Intendentes ya lanzan a Llaryora

El peronismo del gobernador Juan Schiaretti buscar dar vuelta rápidamente la página electoral del domingo para que la indigestión política que supuso perder la tercera banca en Diputados y quedar casi 30 puntos detrás de Juntos por Cambio pase pronto.

Si bien para el oficialismo provincial estas son horas de reflexión, análisis y hasta de una mirada introspectiva que explique la derrota más allá de los argumentos de la polarización nacional, la realidad es que muchos dirigentes querían que los comicios pasaran para poder enfocarse de lleno en lo que se viene.

Resulta que mantener la unidad y llegar cohesionados al 2023 ya no es un desafío exclusivo de los socios de la alianza opositora. El peronismo cordobés se enfrentará a un proceso interno atípico que deberá resolver con altura para no rematar el poder provincial y municipal dentro de dos años.

 
No era una referencia alegórica cuando desde estas páginas se avisaba que inmediatamente después de las elecciones de medio término en el peronismo arrancaría la carrera de posicionamientos rumbo a la sucesión. Es real y palpable ya.

Con mayor sigilo algunos y más jugados otros, los peronistas comienzan a hacer sus apuestas para el 2023. Por ahora, lo que se abre es una fase de aproximaciones, ensayos políticos y sondeos; el juego de alineamientos internos comenzó.

Y si bien el actual intendente de Capital, Martín Llaryora, asoma como favorito en la línea sucesoria del gobernador Juan Schiaretti, hay otros anotados dispuestos a batallar por un lugar protagónico en el proceso de recambio.

Lo cierto es que apenas horas después de conocerse el magro 25 por ciento que cosechó la lista de Hacemos por Córdoba, comenzaron a escucharse las primeras voces de adhesión pública al proyecto aún no blanqueado por el protagonista, “Llaryora gobernador”.

Fue su propio coterráneo, el actual intendente de San Francisco, Ignacio García Aresca, quien la misma noche del domingo 14 al confirmarse su banca como diputado junto a Natalia de la Sota, lanzó a su “hermano de la vida” para el ´23.

“Vamos a trabajar para que en el 2023 Martín (Llaryora) tenga la posibilidad de ser gobernador de Córdoba”, dijo en su discurso desde la sede local del PJ, para que no queden dudas de qué lado se parará en la reconfiguración del peronismo cordobés.

A esas expresiones, se le sumaron la de otro intendente del sur provincial que el mismo domingo también hizo público su encolumnamiento detrás de la figura del titular del Palacio 6 de Julio.

Desde Canals, departamento Unión, Edgar Bruno, apuntó: “ya comienzo a trabajar para Martín Llaryora, gobernador de Córdoba”.

Aunque apresurado y prematuro para algunos, por ahora, la proyección de Llaryora al escenario provincial se manejará así, en el plano de los buenos deseos de quienes lo ven (por conveniencia o convicción) como el futuro líder del peronismo.

Lejos está el intendente del distrito más complejo de la provincia de blanquear esas pretensiones y trabajar abiertamente en ello en este momento.

Al jefe comunal le quedan por delante dos sinuosos años de gestión que deberá sobrellevar sin sobresaltos. En sus propias palabras “no hay mejor campaña que una buena gestión”, Llaryora asume que no será posible pensar en dar el salto provincial si no aprueba antes el examen en la ciudad.

Por otro lado, dentro del oficialismo municipal conviven hoy varias líneas internas del peronismo que, por ahora, responden orgánicamente al Ejecutivo, pero porque hay acuerdo a nivel de cúpulas. Alejandra Vigo juega su parte en Capital; al igual que el viceintendente Daniel Passerini o la propia Natalia de la Sota.

El tiempo dirá cómo se acomodan las piezas. Mientras tanto los pases de factura internos por los magros 22 puntos obtenidos en la ciudad, están a la orden del día.

Fuente: Diario Alfil