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Lavagna y un duro mensaje a la dirigencia política y el Gobierno: “Aplauden políticas que solo conducen a incumplimientos e impuestos asfixiantes”

ECONOMÍA 21/11/2021 Agencia de Noticias del Interior
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El ex ministro de Economía y Producción y dos veces candidato presidencial, Roberto Lavagna, consideró que “la dirigencia local vive en una obsolescencia cognitiva absoluta” donde “toda su discusión y atención gira en torno del equilibrio fiscal” cuando “lo más importante es la capacidad de invertir, crear empleo privado, desarrollar métodos y tecnologías; en otras palabra, el crecimiento”.

Lavagna señaló que “esa dirigencia no alcanza a ver que la relación correcta va del crecimiento al equilibrio, incluso al superávit fiscal, no a la inversa. Equivocarse en la relación causa-consecuencia es central para explicar la decadencia”, dijo.

El ex ministro hizo esas consideraciones en el prólogo de un próximo libro del economista Federico Poli, al que tuvo acceso Infobae, donde Lavagna asegura que la compilación de artículos del autor confirma que “buena parte de los problemas de hoy son producto de la repetición de actitudes y políticas que incorporan lagunas y errores del pasado”.

Lavagna apuntó que en el mundo “las crudas finanzas y el cortísimo plazo dominan por sobre múltiples aspectos, más estructurales, de la realidad económica social local y global. El ritmo y calidad del crecimiento, la participación en el ingreso, las mejoras en el acceso a oportunidades de progreso, el futuro medio ambiental, pesan menos que las reiteradas y variadas burbujas en torno a deudas soberanas, empresas tecnológicas, carteras sub-prime, alimentadas por motivos puramente financieros.

Señala, así, que “hubo más consenso para salir de la crisis financiera del 2008 que para enfrentar la pandemia del siglo. Hoy con la pandemia aun no dominada –adviertió– asusta la inflación en el mundo desarrollado con mucha más fuerza que cuando se atendieron necesidades emergentes de burbujas financieras. Es como si la humanidad se estuviera deshumanizando”.

El economista observó en el texto que esa “extraña dirigencia que ha transformado un tema importante, el equilibrio de las cuentas públicas, en un fetiche” según el cual “solo cuando alcancemos el equilibrio, podrá pensarse en el crecimiento y lo que de él deriva”, firma reiterados acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, cuya línea rectora es bajar el gasto, que luego, por efecto de la realidad, no cumplen. Eso sí –aclara–, no cualquier gasto: las partidas para el pago de intereses y de la deuda quedan “debajo de la línea” presupuestaria, excluidas de cualquier reducción.

“Por ese camino quedan solo las alternativas de cortar gasto en infraestructura económica y social –salarios y jubilaciones– y, como ello no es suficiente, subir los impuestos de todo tipo, con el consabido efecto destructivo, sobre todo para las empresas medianas y pequeñas, para las regiones del interior, en especial las menos pobladas y más distantes, y para la creatividad e impulso inversor de todos, grandes y chicos, que resultan ahogados”, dijo.

Lavagna destacó que los dirigentes “aplauden políticas que solo conducen a incumplimientos internacionales, a impuestos asfixiantes y a un gasto alto y mal dirigido, a crecimiento volátil, en el mejor de los casos, reptante por debajo del 3% anual. Baste apreciar –comentó– que sobre más de 20 acuerdos, más de las tres cuartas partes no fueron cumplidos. Los últimos dos llegados a buen término –apoyados en la realidad y no en la ideología- fueron los posteriores a la crisis de 2001, los de los años 2002 y 2005″.

El ex ministro lamentó que Argentina acarree “años de bajo o nulo crecimiento, de desigualdad lacerante y desconocida 40 años atrás” que la han convertido en “un caso casi único de evolución de un país que pasa del bienestar e igualdad relativos a la pobreza, al deterioro educativo, a una sociedad de excluidos, descartados diría el Papa Francisco”.

Lavagna consideró que “los últimos gobiernos que comprendieron que crear producción-empleo-productividad es la causa de la deseada consecuencia de alcanzar el equilibrio y calidad del gasto con menos impuestos, fueron los de 1958-1962 (Frondizi-Frigerio) y 2002-2006 (Duhalde y el Kirchner temprano)”.

Apreció como “particularmente interesante” el primero de esos casos porque, dijo, “jaqueado por intentos de golpes cívico militares (no menos de 30 chirinadas), debió entregar a los fiscalistas del ajuste, del pensamiento obsoleto, parte de la conducción económica mientras seguía adelante con los desarrollos en materia de petróleo y automotriz, que se concretaron rápidamente, y de otras industrias pesadas como acero, aluminio, papel, química, que maduraron unos 10 años más tarde, después de marchas y contramarchas”.

 

 

Con información de www.infobae.com

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