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Voces... voces, testimonios de una vida

PARA LEER EN PANTUFLAS 27/02/2022 José Ademan RODRÍGUEZ
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multimedia.normal.b565236476152812.494d472d32303230303930362d5741303031335f6e6f726d616c2e6a7067 Por José Ademan RODRÍGUEZ

Voces... voces... son las que nos hacen mirar hacia el punto de partida, las que cuando niños fueron la matriz sonora de nuestra personalidad, la del campanario de algún pueblo olvidado, la de canciones infantiles como cuando entonábamos a coro Aurora, dedicada a la bandera, los días 20 de junio. O las voces de Tatín o del Topo Gigio... Ya de viejos, aprendimos que una voz hecha susurro junto al oído de una mujer era la mejor manera de encontrar su punto G, mientras ella mentalmente se va desvistiendo... más que cualquier galope frenético en medio de interjecciones agitadas.

A veces en las madrugadas de insomnio me acerco a la ventana y miro... y pienso... pienso y miro.

Pienso en cosas absurdas, caprichosas, virtuales, estrafalarias. Por ejemplo, al jubilarme como dentista en qué me hubiese gustado matar el tiempo antes de que el tiempo me mate con el aburrimiento... que equivale a parar la pata por vago o pelotudo.

Que bien lo hubiera pasado trabajando en un kiosco de revistas y golosinas, unas dos horitas, a la hora de la salida de las escuelas y para que los niños más traviesos me chorearan las chocolatinas y las figuritas con esa pizca de sinvergüencismo inocente y escuchar el ''¡Rajemos! que el viejo se dará cuenta...?' ¡Qué feliz que me harían! Y de ahí quizás salga un crack de fútbol. Es que el niño que juega al fútbol tiene que tener su dosis de cochino, o ángel de cara sucia, que desde los barrios pobres aprenden a gambetearle a la vida, en algún potrero, con latas, piedras, pozos, hierbajos... y hambre!

A diferencia de esos otros niños formales, super educados correctos y tontos que quizá mañana aprenderán a robar en la política (y claro, ya no serán más los niños tontos a la hora de las mordidas).

Y sino, emplearme en algún bar del centro por otras dos horitas a la hora bruja de los gatos y las traiciones de amor, y les haría bocadillos de milanesa a todas las putas de barrios pobres, que a esa hora tienen mucho hambre, seguro que eso les apetecerá más que unos sucios billetes de algún putañero con derecho a cosas raras, que encima, las pobres tienen el gran laburo para hacer el milagro de que se les ponga dura sin ser vírgenes.

Ayyy, y qué bien que me sentiría, como un hombre que ha hecho algo bueno por las putas, uno que nunca les pago, porque las cogía con amor.

Y dándoles de comer me sentiría un buen tipo que esa noche dormiría tranquilo...

Si no fuera por esas putitas de barrio, dónde se desfogarían o gozarían del sexo los discapacitados, aquellos que la sociedad margina, los síndromes de Down, hasta al político de Podemos Pablo Echenique, le sacarían la mala leche...

Es claro que no tienen nada que ver, y encima las odio, las putas de plató de televisión para ejecutivos, políticos, reyes y príncipes. Ya les tiro des casos: el emérito Juan Carlos de Borbón, con una tal Barbara... Barbara Rey se llama encima... Y el preferido de la reina Isabel de Inglaterra, el príncipe Andrés, a juicio en EEUU por degenerado.

Cierro los ojos y borro a estos personajes de mi mente... y prefiero acordarme de cosas lindas, como mi niñez de los domingos...

Infaltable la radio, de cuando el locutor Ricardo Jurado decía: ''UN VASO MÁS ADELANTE! TORO O NADA, EL MEJOR DE LOS VINOS COMUNES'', por Radio El Mundo, que en Río Cuarto salía como un tiro.00

''Y ya queda con ustedes Fioravanti''... para mi insuperable por cultura, virtuosismo retórico, casi musical, sin exabruptos ni gritos desaforados como los relatores actuales y así como Panzeri les enseño a pensar a los periodistas deportivos, Fioravanti les enseño a hablar.

