Juez quiere sentarse en la mesa grande de JxC y argumentos les sobran: Ganó por el 54%

El actual diputado y futuro senador de Juntos por el Cambio, Luis Juez, no quiere jugar más como un referente del interior de la exitosa alianza. No hay que confundir algunos tantos: una cosa es ser convocado por los productores televisivos y radiales de los medios más importantes de Buenos Aires; pero otra muy distinta es tener incidencia directa en la política general de la coalición opositora que obligará al Frente de Todos a gobernar con base a algunos consensos.
En términos de capital político y simbólico, ¿cuál sería la diferencia entre ocupar una banca en la Cámara baja o en la alta? Es la mesa chica del Frente Cívico opinaban que es un disparate pensar que se la vicepresidenta Cristina Fernández va a dar lugar al debate y a los contrapuntos con la oposición. El antikirchnerismo cordobés le levantó el aplazo a Juez porque supo conjugar un estilo directo de comunicación con el hartazgo social dominante. No alcanza con eso.
Juez sabe que un potencial duelo discursivo con Cristina no lo sentará en El Panal en el 2023, ni será suficiente para lograr los consensos titánicos dentro de JPC. Es previsible entonces que su objetivo sea colarse en la mesa nacional de la entente para no quedar eclipsado por sus aliados y, lo que es peor, sin poder meter la cuchara en el armado para dentro de dos años.
Juez quiere hacer valer su condición de candidato más votado en todo el país para ganarse un lugar en el círculo que integran el PRO, la UCR y la Coalición Cívica ARI, entre otros aliados como el peronista republicano Miguel Ángel Pichetto.
Los juecistas (en realidad Juez) miran con recelo el protagonismo del radical Mario Negri, a pesar de que le digan que es para Juntos por el Cambio lo mismo que el presidente Fernández para el G20. El entrerriano ya comenzó sus gestiones para continuar al frente del interbloque y, pese a haber sido derrotado en las PASO por el jefe de Frente Cívico y Rodrigo de Loredo, mantiene intacta su injerencia en la cocina central de Juntos por el Cambio. Juez quiere también esa vidriera.
Su mano derecha, Ernesto Martínez, será el responsable de hacer estas gestiones. En diciembre, volverá a ocupar la presidencia del Frente Cívico (un cambio de postas que es una marca registrada en el espacio) para ser la voz autorizada para esta intentona.
Es probable que la jefa del PRO, Patricia Bullrich, encuentre una aliada. La comandante amarilla lo imagina como su compañero de fórmula en una PASO presidencial por considerarlo en el ranking de los dirigentes que más miden en el país. En el juecismo corresponden a esas especulaciones con el genérico “Juez, 2023”, aunque no es un secreto que jugará todas sus fichas para lograr la candidatura a gobernador.
Por cierto, la idea de Juez de tener un lugar en la mesa nacional de JPC no es nueva sino que se recicla a la luz de los resultados electorales. Martínez ya había iniciado los contactos con otros referentes provinciales de todo el país para formar una confederación de partidos y reclamar espacio en la mesa nacional de JPC. Algunos de los consultados son Claudio Poggi, en San Luis; Roberto Basualdo, en San Juan; Juan Carlos Romero, en Salta; y Pedro Braillard, en Corrientes.

¿Por casa?

La prioridad de los aliados locales debería ser la institucionalización de Juntos por el Cambio en Córdoba. Desde su creación, para la elección municipal de Marcos Juárez en 2014 hasta la fecha, funcionan como una coalición electoral que no ha logrado articularse en los ámbitos de poder donde funcionan. Por ejemplo, municipios o ámbitos legislativos como concejos deliberantes o en la misma Legislatura provincial.
Formar la mesa provincial de la coalición fue una promesa de los candidatos, en el marco de los permanentes llamados a la unidad. Hasta el momento, volvió a reactivarse el chat de los presidentes de las fuerzas que componen la alianza en Córdoba pero no existe dirigente que crea seriamente que se logrará la articulación, a pesar de que nadie duda de que suman juntos y las chances se licuan con proyectos separados.
La unidad es el camino, de eso no hay dudas, aunque ya se discute informalmente las posibles herramientas para ordenar las próximas candidaturas. La ausencia de una PASO provincial deja a la interna abierta como una herramienta de difícil concreción pero posible. De todas maneras el gran desafío será garantizar adentro a los que queden afuera de las boletas.

Fuente: Diario Alfil. Nota de Yanina Passero