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El "dólar colchón" no es tan buen negocio: así perdió poder de compra quien no invirtió esos billetes

ECONOMÍA 18/07/2021 Mariano Jaimovich*
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La debilidad que tienen los argentinos por la compra de dólares, como forma de huir del peso y resguardar sus ahorros, es histórica. De hecho, el establecimiento del actual cepo cambiario por parte del oficialismo es un reflejo de ello. Pero poco se habla que, como inversión, puede ser una "pésima" decisión.

Esto se debe a que el dólar, a nivel internacional, es una moneda que también está sujeta a la inflación de Estados Unidos y, por lo tanto, pierde poder de compra a lo largo del tiempo con el incremento de los precios.

En concreto, en los últimos 10 años la divisa norteamericana perdió alrededor de 20% de su valor, según datos que Juan Pablo Albornoz, analista Económico de Ecolatina, brindó a iProfesional.

Si bien esta suba de precios acumulada en una década, en su país de origen, fue amplia, sigue siendo "muy acotada" si se la compara con el 1.800% de inflación que sufre Argentina en el mismo período.  

Más allá de esta amplia diferencia, lo cierto es que el poder de compra que tiene hoy un dólar es mucho más bajo que hace 10 años atrás. Para colmo, los niveles de inflación en Estados Unidos son muy alarmantes en el último tiempo, donde en todo 2021 podría llegar a ser del 5%, e incrementan esta tendencia.

A pesar de ello, nadie duda en Argentina que estar posicionados en dólares es mejor "negocio" que quedarse en pesos.

"El dólar billete es, sin duda, el instrumento de ahorro o, mejor dicho, de resguardo de valor de los argentinos, que estamos acostumbrados a una economía históricamente inflacionaria y sucesivas crisis macroeconómicas", afirma Albornoz.

En concreto, según los datos que aporta, dejando de lado los "traumáticos" eventos hiperinflacionarios producidos del 1989 a 1991 y la crisis del 2001-2002, "en las últimas 7 décadas, sólo en la Convertibilidad un plazo fijo tradicional, que es un instrumento de ahorro que sería central en una economía ´normal´, logró ganarle al billete estadounidense, por cuestiones obvias".

Y ni que hablar si se lo compara contra la inflación: "El rendimiento efectivo promedio anual de los plazos fijos, viene ininterrumpidamente por debajo de los precios desde el 2004", resume Albornoz.

De allí se explica por qué el dólar es un resguardo para los ahorristas y una buena forma de cubrirse ante la inflación argentina y la pérdida de valor del peso.

"Incluso, más allá de la cobertura inflacionaria-cambiaria, tener cierto porcentaje de cash en nuestras carteras es ideal para aprovechar oportunidades de inversión. Sin embargo, la aceleración mundial inflacionaria reciente nos obliga a no tener los dólares quietos", advierte este economista a iProfesional.

En 10 años: 20% menos de poder de compra

Poniéndolo en números: este experto alerta que una persona que 10 años atrás compró u$s10.000, los guardó en el colchón durante toda la década y se decide por ponerlos a trabajar, "en términos reales ahora tendría en promedio u$s8.000. Es decir, se va a encontrar con que el poder de compra real de sus ahorros cayó, de mínima, un 20%", calcula Albornoz.

Esta cifra es la inflación acumulada (oficial y general) de la década, según las estadísticas publicadas en Estados Unidos por los organismos oficiales.

"Ni que hablar si los tenía a esos billetes declarados y parados en una cuenta del exterior, tributando impuesto a bienes personales anualmente y expuesto a los costos del mantenimiento bancario. Sin duda, una mala decisión", subraya este economista.

Inflación mundial acelerada

En esta tónica, el hecho que está preocupando a varios analistas es la aceleración inflacionaria reciente. De hecho, se acaba de difundir que en junio el incremento de precios al consumidor (IPC) norteamericano fue de 0,9% en todo ese mes, casi el doble de lo previsto por el mercado.

Y la inflación interanual se ubica en torno al 5,4% en Estados Unidos, y es la cuarta más alta desde junio del 2008.

"El índice de precios al consumidor en EE.UU. aumentó 0,9% en junio, tanto en su versión general como en el indicador núcleo, que omite los precios -más volátiles- de energía y alimentos. Es la mayor inflación mensual desde junio del 2008, en el contexto de una desvalorización muy fuerte del dólar", detalla Juan José Llach, profesor emérito del IAE Business School, donde destaca una "riesgosa" aceleración inflacionaria en Estados Unidos.

