RIVER SE FLOREÓ ANTE DEFENSORES DE PRONUNCIAMIENTO

La Copa Argentina y sus curiosidades, en esta oportunidad, no dejaron ni el más mínimo resquicio para ningún batacazo.

La lógica fue más fuerte y los pronósticos previos no fallaron. River le ganó cómodamente a Defensores de Pronunciamiento (4-0) y se clasificó a los 16 avos del campeonato más federal de nuestro país. Los goles del equipo de Marcelo Gallardo, obras de Matías Suárez, Julián Alvarez, Fabrizio Angileri y Federico Girotti, coronaron una actuación que reflejó claramente la diferencia de categoría en todos sus aspectos. No hubo dudas, tampoco sorpresas. El glamour pudo más que la humildad.  

 El orden de los factores no altera el producto. Por qué lo haría si la matemática es una ciencia exacta. Al margen de los caminos que se tomen para encontrarlo, el resultado siempre será el mismo. No existen soluciones alternativas para ninguna ecuación. En la Copa Argentina suelen darse sorpresas. Claro que sí. Los partidos hay que jugarlos y los antecedentes demostraron que los cálculos previos pueden fallar. Sin embargo, cuando empieza a rodar la pelota, a veces no es necesario esperar al final del partido para imaginar que nada evitará que dos más dos sigan siendo cuatro.

En cancha de Banfield se notó de entrada que para Defensores de Pronunciamiento sería prácticamente una proeza llevarse algo del choque contra River. Fue David contra Goliat, créanos, porque la brecha se notó no solamente en la jerarquía individual. También se vio en la velocidad y en lo psicológico. Tácticamente Marcelo Gallardo no tuvo contemplaciones tampoco.

Posicionó a su equipo buscando que no quedara ni un sólo centímetro del ancho del campo sin explotar. Esto, claro, aparte de permitirle al Millonario capitalizar las trepadas de Casco y Angileri, propuso un duelo físico que, por un tema de preparación, de vitaminas y de intensidad de entrenamiento, Depro afrontó con menos armas.

De hecho, el primer grito de la noche, obra de Matías Suárez, se dio tras una sucesión de toques que nació en los pies de Casco y contó con una exquisita descarga de Julián Alvarez. Todo fue de River, pero de no ser por Mariano Rossetti, el línea 1 que levantó mal su bandera, los de Pronunciamiento hubiesen conseguido el transitorio empate. Pelota parada, la defensa de River diez metros fuera del área, y certero cabezazo de Alves rompiendo el orsai. Todo lícito, pero... cuando el pobre lava, llueve. Para colmo, momentos más tarde Julián Alvarez puso el 2 a 0 y mentalmente River ya empezó sentirse invencible, favorecido también, desde luego, por el grosero yerro del árbitro asistente.

En el segundo tiempo, una corrida de Robles provocó el primer revolcón de Armani, pero otra vez la lógica dijo presente: desborde de Beltrán (había reemplazado a Matías Suárez) y excelente volea de Angileri para el 3 a 0. Luego Girotti colocó el cuarto. Lógica pura. Nada de batacazos.

Fuente: Depo.com.ar