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El FMI pone el foco en la pelea Cristina versus Alberto y surgen dudas sobre la "recalibración" de las metas

ECONOMÍA 09/04/2022 Claudio Zlotnik*
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El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) sigue con suma atención la dinámica política en la Argentina. A los funcionarios les preocupa la escalada de la tensión política entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Funcionarios clave del organismo consideran que ese cortocircuito podría mellar el éxito del programa que la Casa Rosada y el Fondo sellaron hace pocas semanas.

Así lo hicieron saber en contactos informales que algunos de esos funcionarios mantuvieron con economistas y políticos argentinos en las últimas jornadas.

La cuestión es clave ahora: la explosión de la guerra en Ucrania alteró a los mercados internacionales. Sobre todo a los precios de la energía, que ponen en duda el cumplimiento de los objetivos del acuerdo rubricado con el organismo.

El Gobierno se comprometió a reducir los subsidios económicos en un 0,6% del PIB este año. Con el precio del gas por las nubes, esa meta se incumpliría ya que el Gobierno no está dispuesto a compensar el alza internacional con un traslado de mayores tarifas a los ciudadanos.

Precisamente, la obligación a la que se ató Alberto F. para cumplir con el Fondo es la base de la disputa política con su vicepresidenta. CFK no quiere que la actualización de las tarifas de los servicios públicos perjudique las chances electorales del Frente de Todos para 2023.

Es más, según trascendió, Cristina K. está convencida de que el acuerdo con el Fondo Monetario llevará a la Argentina a una crisis profunda. Tal vez parecida a la que padeció Raúl Alfonsín. Es lo que insinuó cuando contó que le regaló al Presidente el libro "Diario de una temporada en el quinto piso" de Juan Carlos Torre, ex funcionario radical durante la crisis de los años '80. 

Para Cristina, ese libro que relata la época que desembocó en la hiperinflación guarda "una extraordinaria actualidad".

Cómo será la "recalibración" del FMI

En Washington, con el panorama de la guerra en Ucrania, ya avisaron que habrá que "recalibrar" el acuerdo.

Según pudo saber iProfesional, esa "recalibración" podría dar lugar a una flexibilización de las metas. "No de los objetivos cuánticos sino de los plazos: darle más tiempo al país para llegar a los objetivos comprometidos", cuenta uno de los consultores que estos últimos días mantuvo contactos con funcionarios del FMI.

El tema de las tarifas no es la única gran diferencia entre el FMI y los planteos de dirigentes del kirchnerismo.

Uno de los puntos que reclama el Fondo es que el Banco Central vuelva a retocar la tasa de interés si, como se espera, el índice de inflación de marzo empeoró el registro de febrero. El organismo pretende que la Argentina siga los pasos de otros países, que en medio de la aceleración inflacionaria aplicaron alzas sensibles de las tasas.

Tasas de interés: gradualismo vs. shock

El BCRA lo hizo en tres oportunidades en lo que va del año, y se muestra conservador. Miguel Pesce quisiera ir muy de a poco para endurecer la política monetaria.

"El gradualismo requiere de mucha credibilidad. Argentina hoy no tiene credibilidad ni un liderazgo cabal para mejorar ese perfil", confía otro de los economistas con diálogo directo con funcionarios clave en Washington.

Otro tema clave para presumir que el FMI tendrá reparos para flexibilizar su postura frente al país se vincula con lo que está sucediendo en el mundo tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Básicamente, que el propio organismo prevé que -a diferencia de lo que sucedió en los últimos años-, ahora sí habría distintos países necesitados de sus "servicios" para acceder a líneas de crédito.

Se estima que algunos países que son importadores neto de energía estarán en graves problemas en los próximos meses, sin dólares suficientes para comprarla, tras el fuerte encarecimiento de las últimas semanas. 

Países como Egipto y Pakistán, por citar apenas dos ejemplos, se presume, van a golpear las puertas del organismo para conseguir dólares para importar energía. 

"El FMI es un animal político; no va a querer que la crisis argentina se profundice pero tampoco puede avalar cualquier cosa que termine en un escenario peor. Y menos ahora que -se cree- habrá más países pidiendo condiciones para acceder al crédito para comprar energía", argumenta con lógica el consultor argentino.

La primera misión ya está en la agenda

La misión del Fondo llegará a Buenos Aires el mes que viene, con la idea de auscultar los números del primer trimestre. La expectativa es que no haya mayores inconvenientes para cumplir, teniendo en cuenta que fue el primer mes tras el estallido de la guerra y la suba de los precios internacionales.

Con una actividad todavía en recuperación y la primera corrección de las tarifas, no habría inconvenientes para el cumplimiento fiscal. Aunque no sería el caso de la acumulación de las reservas del Banco Central, que le siguen siendo esquivas a la autoridad monetaria.

La cuestión a monitorear quedará para más adelante. Sobre todo por lo que siga sucediendo con los precios de la energía. El invierno que viene será determinante para todo este escenario.

Los números (y las expectativas) son categóricos.

El déficit de la balanza energética se acercaría este año a los u$s5.000 millones, el mayor desde 2015. Significaría un explosivo crecimiento en relación al año pasado: nada menos que nueve meses más grande que en 2021, cuando fue de u$s559 millones.

Las estimaciones están contenidas en el último informe mensual de la consultora especializada Economía & Energía -que dirige el especialista en el sector Nicolás Arceo-, y al que tuvo acceso iProfesional.

El rojo estimado de u$s4.911 millones para este 2022 es superior incluso al registrado en el último año del segundo gobierno de Cristina Kirchner, cuando fue de u$s4.608 millones.

El preocupante escenario está determinado por el súbito aumento de los costos de la energía a nivel internacional producto de la guerra en Ucrania. La Argentina, como importador neto de gas y otros productos, tendrá un impacto negativo en sus reservas de divisas.

Por eso es tan relevante todo el gas que pueda conseguirse a precios más módicos (aunque por cierto caros) desde Bolivia, con el visto bueno de Jair Bolsonaro para que eso ocurra. En eso está ahora el Gobierno.

¿Alcanzará para mejorar el panorama y revertir la "mala onda" que perciben desde Washington?

 

 

* Para www.iprofesional.com

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