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Control a empresas y cláusulas gatillo: mas poder a gremios para sostener el acuerdo de precios

El equipo económico se recostará sobre el sindicalismo tras el desaire de los grandes industriales de la semana pasada.

POLÍTICA 17/02/2021 Mariano Martín*
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La ausencia de grandes empresarios como Paolo Rocca y Luis Pagani a la mesa patronal del acuerdo de precios y salarios encendió las alarmas en el Gobierno y convenció a los funcionarios de la necesidad de empoderar a los gremios para salvaguardar la iniciativa. La estrategia, confiaron en el Gabinete económico, pasará por alentar a los sindicalistas a señalar desvíos en los eslabones de una cadena productiva que pudiesen atentar contra el sostén de los precios al consumidor. El pacto tripartito, presentado con suerte dispar el miércoles y jueves pasados, continuará esta semana con la instalación de las primeras mesas de negociación sectoriales.

Para la administración de Alberto Fernández la alianza con la CGT, el sector rival que orienta Hugo Moyano, y las dos versiones de la CTA será clave para darle viabilidad a una instancia que nació signada por la desconfianza del gran capital. Es que si bien hubo excusas de todo tipo sobre los faltazos el jueves en el Museo del Bicentenario de la Rosada, para los funcionarios el envío de segundas líneas fue una señal inequívoca de que el gran empresariado no se embarcará en un pacto de largo aliento hasta no contar con las garantías de estabilidad macroeconómica que prometió el ministro Martín Guzmán y, eventualmente, la presencia del propio jefe de Estado en la mesa de negociaciones.

La respuesta oficial a las ausencias se divide en dos planos: el público, con funcionarios como Guzmán y su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que las minimizaron y se mostraron optimistas por la continuidad del plan, y el silencioso que incluirá aleccionar a los gremialistas. No se trata de pedirles el abordaje de un control abierto de precios, como el que ofrecieron algunas organizaciones sociales al Gobierno, sino del monitoreo riguroso de los procesos de producción para la detección de posibles desajustes o maniobras injustificadas de subas de precios.

El último antecedente similar en un gobierno peronista, aunque de carácter endogámico en la propia cadena productiva, se produjo durante la presidencia de Cristina de Kirchner cuando Guillermo Moreno, entonces secretario de Comercio Interior, alentaba a los empresarios a delatar a los pares que descubrieran responsables de subas no pautadas en sus valores. En este caso la apuesta es más diplomática y cifrada en la relación que construye el Frente de Todos con las distintas expresiones del movimiento obrero. En el Gabinete suelen mencionar el caso del sindicato de mecánicos, Smata, de Ricardo Pignanelli, como ejemplo de colaboración con los funcionarios en la detección de complicaciones entre las terminales automotrices y sus proveedores.

Más allá del sello peronista a los gremios los animan otras razones para darle un aval pleno al Gobierno en la iniciativa: además de asegurarles que este año las paritarias se impondrán a la inflación (siempre el 29% referenciado en el Presupuesto 2021) por un rango de entre tres y cuatro puntos y de anunciar un proyecto de ley para eximir del pago del impuesto a las Ganancias a los salarios superiores a 150 mil pesos en bruto, en el Ejecutivo ya les avisaron que las negociaciones de sueldos podrán contener cláusulas gatillo (seguramente con otra denominación) de actualización automática en caso de verse superados los valores pactados por la evolución del costo de vida.

No habrá un anuncio al respecto porque implicaría aceptar una virtual indexación de la economía pero en el equipo económico dijeron que el modelo de las paritarias de este año será el implementado por la Asociación Bancaria, el primer gremio en cerrar su acuerdo para todo 2021 y bajo los parámetros que pedía el Gobierno: el aumento será de 29%, igual que la inflación presupuestada, con dos revisiones. La historia reciente demostró que en todas las paritarias de los últimos años el gremio que encabeza Sergio Palazzo logró alinear salarios con inflación. El año pasado lo hizo con subas extra que adicionaba cada dos meses al salario de base de su actividad e incluso en el acuerdo que firmó la semana pasada incorporó el 2,1% restante que le permitió cerrar 2020 en 36,1% de ajuste, empatado con la inflación.

El equipo económico tiene previsto lanzar esta semana al menos seis mesas de trabajo sectoriales para plasmar acuerdos de largo plazo entre gremialistas y empresarios. Las más importantes de ellas serán la de “alimentos” por su incidencia determinante en la canasta básica, y la de “insumos de uso difundido” como se denomina a los sectores productivos proveedores de otras industrias y de la construcción, con grandes factorías de aceros, hierros, plásticos o petroquímicos. Las otras cuatro instancias de diálogo serán más puntuales: “medicamentos”, “textil e indumentaria”, “automotriz” y “electrónica”.

 

 

* Para www.ambito.com

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