Yo desde niño trataba de imitarlo... Ya siendo periodista recuerdo que en unas de sus visitas a Córdoba por el fútbol (yo estaba estudiando aún en tercer año de odontología) y un sábado a la noche paseando por la catedral con el maestro me dijo que le dolía una pieza dental. Entonces le dije: ''Fiora, ¿usted no sabía que yo estoy por recibirme de dentista?'', ''No me diga!'' me respondió, ''yo lo imaginaba solo en el periodismo deportivo...''

''Mañana lo paso a buscar por el hotel y lo solucionamos, maestro''.

Taxi amigo, domingo por la mañana y al barrio Clínicas.

En la esquina misma del hospital, en una descascarada pensión, un colega estudiante que pirateaba con un sillón en su habitación, donde atendía a amigos y a putas amigas del barrio, me prestó el improvisado consultorio.

Cuando lo presenté, no lo podían creer! Era el maestro que escuchaban por todos los rincones del país, el ídolo de los clásicos, era la voz que le ponía magia al fútbol...

Pasaron muchos años de ese encuentro. Nos volvimos a ver con Fioravanti en el Festival de Boxeo de Carlos Paz organizado por Francisco Giordano. Yo ocupaba la presidencia del congreso que se realizó junto con el doctor Juan Carlos Salazar, siendo el presidente honorario, el match maker del Luna Park, Tito Lectoure.

Cuando llegó la hora de los debates, fui muy caustico con la frivolidad de la prensa de Buenos Aires, haciendo hincapié que se ocupaban de los problemas de alcoba de los boxeadores (sobre todo de la relación Carlos Monzón, Susana Giménez)... Se hizo una pausa de silencio denso hasta que se puso de pie Fioravanti para hacer un valiente alegato a mi favor y les dijo: ''Señores, estoy en un todo acuerdo con el doctor Rodríguez'' y se dirigió hacía mi para fundirse en un abrazo. Es que previamente un colega de Córdoba, de radio Universidad, me había atacado con dureza.

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También se encontraba lo más granado de la prensa del pugilismo porteño... Horacio García Blanco, Ulises Barrera, Emilio Ferez y Julio Ernesto Vila, quien, antes de venirme a Barcelona y en la puerta del Luna Park, cuando le comenté que había fallecido Panzeri, me contestó: ''MENOS MAL QUE SE MURIÓ EL CANCEROSO ESE!"... A ese mismo energúmeno más tarde lo contrató el Canal 10 de la Universidad de Córdoba para la famosa pelea de Falucho Laciar en Grenoble.

 

Ahora abro la ventana... y siento como un aire que viene de lejos, un rumor antiguo y me dice ''La Vooo', la Voooooo', la Voooooooo!'' de las trasnoches cordobesas. Eran las voces de los canillitas que anunciaban la Voz del Interior, y es el grito constitutivo de los calaveras de la Docta, que sobrevuela y se expande por todo el centro con tono de clarinada o quejumbrosa tonada cordobesa... y el diario bajo el brazo hasta tomar el ómnibus para no andar solo y a esa hora en que antes de llegar a tu casa, siempre suele surgir un perro solitario que te acompaña en silencio hasta la puerta de la misma.

Hace unos cuatro, cinco años atrás, lo encontré. Era un canillita, me sonaba de algún lado, estaba encorvado, como más chiquito, con su dientes raleados y nariz chata como la mía, con el manojo de diarios bajo el brazo, temblando de frío, paradito en sus championes, solo en la madrugada, en la esquina de Colón y General Paz, por el perfil lo saqué... Sí, era él. Se trataba del boxeador más guapo que ví sobre el ring del Córdoba Sport Club. El uruguayo Guillermo 'Pichón' López y era el estereotipo de los boxeadores que al final se quedan solos. El abrazo fue total, sentido, fuerte, con lágrimas. El me devolvió como quince años de transmisiones y hasta tenía grabaciones con comentarios míos de sus cruentas batallas hechas a sudor y sangre, sin cuartel...

Solo los boxeadores se dan un abrazo de auténticos valientes. De hombres. Por eso los prefiero a las pantomimas de los futbolistas que se montan en pirámides, donde pareciera que los de arriba se lo están culiando a los de abajo! ¡Gente grande!

 

La primera vez que fui a una cancha, fue a la de Belgrano, ahí comencé a captar las voces de la emoción popular. Junto al torrente de hinchas de desbordaban la calle Arturo Orgaz, en un celeste aluvional, surgía otra voz impactante que decía: ''TINTO, CLARETE Y BLANCO, LUCHESSI, EL VINO DEL PUEBLO QUE BEBE EL PUEBLO !!'' Era la inconfundible voz amiga de Salvador López.

