Economía.

A tal punto llegó en aquella área el retroceso kirchnerista, que el diputado Máximo Kirchner también sugirió la salida de la subsecretaria de la Defensa del Consumidor, Liliana Schwindt. El terreno quedó despejado para el nuevo secretario, Guillermo Hang, del directorio del Banco Central, amigo de Guzmán de los tiempos de la Universidad de La Plata.

La movida implica que la vicepresidenta descree del camino que ha tomado el ministro de Economía para enfrentar una inflación que no termina de aflojar. De allí las concesiones que acaba de hacer. “¿Para qué acompañar ese fracaso?”, interrogan alrededor de la dama. Tampoco estarían sumidos en la resignación. Dejarán pasar junio y julio. Si agosto no ofrece buenas novedades sobre el alza de los precios, volverán a la carga. Habría que estar preparados para una crisis interna de otra dimensión.

Alberto, que parece comprender el sentido de la maniobra kirchnerista, hizo un esfuerzo por no mostrarse ganador. Al aparecer junto a Guzmán, en un acto en el cual se anunciaron incentivos para la explotación de hidrocarburos, se ocupó de elogiar la solidaridad de Feletti. “Trabajó codo a codo con nosotros”, dijo. Le tocó una circunstancia especial, justificó.

Dicha circunstancia es la misma que el ex secretario de Comercio expuso en el texto de su renuncia. La influencia que ejerce sobre los precios de los alimentos la guerra en Ucrania desatada por la invasión de Rusia. Ya no sirve para el relato oficial la herencia de Mauricio Macri. Tampoco el drama de la pandemia. Ahora es la situación mundial que se confabula contra la Argentina. Contra el kirchnerismo.

El argumento parece deshacerse antes de convertirse en relato. Es verdad que el conflicto en Ucrania aceleró la inflación en el planeta. No hay antecedentes que la inflación se dispare como en la Argentina o Venezuela. Dejemos las naciones involucradas en la guerra o Turquía, también con precios elevados mucho antes de la conflagración. Chile y Uruguay, acechados por los aumentos, prevén una inflación anual que orillará el 10%. En la Argentina se calcula en torno al 60%. Pequeña diferencia.

Próximo round​

La expectativa está puesta ahora en la continuidad o no de la movida kirchnerista. El próximo capítulo de la discordia interna podría surgir con la fijación de los aumentos para las tarifas de luz y gas. Convalidadas en las audiencias públicas. Donde se ausentaron tres hombres clave. Darío Martínez, el secretario de Energía, Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, y Federico Bernal, interventor del Ente Regulador del Gas. ¿Pondrán su firma cuando Guzmán oficialice los valores? ¿O, al menos en los dos primeros casos, darían como Feletti un paso al costado?

Las últimas horas estuvieron cargadas de rumores. Circuló que Economía estaría diseñando un nuevo diagrama para el área cuya puesta en práctica podría degradar políticamente a Martínez y Basualdo. También se insistió con que cualquier movimiento de esos funcionarios depende de la instrucción que surja en el Instituto Patria.

El objetivo, tanto en el caso de Feletti como en los otros, consistiría en dejar claro que Cristina y los suyos resisten toda decisión del Gobierno que afecte los bolsillos de la sociedad. Detrás está la esperanza de preservar algún capital político que el pésimo humor colectivo no dejaría entrever.

Esa podría ser, con seguridad, la última frontera posible del repliegue kirchnerista. Nunca habría que olvidar aquella advertencia que lanzó el ministro de Desarrollo Social de Buenos Aires. Andrés Larroque sostuvo que nadie se irá de sus cargos porque “el Gobierno es nuestro”. Pensamiento vivo también de la vicepresidenta.

Es decir, nunca quedará vacante ninguno de los lugares cruciales que ocupa el kirchnerismo. En especial, La Cámpora. Se pueden señalar el PAMI, la ANSES, Aerolíneas Argentina y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). También ministerios de un inmenso valor político para Cristina. Es el caso de Interior, que conduce el camporista Eduardo “Wado” de Pedro.

El factor Wado de Pedro

El dirigente oriundo de Mercedes no es, sólo, el puente tendido que queda entre la Casa Rosada y el Instituto Patria. Está además en el armado kirchnerista para 2023. Donde, por supuesto, se incluye. Cristina y Máximo le solicitaron que intente juntar todas las piezas que se soltaron del PJ desde que ella se convirtió en líder. Ese fue el sentido de la reunión que urdió en Mendoza, el fin de semana pasado, junto a la senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti. Convocó a hombres que van y vienen, como el puntano Adolfo Rodríguez Saá. También a otros que estaban divorciados, como el ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.

De Pedro intervino además en el armado del documento que hicieron público este martes 16 mandatarios del PJ, con la punta de lanza del bonaerense, Axel Kicillof. En esa declaración pidieron dos cosas: la modificación de la Corte Suprema y un cambio en el sistema de subsidios del Transporte. En el interior está mucho más caro. Porque posee menos aporte del Estado. Ejemplo: el boleto de colectivo cuesta en Santa Fe casi $70. Y no existe la tarjeta SUBE.

La propuesta no fue avalada todavía por Santa Fe (Omar Perotti) ni por Córdoba (Juan Schiaretti). Tampoco por Río Negro (Arabela Carreras) ni Neuquén (Omar Gutiérrez, del MPN).

La iniciativa plantea una controversia para el kirchnerismo. El reseteo del sistema de tarifas de transporte no podrá hacerse sin afectar al AMBA. El conurbano. La Ciudad interesa menos. Pero da el primer paso en una dirección imprescindible para los intereses de la vicepresidenta. Romper el esquema presente de la Corte Suprema. Destino final de las causas de corrupción que la desvelan.

 

 

* Para Clarín

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