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Crece la amenaza del dólar blue y el Gobierno se queda sin tiempo para estabilizar el mercado cambiario

ECONOMÍA 24/10/2021 Carlos Arbía*
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Cuando se analiza la suba del dólar en las últimas dos semanas y qué podría pasar de aquí hasta las elecciones podríamos utilizar una frase de los pronosticadores meteorológicos. "Lluvioso y con perspectivas de tormenta eléctrica en las próximas horas".

A la hora de analizar lo que ocurre en el mercado cambiario una de las probables explicaciones se relaciona con la política. De acuerdo con la opinión de varios encuestadores, la candidata del Frente De Todos (FDT) en la provincia de Buenos Aires Victoria Tolosa Paz se habría comenzado a recuperar. A eso hay que sumarle el trabajo de integración realizado con varios gobernadores peronistas del Jefe de Gabinete Juan Manzur.

"Si las elecciones fueran hoy habría un empate técnico en PBU entre ella y el candidato de Juntos Diego Santilli", comenta a iProfesional un encuestador muy consultado en los últimos días.

La noticia positiva para el mercado financiero que en la post PASO haya crecido la chance de un cambio de gobierno en la presidencial 2023, queda por ahora sepultada debajo de la incertidumbre política y económica coyuntural.

Esta situación se ha reflejado en las cotizaciones de los dólares alternativos con un dólar Senebi que llego a los 200 pesos y el dólar paralelo que acaba de igualar el récord nominal histórico del 2020. Esta semana no han dejado de subir en particular por el temor de que el oficialismo se recupere luego de la derrota del 12 de septiembre y se caigan las expectativas de un cambio de gobierno en las elecciones de 2023. Esto es pensar en el largo plazo y en Argentina es difícil.

Un reciente estudio de la consultora MS explica que "la Argentina empezó a jugar un partido a tres tiempos: el cortísimo plazo hasta la elección general; el mediano plazo que va desde la elección hasta la salida del verano allá por marzo próximo; el largo plazo, los aproximadamente 500 días que irán desde abril 2022 hasta las PASO 2023".

El cortísimo plazo está principalmente ligado a la tensión cambiaria. A esto hay que sumarle el desafío del ministro de Hacienda Martin Guzmán de tratar de renovar casi un billón de deuda en pesos entre octubre y diciembre próximo y del presidente del BCRA, Miguel Pesce, para manejar la emisión monetaria.

Esto se podría explicar de la siguiente forma. Hasta las PASO 2023 habrá una larga caminata en una especie de desierto donde sobra arena, los pesos que emite el BCRA y faltará el agua, que son los dólares de las reservas del BCRA. Con respecto a la cantidad de pesos, se observa que el Gobierno continúa acelerando la emisión monetaria y desde la derrota electoral en las PASO de septiembre ya imprimió más de $100.000 millones.

En ese marco y por primera vez ya circulan más billetes de $1.000 que de $500, algo que da cuenta de la fuerte inflación que registra el país y por la cual cada vez se necesitan más pesos para adquirir bienes y servicios. De esta manera, casi un 40 % de los billetes de $1.000 fueron puestos en circulación en el último año y representan cerca del 18% del total.

Cuando se pusieron en circulación los billetes de $1.000 en diciembre de 2017, cada uno equivalía a unos USD 55 dólares al tipo de cambio libre que cotizaba en torno a los $18. En la actualidad equivalen a unos USD 5,15 a precio del dólar informal que cerró este viernes de 193,50 pesos.

El centro de la tensión es el nivel de reservas netas del BCRA como lo fue aquel 20 de octubre del año pasado, cuando el ministro Martin Guzmán comenzó a aplicar una serie de restricciones cambiarias que al parecer no han sido exitosas. Solo sirvieron para evitar una mayor suba del dólar que en ese entonces llegó a los 195 pesos, cifra que acaba de ser igualada.