Los goles rebotaban en la cervecería Córdoba, pasaban junto a la ''piojera'' e irrumpían por Colón buscando el centro.

La mejor voz del país para presentar tangos, verdaderas creaciones del gordo Alfredo Díaz: ''GRACIAS PAPPPÁ!'', ''DESDE EL NEGRO CORAZÓN DEL DISCO, CARLITOS NOS CANTABA... PLACA FONO IMPRESA DEL AÑO...'', ''HASTA GARDEL!''

Otro que hizo época fue Cacho Fontana con ''ODOOOOLLL PREGUNTA''.

La brillantez de Leopoldo Costa: ''PROBÓ LA NUEVA GILLETTE? GILLETTE AZUUUL, LA HOJA PREFERIDA POR LOS HOMBRES QUE EXIGEN LO MEJOR''

Y la presentación inolvidable del mejor del Luna Park, FIORENTINO. Alto, semi calvo, con esmoquin, sintetizaba la maravillosa alianza entre la voz y el corazón de la multitud del Luna, que miraba a todo el mundo como si no mirara a nadie... cual perfecto mannequin que preludiaba la vocinglería que se escurría por Corrientes y Bouchard para perderse por el bajo de Leandro Alem...

''ÚULTIMA PELEA DE LA NOCHE, POR EL CAMPEONATO MUNDIAL DE WELTER JUNIORS, QUINCE ROUNDS DE TRES POR UNO (...), EN ESTE RINCÓN, DE MENDOZA... ¡NICOLINO LLLOOCHE! QUE ACUSÓ EN LA BALANZA...'' Y temblaba el Luna Park.

Y la magnífica presentación de Osvaldo Pugliese en el Colón a cargo de Luis Brandoni quedó para la eternidad, un clásico.

Al igual que la despedida de Balbín ante el cadáver de Juan Domingo Perón cual si fuera el último payador de la política.

La radio, el fútbol y el folclore eran los paradigmas del gusto popular, pero a la hora de la siesta, una voz desataba pasión: ''DICEN QUE EN LA NOCHE CUAJADA DE ESTRELLAS MI ESPADA ESTUVIERA LIMPIA DE RENCOR, PERO YA QUE INCITAN PARA LA QUERELLA, QUE HABLEN SU LENGUAJE DE ACERO Y CENTELLA!'' (música grave, vrrrrrrroooom)... ''Y QUE ME PERDONEN LA NOCHE Y MI DIOS''.

¡EL LEÓN DE FRANCIA! Con la voz tronante y tonante de Jaime Kloner. Y con el y con ella, la estrella de su emoción, Ana maría Alfaro.

Por esas cosas de la vida, me echaron de LV3 del programa Radio Verano 72 con Carlos Franco donde realicé la famosa elección que estaban prohibidas por radio y teniendo récord de audiencia, otra vez a la calle!

Al poco tiempo me contrató un político llamado Jorge Ravanelli para hacer el programa ''Simplemente los cordobeses'' junto al doctor Carlos Hairabedián, la legendaria locutora Rina y el sapo Cativa que debutaba en radio...

El programa iba después del León de Francia. Una siesta que estaba al pedo en el auditorium haciendo tiempo, Jaime Kloner me dijo: ''Negro, me falto el gordo Luna'' (que era el narrador de la radio novela) ''Me tenés que salvar!''

''De qué?'' le contesté.

''Mirá, acá está el libreto. Lo tenés que leer en el micrófono. Cuando vengan los efectos especiales, yo te daré un toque, seguro que los haces bien''.

Ahí aprendí que el fuego se hacía arrugando un papel de celofán, y el galope del caballo tamborileando sobre la mesa los dedos.

No hice ningún furcio. Y así como fui el dentista de un ídolo del fútbol, Fioravanti, ahora era la voz de otro ídolo Jaime Kloner.

Me gustaría escuchen a continuación, mi modesta presentación en el teatro Goya de Barcelona, con motivo de la actuación del cantor Fernando Ríos Palacio, en el mismo sitio donde debutó en 1925 Carlos Gardel en la ciudad condal (muy lejos por supuesto de la brillantez del actor Luis Brandoni).

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