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El crimen de Norita: crisis sentimental, amantes y el móvil económico, las claves de la acusación a Macarrón

JUDICIALES 19/03/2022 Fernando Agüero*
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Marcelo Macarrón (62) es el único que llegó a estar sentado en el banquillo de los acusados ante un Tribunal y ante jurados populares por el crimen de su esposa, Nora Dalmasso (51), ocurrido hace 15 años en Río Cuarto.

Macarrón es médico, especialista en cirugía traumatológica, y cuando su mujer murió estrangulada en el dormitorio de su hija, Valentina (31), en la casa del country Villa Golf, estaba con un grupo de amigos en un torneo de golf que se disputaba en Punta del Este.

Ese domingo 26 de noviembre de 2006, cuando un vecino del barrio cerrado encontró el cuerpo de Nora, Macarrón ganaba el torneo en su categoría.

El hallazgo del patrón genético del linaje de los Macarrón en el cinto de la bata con que se estranguló a Nora y otros puntos de la escena del crimen provocó que la investigación del primer fiscal del caso, Javier Di Santo, estableciera como principal sospechoso a Facundo (34), el hijo del matrimonio, que durante el fin de semana en que ocurrió el crimen estaba en la ciudad de Córdoba, donde estudiaba Derecho.

El fiscal elaboró una hipótesis que lo situó en Río Cuarto en la noche del asesinato e incluso llegó a plantear que hubo abuso sexual por parte del hijo. Facundo estuvo imputado durante cinco años del delito de abuso sexual seguido de muerte agravado por el vínculo, con el grado de sospecha leve.

Esa levedad llevó a que el fiscal Di Santo no pudiera avanzar sobre esta pista y si bien en diferentes declaraciones que dio por aquellos años dijo que no iba a descansar hasta encontrar al culpable del crimen de Nora, renunció a la causa y lo reemplazó Daniel Miralles.

En marzo de 2016, Miralles decidió imputar a Marcelo Macarrón del delito de “homicidio calificado por el vínculo” ya que determinó que el viudo pudo haber viajado en un avión privado desde Punta del Este a Río Cuarto, cometer el crimen y volver a Uruguay al seguir disputando el torneo de golf.

Un año después, ante un pedido de recusación de la defensa del viudo, Miralles dijo sentirse agraviado y se apartó del caso.

Al poco tiempo asumió Luis Pizarro, quien hasta ese momento se desempeñaba como fiscal del fuero antinarcotráfico. Y luego de una lectura del expediente y de algunas testimoniales, decidió imputar como autor intelectual del crimen, figura con la cual llegó al juicio que comenzó esta semana: “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria”.

Pizarro concluyó de manera “unívoca” que el homicidio de Nora Dalmasso “fue deliberadamente planificado y organizado por el aquí traído a proceso, quien actuó en las sombras, de manera artera y solapada, encargando a un tercero no identificado aun por la instrucción, probablemente profesional –sicario- a quien le habría prometido o tal vez hasta pagado un precio para que ejecute el homicidio, mientras el imputado se encontraba de viaje en la ciudad de Punta del Este, importando ello su mayor garantía de desvinculación”.

Entre los argumentos que esbozó el fiscal para elevar la causa a juicio manteniendo la imputación, aportó testimoniales en las que se asegura que la pareja estaba atravesando una crisis “sentimental” y que ambos miembros tenían amantes.

Por otro lado, el fiscal observó a la cuestión económica como uno de los ejes centrales de su hipótesis basada en el interés del viudo de mandar a matar a Nora.Entre las testimoniales, el fiscal subrayó detalles en los que el viudo aparece señalado como “pijotero” y dichos que aseguran que Nora no tenía independencia económica.


En la requisitoria, Pizarro asegura que Macarrón preparó el camino para enviar a un sicario a cometer el crimen con la excusa perfecta de estar en un torneo de golf en Punta del Este.

“Que la cuestión económica, el precio o la promesa remuneratoria, surge evidente, si se repara en la profesionalidad expuesta por parte de quien ejecuto el mismo, toda vez que sin dejar huella alguna –ni dactiloscópica, ni genética- efectuó en el plazo de cinco minutos un homicidio, utilizando para ello un elemento de uso personal de la víctima”, señaló el fiscal en el escrito que dio inicio al juicio que se sigue en los Tribunales de Río Cuarto.

El juicio ya pasó por su primera semana, con la indagatoria a Macarrón y las testimoniales de sus hijos. Unos 300 testigos pasarán por los tribunales de Río Cuarto en este proceso que volverá a tener novedades este martes, cuando se reinicien las audiencias.

*Para Clarín

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