Un 2022 con menos dólares

Lo preocupante es que hay varios elementos que sirvieron para acumular reservas que no estarán presente el año que viene:

* El salto exportador en un año más grande de la historia, ya que pasarán de unos u$s55.000 millones en 2020 a alrededor de u$s75.000 millones este año.

* La mayor emisión de DEGS del FMI de la historia donde el Gobierno recibió el equivalente a unos 4.300 millones de dólares.

* Un súpercepo a la demanda de dólares de personas y empresas.

* El desplome de la demanda de dólares para turismo al exterior por la pandemia.

* No hubo pagos de bonos en dólares por la reestructuración.

Con respecto a la situación de las reservas internacionales si bien han aumentado con respecto al año pasado siguen abiertas tres canillas de salida: las ventas de dólares en el mercado oficial porque la demanda es mayor a la oferta del sector privado, las ventas en el CCL para que la brecha no suba más, los reducidos pagos de deuda externa.

El BCRA está interviniendo en el mercado o pagando deuda externa con dólares que son de los bancos y están respaldando depósitos privados en dólares.

Para entender el problema:

1. El BCRA emite hoy mensualmente en promedio unos $150.000 millones para financiar el déficit fiscal primario del Tesoro y otros $ 150.000 millones para pagar los intereses de su propia deuda en LELIQ con los bancos. Son unos $ 300.000 millones mensuales de emisión monetaria bruta.

2. El BCRA tiene que tratar de esterilizar parte de estos pesos (con más LELIQ) y que no quede todo en la calle presionando la brecha y los precios (además de mover algo el consumo).

3. Con estos niveles tan altos de déficit fiscal primario del Tesoro y de déficit cuasi fiscal del BCRA y su parcial monetización hay una macro está condenada a tener una tasa de inflación del 50% anual con riesgo latente de seguir subiendo.

El Gobierno deberá pelear con un desequilibrio fiscal monetario y bancario que provoca el exceso de pesos, la falta de dólares, el riesgo latente de las LELIQ y una inflación muy alta más allá de los controles o congelamientos de precios que se intenten. En ese aspecto hay que señalar que los más de 1.400 productos que se quieren congelar sus precios hasta enero de 2023 solo representan un 0,5 por ciento dentro de los 300.000 productos que releva el INDEC.

La presión tributaria también fue escalando, pero corre por detrás: el déficit primario es muy alto y a la larga lo termina financiando el BCRA. Hay un nivel de gasto primario del sector público nacional que hace tope cerca de 25 puntos del PBI y hace crujir el financiamiento del gobierno y la macro en general. Este nivel de gasto termina generando una crisis de financiamiento y una aceleración de la inflación. La licuación inflacionaria del gasto posterior es un fenómeno transitorio, imposible de sostener en el tiempo.

El financiamiento inflacionario del déficit fiscal va en ascenso con el paso del tiempo. También es de raíz estructural y está para quedarse la inestabilidad macro del sector externo, la insuficiencia de dólares para financiar la demanda privada y los pagos de deuda externa del gobierno.

En cuando a tiempos hay que analizar el mediano plazo. Es el que irá desde después de las elecciones de noviembre hasta fines de marzo de 2022. Este estará relacionado con el resultado de las elecciones y con la renegociación con el FMI.

Hay tres fechas la "política" del 15 de noviembre y las financieras del 22 de diciembre y del 22 de marzo de 2022 cuando vencen dos pagos con el FMI. En este caso hay que destacar que en el Gobierno no está claro si se van a pagar o no sin un acuerdo cerrado con el organismo. El único y modesto objetivo tanto del FMI es evitar en atrasos.

En el largo plazo los aproximadamente 500 días que irán desde abril 2022 hasta las PASO 2023 estará presente la necesidad de contar con un acuerdo con el FMI, reducir el déficit fiscal para frenar la abultada emisión monetaria, un superávit comercial de cinco dígitos anuales para abastecer la demanda privada de dólares y los pagos de deuda externa pública sin devaluar bruscamente ni caer en recesión pero para eso falta mucho por recorrer todavía en tiempo lluviosos y con peligro de tormentas eléctricas.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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