Rosario: masiva marcha para respaldar al joven que mató a dos motochorros

A pesar de la fuerte lluvia, una multitudinaria marcha se realizó este sábado al mediodía en el barrio de Fisherton, en el oeste de Rosario, donde miles de vecinos reclamaron a la justicia que deje en libertad a Diego C., un joven de 25 años que fue detenido el jueves pasado tras embestir y matar a dos ladrones que le robaron 2000 dólares.

La intensa lluvia modificó los planes de la convocatoria para reclamar que Diego C. sea liberado. A un grupo de unas 500 personas no le importó mojarse, pero el resto de los vecinos que se plegaron a la protesta lo hicieron dentro de sus autos. El punto de reunión fue Wilde y Eva Perón, donde se encuentra uno de los ingresos al Jockey Club. La fila de vehículos se extendía por más de 30 cuadras y llegaba hasta las inmediaciones del arroyo Ludueña, que a esa altura atraviesa el Rosario Golf Club.

   
“Lo que vinimos a reclamar es que dejen libre a este joven que fue víctima de la inseguridad de esta ciudad”, planteó Gloria Benítez, que vive hace 32 años en el barrio residencial de Fisherton, ubicado en el oeste de Rosario, que se originó a fines del siglo XIX cuando se fueron a vivir a esa zona los directivos del Ferrocarril Central Argentino. Esta mujer alzaba un cartel, mojado por la lluvia, que decía: “Libertad a Diego”. Como ella había centenares de vecinos que en auto o a pie bajo la lluvia reclamaban la misma consigna.

Este domingo se llevará adelante en el Centro de Justicia Penal de Rosario la audiencia imputativa en la que se definirá en futuro judicial del conductor de la camioneta que mató a dos ladrones. Por eso, los vecinos se autoconvocan para concentrarse también mañana frente al edificio judicial donde se llevará adelante la audiencia.
El episodio que terminó con dos ladrones muertos se inició el jueves cerca de las 17.30, cuando Diego C. fue en su camioneta Chevrolet S10 a retirar 2000 dólares de una financiera del centro de Rosario. Luego de realizar la transacción se dirigió hasta la casa de su padre en Amuchástegui al 600, en Fisherton.

Cuando el joven llegó a la casa de su padre, que es un empresario metalúrgico, dos hombres en una moto lo interceptaron cuando él estaba dentro de la camioneta. Le rompieron el vidrio del vehículo con la culata de una pistola, según relató el abogado defensor Pablo Rajmil, y le apuntaron a la cabeza. “Dame la plata”, le gritó uno de los asaltantes y realizó –según señalaron familiares a LA NACION- tres disparos al aire para intimidarlo.

     
El conductor de la Chevrolet S10 le entregó el dinero inmediatamente. Y el ladrón arrojó el arma, según el abogado. Se sospecha que porque podría haber tenido un desperfecto. Es en ese momento cuando Diego C. inició una persecución de los dos asaltantes que huían en una Honda Titán.

A unas seis cuadras de donde se había producido el robo, el conductor de la S10 embistió a los ladrones. Uno murió en el acto, al quedar bajo las ruedas del vehículo. Y el otro asaltante quedó gravemente herido, tirado en la vereda. La policía secuestró en ese lugar una segunda arma, según fuentes cercanas a la familia. Ese motochorro falleció poco después en el hospital.

Minutos después de que se produjera este violento desenlace los familiares de los dos asaltantes fueron hasta la casa del padre de Diego C., donde se produjo el robo, a increpar y amenazar a los allegados al joven que provocó la muerte de los dos presuntos delincuentes. Rajmil admitió que el entorno cercano del joven “está muy preocupado y afligido por lo que sucedió y tiene temor a posibles represalias”. Familiares de Diego C. pidieron a la justicia que se garantice su seguridad ante la posible venganza de parte de los familiares de los asaltantes muertos.

Este domingo, cuando se desarrolle la audiencia imputativa, el fiscal Patricio Saldutti lo acusará de homicidio, pero en ese trámite se definirán las calificaciones que van a moldear cómo avanzará este caso, que amenaza convertirse en un episodio de alto impacto social.

Fuente: La Nacion