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El antikirchnerista Juan Schiaretti

POLÍTICA 26/04/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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 El lanzamiento de la nueva aventura del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, ocurrió poco tiempo después del aplastante triunfo de Juntos por el Cambio (JxC) en las elecciones legislativas. Los cerebros matemáticos de la política local hacían esta cuenta sencilla: el renacimiento político de Luis Juez, la irrupción de Rodrigo de Loredo como promesa de un radicalismo anestesiado con las sucesivas derrotas provinciales, más la renovación natural del peronismo al cumplirse un cuarto de siglo en el poder, arrojaban un resultado parejo para la compulsa ejecutiva de 2023, si la alianza opositora logra mantenerse unida.

 

En el establishment político, entonces, comenzaba a rebotar la idea de que el jefe de Hacemos por Córdoba necesitaba agitar la expectativa sobre su futuro en las arenas nacionales para evitar el síndrome del pato rengo. Circulan, hasta ahora, otras teorías conspirativas en el ala cambiemita que teme que Schiaretti acepte formar parte de un armado antikirchnerista, siempre y cuando se respeten los límites de su poderío. No es casual que Juez, precandidato a gobernador, pida a viva voz a la Mesa Nacional de JxC que exprese públicamente si quieren ganar Córdoba el año que viene.

La fuerte interna que atraviesa al Frente de Todos y la crisis social, económica e institucional diseñaron un escenario que colocó a Schiaretti como una referencia obligada del antikirchnerismo en varios puntos del país. Allí fue cuando este proyecto extramuros del gobernador fue tomando otro cariz, al punto que son cada vez menos quienes reducen la movida a la urgencia de mantener en manos peronistas la provincia y la municipalidad capitalina, su principal desvelo.

La fama dialoguista que cultivó Schiaretti estos años le aportó un valor agregado en medio de esta coyuntura convulsionada. En 60 días, el socio de José Manuel de la Sota vio desfilar por el amplio y luminoso despacho de la Casa Espejada, edificio colindante a la casa de gobierno, a figuras encumbradas de la política de distintas extracciones partidarias.

Después de escuchar elogios de presidenciables radicales como el gobernador jujeño, Gerardo Morales, y el diputado Facundo Manes, aplicó el frío protocolo institucional a su par kirchnerista de Chaco, Jorge Capitanich, y recibió a la patagónica Arabela Carreras (Juntos Somos Río Negro) para firmar un convenio turístico el mismo día en el que un póker de mandatarios darían un nuevo puntazo por la redistribución de recursos en el Consejo Federal de Inversiones. Sorprendió al viajar a Buenos Aires para compartir el asado del G9 del centrismo en la casa del exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey. Como corolario, Schiaretti asumió la presidencia de la Región Centro y, flanqueado por sus pares Omar Perotti (Santa Fe) y Gustavo Bordet (Entre Ríos), enarboló duras críticas al presidente Alberto Fernández por el flujo de fondos que recibe el AMBA.

La lista de visitas que buscan la foto con Schiaretti no se agota. En gateras está el gobernador radical de Corrientes, Gustavo Valdés, quien seguramente esperará conocer la marca del termómetro de la cumbre de Villa Giardino de este fin de semana para definir el viaje. Comprensible: no desea provocar la conmoción interna que generaron sus conmilitones cuando ensalzaron al jefe del PJ provincial. Para esta semana, el turno había sido reservado por el Interbloque Federal, conjunto legislativo que realmente importa a Schiaretti porque por su intermedio podrá bajar conceptos a la práctica.

En la mañana del viernes, con la guía del bloque cordobesista en Diputados y la senadora Alejandra Vigo, Schiaretti consagró este movimiento que apunta a fortalecer la posición arbitral de este espacio en el Congreso y ampliar los consensos para el debate de una agenda federal que incluye, entre otro temas, las retenciones al campo y la boleta única. Será la primera puntada para la materialización de estos diálogos políticos con otros sectores, por ahora, bajo el paraguas legislativo. El intendente y potencial sucesor, Martín Llaryora, también participó del almuerzo de trabajo.  

Este movimiento en el cierre de semana es el que pueda dar alguna pista más del plan de Schiaretti, indescifrable por el momento. “Argentina necesita refederalizar la Nación. Es una de las principales propuestas que introdujo Roberto Lavagna en la campaña presidencial de 2019. Eso implica más agregado de valor en origen, una nueva integración de conocimiento e industria a nivel regional, conectividad universal, un sistema logístico y energético de nueva generación. Es necesario construir un nuevo modelo de desarrollo”, explicó a Letra P el jefe del interbloque, Alejandro Topo Rodríguez, poniendo en clave política el objetivo de esta incursión que empezó en Córdoba y continuará en provincias vecinas. 

 

“Ese modelo de federalismo productivo con equilibrio fiscal y justicia social solo puede ser exitoso si está impulsado por una coalición amplia. No será solo una coalición partidaria, también debe ser productiva y social, con un eje muy fuerte en el rol de las provincias argentinas”, añadió. ¿Quién es el garante? La respuesta parece obvia. “Schiaretti tiene mucho para contribuir en ese marco. Es uno de los principales dirigentes de la Argentina, con la experiencia y la capacidad que hacen falta”, concluyó el diputado por la provincia de Buenos Aires. 

Consolidado como un dirigente necesario para quienes miran 2023 con objetivos concretos, Schiaretti aporta previsibilidad política y un marcado antikirchnerismo, que expresa, sobre todo, desde las primarias. Lo simbólico le gana al dato: parece no importar que el mandatario fracase en las encuestas cuando es propuesto como candidato presidencial. 

 

Este puñado de certezas dispara más preguntas. ¿Schiaretti trabaja para reflotar una liga de gobernadores? ¿Piensa en reciclar la ancha avenida del medio? ¿Existe la posibilidad de confluir en JxC, donde encuentra una larga lista de presidenciables con interés en tenerlo en la fórmula?

 

El gobernador cordobés, a diferencia de la experiencia de Alternativa Federal en 2019, se mueve ahora en varias mesas simultáneas. La confluencia de buena parte de la dirigencia en lograr una nueva mayoría política en Argentina supera aquel intento del propio Schiaretti, Lavagna, Urtubey y Sergio Massa. Ya no se trata de cuatro celebrities de la política enojadas con el cristinismo que, finalmente, no se pusieron de acuerdo. Ahora el Gringo busca ubicarse como la banca de un casino plagado de jugadores necesitados.

Fuente: Letra P. Nota de Yanina PASSERO

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