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Llaryora picó primero mientras la oposición se pelea

POLÍTICA 10/04/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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La incertidumbre política generada por la crisis del Frente de Todos atraviesa el análisis provincial. Y aunque hay algunos escenarios probables, estos pueden trastocarse si el riesgo institucional crece. “Incógnita” es una palabra que prevalece en el comentario de los expertos consultados para este informe, en el que se entrecruzan números y opiniones.

En ese marco, la candidatura a gobernador de Martín Llaryora por la coalición que liderará el peronismo aparece como “un hecho” por múltiples motivos. “El peronismo descubrió que con Llaryora hay vida después de Schiaretti”, sintetiza Cristian Buttié, de CB Consultora.

“Llaryora llega con fuerza desde el interior, después de haber gestionado dos municipalidades y tras haber heredado de respectivos intendentes radicales ambas ciudades en crisis”, aporta Nicolás Meloni, de Pulso Social.

Así como “Llaryora es el candidato natural del peronismo, la lógica ‘Juez gobernador y De Loredo intendente’ se afianza, aunque no hay garantías”, dice Buttié respecto de una implosión como la de 2019, un escenario que no está descartado, menos después de la reunión de Schiaretti con Gerardo Morales y varios referentes nacionales de Juntos por el Cambio.

Buttié relativiza las chances de Rodrigo de Loredo en una pelea provincial porque “tiene la Ciudad servida”. En la pelea por El Panal, ve a Juez como “el mejor posicionado, con amplísima diferencia ante candidatos del PRO, pero necesitado de un radicalismo comprometido”. “Ése es su mayor desafío”, agrega. Su síntesis de la situación en Juntos es “sin Juez no se puede y con Juez solo no alcanza”.

LA PARADOJA DE JUNTOS
Meloni dice que ante la posibilidad de acceder al poder provincial se hace más difícil para Juntos “bajar las expectativas de los candidatos”; y ahí está la paradoja que debe resolver la coalición opositora.

“No está claro quién será el candidato”, porque Juez “tiene fuerza en el interior y De Loredo es una locomotora del radicalismo desde la ciudad”, dice el director de Pulso Social. “Juez compite desde su historia y el radicalismo, desde su coyuntura”, es la foto que saca del momento por el que atraviesa la franquicia cordobesa de Juntos por el Cambio.

La dinámica de la coalición se da porque a pocos meses de la elección que lo re catapultó, “la figura de Juez comienza a desfigurarse ante la valoración del peso del radicalismo”. Y aunque De Loredo “saca mucha ventaja” respecto de otros radicales, “tiene dificultades hacia dentro de su propio partido”.

Estas dificultades son múltiples: desde las “viejas broncas” de la interna hasta el valor estratégico que tiene un dirigente sub 50: si asegura la Ciudad, podría liderar un proceso de varios años, oportunidad que tuvo (y no logró concretar) Ramón Mestre.

Eso también se analiza en el centenario partido.

 
En ese sentido, la politóloga Valeria Brusco apunta una novedad: ”La volatilidad era un problema de los electores, pero ahora es un síntoma de la dirigencia”, e incluye en este diagnóstico al desorden del oficialismo nacional.

UNA CANDIDATURA ASFALTADA
La candidatura de Llaryora aparece como la consecuencia de una cadena de hechos: “Construyó su capital político de manera sostenida a través de la gestión. En Córdoba, sólo le falta ser gobernador”, dice Buttié, quien considera que más allá de precandidaturas espasmódicas “el PJ se articulará detrás de Llaryora”.

“En el peronismo el orden está dado porque hay un consenso de que Llaryora es el mejor candidato; y es posible algún tipo de acuerdo con Martín Gill para que ese sector del peronismo no juegue electoralmente”, apunta Meloni.

Sin actores que irrumpan por derecha o por izquierda, los consultores coinciden en vaticinar “una polarización profunda” entre Llaryora y “seguramente” Juez. De esto tomaron nota ambos partidos.

En ese sentido, para Marina Llao –politóloga e investigadora del Conicet– el peronismo corre con ventaja porque se propuso “transformar la ciudad para no perderla”, lo que le permitió crear “una arquitectura de poder bastante robusta”, y esa es una de las novedades que tendrá el 2023.

“El resultado de esa decisión –agrega Llao– es una gobernabilidad aceitada, tanto por los años de poder, como por la inteligencia en el recurso de gobierno, con la integración de la matriz de la gestión municipal a la matriz provincial, por lo que es difícil imaginar que el elector elija volver a tener dos sellos distintos; con esto, se blindó la elección”.

Para la investigadora política, el escenario 2023 es “muy cristiano en lo electoral, pero puede haber turbiedad comunicacional y un clima de opinión que implique una grieta local más pronunciada que la nacional”, un ámbito donde Hacemos y Juntos parecen querer caminar en concordancia.

Fuente: La Voz del Interior

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