No obstante, acota Albornoz, que "la baja base de comparación del 2020 puede ensuciar un poco el dato. En esta línea, la FED (el Banco Central de Estados Unidos) ve a la inflación como un fenómeno más transitorio que permanente. Algo de eso se ve en la inflación breakeven implícita de los Bonos del Tesoro (treasuries), con la de 5 años, que tocó el nivel más alto de la última década (2,65% promedio mayo) y mayor a la de 10 años (ronda el 2,3%)".

Es decir, sostiene este economista que es un indicio de que "el mercado descuenta una inflación de largo plazo acorde al target de la FED, pero mayor en el corto y mediano plazo".

Sin embargo, al observar la inflación de los últimos tres meses versus la inflación de iguales períodos de los años previos, "la actual suba sigue siendo la más alta desde el 1982".

Y peor aún, de acuerdo a datos de este economista, el 2021 tuvo el peor arranque en materia de precios de los últimos 40 años (4,3% acumulada a junio), sólo superado por el que hubo en 1981, cuando la inflación acumuló un 5% en la primera mitad del año.

"Incluso, una lectura apresurada de los datos oficiales que tenemos de Estados Unidos puede ser engañosa por un tecnicismo estadístico: de forma comparativa, en el relevamiento de precios que realiza el INDEC de ellos, si un bien antes relevado modifica mínimamente su composición, no es reemplazado por otro análogo, sino que se lo elimina", aclara Albornoz.

Y finaliza su idea: "Esto reduce significativamente la medición de la inflación, algo que cualquier persona que viajó 10 años atrás a Estados Unidos y vuelve a ir ahora lo verifica fácilmente cuando, por ejemplo, sale a cenar o a comprar comida. Por lo cual, muy probablemente, la pérdida de valor sea mayor".

Dólar: cómo evitar su pérdida de valor

En base a esta situación, muchos ahorristas argentinos conservadores prefieren quedarse en billetes verdes y "asumir" esta pérdida colateral de valor internacional que sufre el dólar, por la elevada inflación en Estados Unidos, como forma de esquivar el disparatado desgaste de valor que sufre el peso de forma constante.

De hecho, los economistas estiman que en todo el 2021 los precios subirán en Argentina más del 50%. Una cifra que ni siquiera se puede comparar con un nivel inferior al 5% anual, que puede llegar a proyectarse en EE.UU. como dato más alarmante.

Ahora bien, para aquellos ahorristas que estén alarmados por estos datos y quieran moverse una inversión rentable, Albornoz recomienda algunas alternativas.

"Para inversores conservadores, con un horizonte de inversión de largo plazo, el oro históricamente es una buena inversión. Y como cualquier commodity, está fuertemente asociada a los períodos de expansión monetaria, como el que estamos viendo actualmente en Estados Unidos. Basta con ver un chart de la evolución de las últimas dos décadas del precio del metal, algo que está claramente correlacionado con los QE de la FED", afirma.

A la vez, sostiene que el ladrillo también es un "histórico salvavidas" para los ahorros argentinos aunque, a diferencia de las inversiones financieras, está expuesto a gastos mantenimiento, reparaciones, entre otras erogaciones extras que afectan la rentabilidad.

"No deja de ser una inversión interesante igualmente, más en un momento de sobreoferta como el actual en el mercado local", aclara Albornoz.

En tanto, para un horizonte de inversión de mediano plazo y perfiles moderadamente adversos al riesgo, recomienda que son "muy atractivas" las Obligaciones Negociables (ONs) locales en dólares, de empresas que tengan un perfil exportador y baja exposición al riesgo argentino, más allá del propio de mercado.

Las mismas tienen una tasa de retorno de la inversión (TIRs) que hoy van del 6% al 9% anuales, muy por encima del 3,5% promedio que vienen rindiendo los bonos corporativos Baa según el índice de Moody’s.

"El mayor riesgo de corto plazo para estar inversiones es una repetición de la Comunicación A 7106 del Banco Central, que les obligue a estas empresas a reestructurar sus deudas por la débil posición de reservas netas de la autoridad monetaria", finaliza Albornoz a iProfesional.-

 

 

* Para www.iprofesional.com

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